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El 4 de enero se cumplen los quince días hábiles que contempla la ley para el desalojo de La Invisible. Un proceso que la Gerencia de Urbanismo confía en que se haga de forma «pacífica». «Cuanto antes entremos, antes podremos rehabilitar el edificio. Todo el ... mundo, ellos también, entiende que la rehabilitación es necesaria», declara el concejal de Urbanismo, Raúl López.
El edil confirmó que el pasado lunes se completó la notificación a todos los interesados tras varios intentos fallidos y un aviso por sede electrónica a la Fundación de los Comunes. Si no se produce el abandono del edificio en el plazo que marca la ley, se abre otro periodo de ocho días antes de recurrir a los juzgados para el desalojo forzoso. Una vez que el Ayuntamiento tome posesión del inmueble de titularidad municipal, se acometerá una reforma que los técnicos han valorado en tres millones de euros.
Desde Urbanismo mantienen que el Informe de Conservación elaborado por los técnicos municipales -tras una visita el pasado verano- recomendaba «no posponer durante más tiempo la rehabilitación integral» tras detectar deficiencias en la conservación. Entre otros problemas, el estudio hace referencia a tejas sueltas, forjados apuntalados, salas clausuradas y carencias en la instalación eléctrica y en la protección de incendios.
«No ha pasado nada sorpresivo para imponer medidas cautelares, pero si con este informe sobre la mesa no hago nada estaría eludiendo mi responsabilidad por inacción y omisión», declara López. Mantiene además que el Ayuntamiento nunca dio el visto bueno al proyecto de rehabilitación presentado por la Invisible en 2016: «Era un proyecto básico de un millón de euros por fases y lo que recomiendan los técnicos de conservación es la rehabilitación integral».
Insiste en que la Gerencia ha ofrecido espacios municipales para garantizar la continuidad del proyecto de La Invisible durante la duración de las obras. «Y luego se verá en qué camino y cómo» se da un uso a un inmueble que en los últimos quince años ha funcionado como centro social y cultural de vocación ciudadana . «Que me llamen, no tengo ningún inconveniente para ofrecerles sitios alternativos y un proceso negociado de salida. Hablo con ellos cuando quieran», concluye.
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