Virginia de Morata, Ángela Chica y Juan Antonio Hidalgo. Daniel Pérez / Teatro Echegaray

'La vengadora de las mujeres': Cuando el teatro hace justicia

Una enorme Ángela Chica da voz a las víctimas de agresiones sexuales de todos los tiempos en el juicio al patriarcado que escenifica la nueva producción de Factoría Echegaray

Miércoles, 3 de marzo 2021, 00:38

No es una moda de ahora, no es un hecho aislado y no se trata de simples perturbados. Existe una «necesidad histórica» de agredir sexualmente ... a las mujeres, una pulsión que está en una sociedad que a lo largo de los siglos ha alentado y justificado comportamientos abusivos del hombre hacia la mujer. Los han sufrido desde Isabel, la hija de 'El alcalde de Zalamea' que firmó Calderón de la Barca en el Siglo de Oro, hasta la joven del botellón. El teatro les da ahora la voz que tantas veces se les ha negado en 'La vengadora de las mujeres', la nueva producción de Factoría Echegaray que este martes reabrió el escenario municipal tras tres semanas de cierre por las restricciones para contener el avance de la Covid.

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José Carlos Cuevas dirige, con Lorena Roncero como ayudante de dirección, un texto de Elena M. Sánchez que sienta al machismo en el banquillo de los acusados en una obra contemporánea escrita íntegramente en verso. De un lado, el jurado popular: los espectadores. Del otro, las víctimas de ayer y de hoy. Una enorme Ángela Chica les da cuerpo a todas ellas pasando con total naturalidad, con apenas pequeños cambios de vestuario, de la Laurencia acosada en el 'Fuenteovejuna' de Lope de Vega a la mujer que violan en un portal al volver sola a casa de madrugada. Chica no se limita a hacer una interpretación magistral del libreto, sino que de repente sorprende cantando una copla con una voz dulce y una entonación perfecta.

Ángela Chica, en un momento de la función. Daniel Pérez / Teatro Echegaray

'Callejuela sin salida' («Y en mi calle sin salía, ya no puedo caminá, ni de noche, ni de día, ni p'alante, ni p'atrá»), 'Y sin embargo te quiero' («Eres mi vida y mi muerte, te lo juro compañero. No debía de quererte, no debía de quererte. Y sin embargo, te quiero») y 'Limosna de amores' («Ay, ¿no te da pena que llore, Dolores? ¿No te da pena de mí? Ay, dame limosna de amores. Dámela tú, mi Dolores. Porque me voy a morir») suenan para corroborar el argumento principal de la obra: la violencia hacia las mujeres es una lacra estructural presente con normalidad en muchos aspectos de la vida desde hace siglos. Y por eso mismo el decorado se compone de pinturas y esculturas de diferentes escuelas en las que se evidencia la posición de dominio del hombre.

'La vengadora de las mujeres', título tomado del libro homónimo de Lope que da pie a la obra, es aquí Virginia de Morata, espléndida en el papel de la fiscal que lleva a juicio al patriarcado. Juan Antonio Hidalgo es su abogado defensor, el papel menos agradecido por lo difícil que resulta empatizar con él, pero que Hidalgo borda con sus sobradas tablas.

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Un teatro-documento en verso –con pasajes de las obras clásicas y de actas judiciales actuales– que retrata los sentimientos comunes de las mujeres abusadas de todos los tiempos (miedo, vergüenza y culpa), que reproduce los mantras del machismo (iba sola, llevaba una falda muy corta, fue demasiado amable) y que abre el debate sobre la necesidad de afinar las leyes para que no haga falta intimidación y violencia para que el abuso sea considerado agresión sexual. El teatro hace justicia en el Echegaray hasta el 13 de marzo.

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