
La valentía y el miedo de los enviados a matar y morir por nada
'Rif (de piojos y gas mostaza)' ·
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'Rif (de piojos y gas mostaza)' ·
La obra inaugura esta edición desde el Cervantes con un discurso contundente contra el racismoCRISTINA PINTO
Domingo, 8 de enero 2023, 00:05
Melilla de 1921. Cielo estrellado y una casa de madera en la que alrededor había mucho más que esas cuatro paredes. Había sentimientos que pasaban ... de la euforia, valentía, e ilusión a la incertidumbre, cobardía y miedo. Desde el Cervantes se retrocedió en el tiempo cien años atrás para inaugurar, en la noche de ayer sábado 7 de enero, el 40.º Festival de Teatro de Málaga con la obra 'Rif (de piojos y gas mostaza)'. Con una mirada a la memoria histórica de España, este espectáculo iba del humor a la tristeza entre los fundidos del escenario mientras recordaba cómo se vivió desde las tierras españolas, en este caso Melilla, ese tiempo de después del desastre de Annual acontecido el 21 de julio de 1921.
Escrita por Mariano Llorente y Laila Ripoll, quien también la dirige, esta creación de Micomicón coproducida con el Centro Dramático Nacional y A Priori saludó a esta edición del Festival de Teatro desde el Cervantes. «Nos hacemos, por encima de otras muchas, la siguiente pregunta: ¿Qué derecho tenía España a colonizar y explotar el Rif?», se cuestionan los creadores de esta obra de teatro. «No encontramos otra salida que el sarcasmo y el dolor para desvelar la incontenible corrupción del estamento militar y su ridícula hombría, además de la rapiña de aquellos gobernantes y de las compañías mineras», explican los autores, Mariano Llorente y Laila Ripoll.
En el inicio de este espectáculo, la euforia invade a un grupo de amigos que alaban al general y que empiezan a anunciar desde una taberna, mientras comen jamón y beben vino, que su objetivo es Alhucemas. Criticando a los marroquíes y riendo y bailando al son del pasodoble, estos españoles van de un lado a otro del escenario mientras lo gritan a los cuatro vientos: «Vamos a llegar a Alhucemas por tierra, no por mar. ¡Y por mis cojones! Amo a mi rey, a mi ejército, a mi patria... ¡Y al jamón de Alhucemas!».
Esa era la euforia, la valentía y la ilusión para conquistar el Rif. Pero antes, los personajes recordaron sobre el escenario la pena de aquellos que tenían que formar parte del ejército español de aquel momento de enfrentamiento a Marruecos. Todo eso se veía reflejado en imágenes reales en blanco y negro que se proyectaban en el escenario en diferentes momentos durante el transcurso de la obra bajo un pequeño programa con el nombre 'La actualidad de la semana'. Ahí, el público recordaba esa Guerra del Rif tras el desastre de las tropas españolas ante la rebelión del líder rifeño Abd el-Krim.
Uno de los autores, Mariano Llorente, estaba sobre el escenario interpretando a 'El Señor de los Muñecos', el general Fernández Silvestre, un diputado y don Paco. El elenco, formado por el mismo Llorente, Arantxa Aranguren, Néstor Ballesteros, Yiyo Alonso, Ibrahim Ibnou Goush, Carlos Jiménez-Alfaro, Mateo Rubistein, Sara Sánchez y Jorge Varandela, interpretó a un total de 33 personajes sobre las tablas. Entre ellos, diputados, periodistas, Abd el-Krim, Alfonso XIII, capitanes, tenientes, exlegionarios argentinos, militares...
«Son 14.000 muertos los que están allí todavía y estarán para siempre en el corazón de la tierra», se lamentaba durante la obra. Y unos segundos después, aparecía Francisco Franco para provocar las risas entre el público. Mientras cantaba, algo que fue alternándose durante toda la obra, Carlos Jiménez-Alfaro, encargado de encarnar al dictador, se desnudaba y quitaba el uniforme para quedarse tan solo con un sujetador lleno de brillos y flecos con el que hizo una coreografía irónica que provocó alguna carcajada en el patio de butacas del Cervantes.
De momentos de risa como ese al momento de un escenario totalmente a oscuras y el sonido de los disparos. De la alegría a la tragedia. De la valentía al miedo. Como cuando Arantxa Aranguren empezó a interactuar con los asistentes con 'Pimpampum' para luego volver a escucharse tiros de forma dramática. Un drama que llegó a su máximo exponente con un discurso que hacía frente al racismo. Por los enviados a matar y a morir por nada.
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