El último desafío de Julio Anaya: 'El Guernica' de Picasso en 18 cartones para Tokio

La sobrecogedora pintura es la pieza estrella de la exposición que el artista malagueño inaugura el 2 de septiembre en la galería Nanzuka Underground de Tokio, «la más ambiciosa» de su carrera. La pieza, de 6,6x3 metros, ocupará toda la pared frontal de la primera planta. El tamaño es algo menor del original para ajustarse como un guante al espacio disponible.

Un mes le ha llevado culminar el desafío. Y no por la pintura en sí, con trazos relativamente sencillos para quien tiene un absoluto dominio del pincel; sino por la composición, por la dificultad de crear una pieza de esta envergadura por partes sobre una superficie irregular, deteriorada e incluso rota. Unos «defectos» que Anaya no esconde. Al revés: tiene que verse «el carácter del cartón», es parte de la fuerza de la obra y casi lo único que la diferencia del cuadro universal que expone el Museo Reina Sofía.

En la segunda planta de la galería, otra pared acaparará todo el protagonismo: un muro de 7x3 metros sobre el que Julio Anaya montará su particular gabinete de curiosidades. De ahí el título de la exposición: 'Wunderkammer'. Como esos cuartos de las maravillas, los objetos de todo tipo se superponen aquí sin ningún criterio, por el simple gusto de su propietario. La selección de Anaya incluye un recorrido por la historia del arte, desde la antigüedad con la Venus de Willendorf del Paleolítico, el busto de un faraón egipcio o un ánfora griega; hasta lo rabiosamente contemporáneo, como una escultura de su paisano Javier Calleja y otra del artista Hajime Sorayama. Y también la Copa del Mundo de fútbol, una Game Boy, la cabeza de un dinosaurio, las míticas Nike de los 80 de Michael Jordan, una 'pokeball'...

Y ojo: todo sobre cartón, en dos dimensiones, pero con una sorprendente apariencia de realidad gracias a la técnica del trampantojo llevada a otro nivel. Julio Anaya pinta los objetos a tamaño natural sobre cartón para luego recortarlos y colgarlos con unos soportes especialmente diseñados para este proyecto. Fabricados en hierro, permiten colocar la obra a una distancia de la pared equivalente al volumen auténtico de la pieza. En otros caso, se sostienen sobre pedestales, como estarían en un museo. De esta manera, proyectan una sombra similar a la real multiplicando la sensación de veracidad. Una fórmula que Anaya ya exploró en su última individual en Yusto/Giner y que ahora potencia para Tokio.

Casi medio centenar de obras con su firma se expondrán en Nanzuka Underground, la puerta de entrada de Javier Calleja al mercado asiático. Todo un atrevimiento en un momento de cierto parón del mercado del arte, con incertidumbres globales que frenan la compra. «Y se me ocurre a mí hacer un 'Guernica' de seis metros y casi 50 piezas», dice Anaya en tono irónico. Lo cierto es que, hasta ahora, desde que sus trampantojos callejeros se hicieron virales, todo lo que produce, se vende.

Pero al malagueño le van los retos. Un día antes de que todo el material salga para Tokio, el artista reproduce la exposición de Nanzuka en su estudio para sus amigos y compañeros de oficio. Sabe que es probable que ninguna de esas piezas vuelva a Málaga y quiere enseñarles su trabajo. «Es un esfuerzo tremendo, pero merece la pena», confiesa mientras ultima a contra reloj la jornada de 'open studio'. Cuando regrese de Japón se tomará un descanso, pero breve: en diciembre le esperan en la ATM Gallery de Nueva York.