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Son obras de arte trabajadas, cuidadas y delicadas. Piezas en las que el artista se recreó en la técnica, en el color y en el diseño. Como siempre hacían, pero esta vez sobre papel. El dibujo se independizó de las herramientas artísticas para adquirir categoría propia en los primeros años del siglo XX coincidiendo con la ruptura de las vanguardias. Picasso, Miró, Dalí, Juan Gris, Maruja Mallo, Matisse y muchos otros plasmaron sin complejos su creatividad en dibujos, que ya no eran meros apuntes o bocetos, sino creaciones en sí mismas. Casi una treintena de ellas se exhiben ahora en 'Vanguardia dibujada', una pequeña pero potente exposición en la Sala Noble del Museo Carmen Thyssen.
En un mismo espacio se concentra la «efervescencia» artística de 30 años clave en la historia (1910-1945) con grandes maestros de la pintura y los movimientos que representaron. El cubismo de Picasso, Archipenko y Albert Gleizes; el dadaísmo de Francis Picabia; el constructivismo de Joaquín Torres-García; el expresionismo de George Grosz; el surrealismo de Dalí, Miró y Maruja Mallo; el vibracionismo de Rafael Barradas; la Bauhaus de Lyonel Feininger… Todos conviven en la Sala Noble «casi como convivieron en ese momento», expresa la directora artística del museo, Lourdes Moreno.
Son un total de 27 obras, 27 «joyas» que la Fundación Mapfre ha ido atesorando desde los noventa y que transmiten «una sensación de fragilidad y una cierta intimidad» por el uso del papel, detalló a través de un vídeo Nadia Arroyo, directora cultural de la fundación. Solo una de ellas es un boceto, pero tiene un nivel de detalle que parece una obra definitiva. Se trata de 'Zíngaras' de Rafael Barradas, encuadrado en el vibracionismo, donde el color se mueve de un lugar a otro.
El cubismo de Picasso (aquí con ‘Mademoiselle Léonie’ y ‘Arlequín y Polichinela’) encabeza el paseo por esta corriente, con parada indispensable en 'Nueva York', de Albert Gleizes, uno de los dibujos «más bellos» de este movimiento con un impactante uso de la verticalidad para proyectar los primeros rascacielos de la Gran Manzana. Está la revisión cubista de González de la Serna y la propuesta de Alexander Archipenko, que refleja su faceta de escultor en un 'Collage' con grafito y lápiz de color que tiene peso y volumen. Lo mismo le sucede al escultor Julio González en su tinta china y acuarela sobre papel, con un sombreado cálido que contrasta con una oscura figura central.
Con González la muestra se adentra en el surrealismo, y aquí merece especial atención 'Soledad mental' de Dalí. El autor distorsiona la realidad e incorpora dos de sus elementos iconográficos: el ciprés en alusión a la muerte y el reloj blando en un guiño a la teoría de Einstein de que el tiempo no es objetivo. Esta obra fue propiedad de André Bretón, que pasó de admirar profundamente a Dalí a acusarle de venderse por dinero. El hijo de Matisse le acabó comprando la pieza. También Matisse padre está en 'Vanguardia dibujada' con 'Desnudo sentado en el estudio', donde con el solo uso de las líneas consigue dar volumen a las formas.
Tres mujeres ocupan en esta exposición el espacio que otras veces se les ha negado: Sonia Delaunay con el magnético círculo de 'Disque'; Maruja Mallo, que superpone diferentes escenas en 'Estampa', y Remedios Varo, con el collage 'Catálogo de las sombras' hecho con recortes de objetos cotidianos de revistas de la época.
La crítica a la burguesía de su tiempo está detrás de la acuarela con tinta india 'Una tarde en Berlín' del expresionista George Grosz, que capta el ambiente opresivo de la Alemania de los años 20. La arquitectura se cuela en el dibujo de la mano de Lyonel Feininger, vinculado a la Bauhaus, a base de acuarela, carboncillo y tinta en 'Deep'. Joaquín Torres-García aporta aquí un ejemplo de 'Arte constructivo' (tal y como titula la obra) con tinta china y lápiz, deteniéndose en el sombreado y creando además su propio lenguaje a modo de símbolos. Son dibujos estudiados y muy elaborados por los artistas, como lo demuestra Benjamín Palencia en la figura femenina que deconstruye en 'Personaje sentado', claramente influenciado por Picasso y Miró. El maestro catalán expone a su lado su surrealista 'Composición' a lápiz.
La muestra, patrocinada por el Ayuntamiento de Estepona (representado por su alcalde, José María García Urbano), ofrece así una «visión caleidoscópica» de una época crucial donde algo tan cotidiano como el papel alcanza el nivel de arte. 'Vanguardia dibujada' permanecerá abierta hasta el 17 de enero.
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