Dicen que Günter Gambita es el verdadero señor de la casa, su auténtico dueño. A ellos, a Javier Calleja y a Alicia Gutiérrez Mármol, solo les deja vivir en ella. Y no conforme con eso, ahora también se ha hecho con parte de su universo ... creativo. Günter, el gato del artista malagueño y de su 'studio manager', es el protagonista de la última conquista de Calleja en Japón: su cuarta exposición individual en Tokio y la primera en un museo de la capital nipona. Parco Museum reúne una potente colección de esculturas, lienzos y bocetos, nunca antes expuestos juntos, que dibujan la etapa internacional de Calleja con obras desde 2016 hasta la actualidad.
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El malagueño aterriza en Tokio apenas dos semanas después de inaugurar su primera muestra en Francia y a los siete meses de su anterior exposición en Japón, su lugar de eterno retorno, un mercado donde sus obras se cotizan al alza desde hace años con una demanda muy por encima de la oferta. Pero al otro lado del teléfono, y del mundo, parece que nada hubiera cambiado. Calleja responde con su habitual sencillez y espontaneidad, cansado pero tranquilo, como si lo que estuviera pasando a su alrededor no tuviera que ver con él. «Es que no me da tiempo a asimilar todo esto. Hay que trabajar mucho, hay que estar muy concentrado», reconoce. Y sigue la conversación: «¿Que si estoy orgulloso de lo que he conseguido? No lo sé, no lo he pensado, quizás lo estaré cuando pare un poco. Lo que sí sé es que me siento muy afortunado».
Toda su creación está atravesada por su vida, en cada obra hay pinceladas del momento en el que se encuentra, pero ninguna es tan personal como esta. Porque Günter no es una mascota, Günter es una parte clave de «familia gatuna» que ha formado con Alicia: el primer gato de la pareja al que después se unirían Pegatina, Manolito Blanquito Cantimploro y Pepito Rayito de Antequera. Está acostumbrado: de niño, en la casa de sus padres en Álora, llegó a contar hasta 24 felinos. «Siempre he tenido muy buena relación con los animales». Solo le faltaba dedicarles una exposición.
En 'Mr. Günter, The Cat Show', ese gato de mirada pícara y traviesa ocupa libremente diferentes espacios del centro cultural. Empezando por la propia entrada, donde un Günter de tres metros de alto recibe al visitante en la calle. Aquí también es el anfitrión de la 'casa'. El animal, en su versión de grandes y brillantes ojos al más puro estilo Calleja, se 'pasea' entre piezas de los últimos seis años prestadas por diferentes coleccionistas asiáticos. Una visión de conjunto que resulta inédita para el propio artista. «Y estoy contento, hay una buena conexión entre las obras y se aprecia una evolución», afirma mientras recorre con la mirada la sala de Parco Museum, un espacio que conoce bien, donde ya ha participado en dos exposiciones colectivas (una de ellas la consagrada a Micky Mouse), pero que por primera vez se abre en exclusiva a su arte.
«Se ven cambios en los ojos, en la composición y en la paleta de color, pero siempre con coherencia», apostilla. Ese desarrollo artístico se hace patente en las dos pinturas inéditas que exhibe esta muestra, realizadas este mismo año: 'Just hear me out' y 'There's nothing like you'. En comparación con los trabajos de dos o tres años atrás, aquí los rostros pierden la redondez del principio y adoptan formas desiguales, más dinámicas. También las frases, el contrapunto a sus figuras de apariencia amable, parecen salirse ahora del lienzo. «Solo escúchame» se lee en una de ellas, un canto al diálogo en unos tiempos donde la falta de comunicación -entre otras cosas- deriva en guerras. «No las pongo con ningún sentido, simplemente me salen. Pero si mi inconsciente lo ha hecho es porque todo esto me está afectando de alguna manera», reflexiona.
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El universo creativo de Calleja se transforma, poco a poco, de forma natural y orgánica. Como en su día lo fue el paso de sus personajes del lienzo a las tres dimensiones. Parco Museum ha conseguido unir en esta propuesta a la mayoría de las esculturas producidas hasta la fecha con su firma. Ahí está su 'Thinking boy', una de sus primeras creaciones en volumen que se expuso en 2019 en Hong Kong, un personaje en madera que carga con varios libros sobre su cabeza… y con un gato. Fue el estreno de Günter en el arte, el preámbulo de lo que estaba por venir.
Sus característicos personajes en madera, en aluminio o incluso en fibra de vidrio y cristal conviven con otras estructuras recurrentes de su imaginario, como la impactante superposición de cabezas de distintas formas y tamaños. Con una de estas piezas de gran formato regresó Calleja a Tokio el año pasado tras la pandemia. Pero el arte del creador malagueño también se encuentra a pequeña escala, en ediciones especiales que acompañan a esta exposición. Divertidos e ingeniosos son los percheros con las cabezas de sus seres, incluido ya (por supuesto) Mr. Günter.
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El Parco Museum de Tokio, donde la muestra permanecerá abierta al público hasta el 18 de julio, es solo la primera parada de una exposición que itinerará por museos del mundo, desde Seúl a Vancouver. En cada uno de ellos, un Günter gigante con una postura diferente dará la bienvenida a los asistentes. The Cat Show debe continuar.
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