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Las últimas sorpresas de la Cueva de Nerja
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Las nuevas tecnologías sacan a la luz pinturas rupestres, descubren un gran cavernamiento paralelo y apuntan a la existencia de especies desconocidas para la cienciaEl hecho no deja de ser llamativo: una nueva pintura rupestre aparece en una zona visitable de la cueva más turística de la Península. Por delante de ella pasaron este verano de pandemia 155.000 personas sin percatarse de esos trazos rojos con forma de equino que cubren un estrecho espacio de la Sala del Cataclismo. Casi imperceptibles al ojo humano, las últimas tecnologías de tratamiento digital de la imagen revelan nuevas líneas dibujadas por el hombre prehistórico en las paredes de la Cueva de Nerja.
Pero el caballo solo es una de las muchos símbolos y figuras que están siendo estudiadas y catalogadas, un indicador de todo lo que queda por conocer de este laboratorio subterráneo para la arqueología, la geología y la biología. Trabajos recientes apuntan a la existencia de un gran cavernamiento paralelo a la Cueva de Nerja con un punto de conexión entre ambas y hay motivos para pensar que aquí viven especies de microorganismos aún desconocidas para la ciencia.
Avances científicos de enorme calado que lidera el Instituto de Investigación Cueva de Nerja, el guardián de la considerada 'Catedral del mundo subterráneo'. «La magnitud de sus grandes salas y la espectacular decoración de espeleotemas que cubren prácticamente el cien por cien de paredes y techos justifican esta afirmación», apostilla Juan José Durán, geólogo del IGME-CSIC. «Es un compendio de todas las cuevas de Europa en materia de patrimonio», añade Luis Efrén Fernández, conservador arqueólogo de la cavidad.
El Instituto de Investigación Cueva de Nerja analiza en estos momentos lo que parece ser una cabeza de cierva del periodo solutrense en la Sala del Cataclismo, otro cérvido en la zona conocida como Camarín del Órgano, un nuevo caballo en las galerías altas, trazos grabados con formas de pez en la Sala del Belén y, lo que es más importante, el motivo que todavía le faltaba por registrar a la Cueva de Nerja: una mano. Los expertos han encontrado la primera estampación de una palma en este lugar, una impresión realizada con pigmento rojo que podría remontarse al gravetiense, la fase más antigua documentada en la gruta en materia de arte parietal.
El catálogo de pinturas, uno de los tesoros de la cavidad, se multiplica con las nuevas herramientas de prospección de paredes, pero también tras unos cambios aparentemente sencillos: las luces cálidas que se empleaban hasta hace no mucho no permitían ver los pigmentos rojos –los más usados en la cueva–, algo que sí se logra con los LED. No es un tema baladí: la luz es también la causante del avance de ciertos microorganismos fotótrofos que dañan el arte rupestre, el conocido como 'mal verde'. Los esfuerzos de Yolanda del Rosal Padial, bióloga del Instituto de Investigación, se concentran en controlar su expansión con el ensayo de una luminaria tipo LED que no favorece su crecimiento.
La cueva sigue escondiendo sorpresas en sus murales, pero también en su suelo. Retirando unos cables apareció recientemente una estaurolita, un mineral poco común al que tradicionalmente les conferían un valor mágico pero que nunca se había vinculado a los contextos funerarios de la Península Ibérica. «Es un caso único», apostilla Luis Efrén Fernández. Cada vez, cuenta el arqueólogo, cobra más fuerza la idea de la cueva como templo funerario en el neolítico, con el hallazgo de vestigios de esos cultos y estructuras tumulares de piedras que acogen los enterramientos.
La ocupación humana de este lugar durante 30.000 años es uno de los aspectos que más titulares genera. Pero la cueva es una fuente inagotable de descubrimientos también en el terreno de la geología. «Sabemos que existe un gran cavernamiento prácticamente igual de grande que el de Nerja, paralelo a este, hacia el oeste de la cavidad conocida, y sabemos que parte de ese cavernamiento conecta con la Cueva de Nerja», afirma la geóloga del Instituto de Investigación, Cristina Liñán.
Estudios geofísicos y microclimáticos constatan su existencia bajo la Sierra de Almijara y determinan que ambas cuevas están unidas en algún punto, al menos, en dos de las salas no visitables de la Cueva de Nerja. «Otra cosa es que no quepa una persona. Hay muchos conductos demasiado pequeños para que entre alguien, pero el aire sí circula», añade. Y esa es la clave: el aire.
La Cueva de Nerja es una de las cuevas más monitorizadas del país, sus 'cuidadores' conocen a la perfección cómo se comporta con los sensores que se reparten por todo el espacio y que toman mediciones cada cinco minutos y cada hora de la temperatura, la humedad del aire, la concentración de CO2, la presión atmosférica, la dirección del viento… Con todos estos parámetros, los expertos han descubierto que la cueva se ventila de una forma diferente a la que se creía tradicionalmente. Si antes se pensaba que era un circuito cerrado, ahora se ha demostrado que el sentido de los flujos de aire dentro de la cavidad varía a lo largo del año. En invierno el aire entra primero en la zona turística y viaja hacia las Galerías Altas, pasa por las Galerías Nuevas y sale al exterior a través de una cavidad cercana que se llama Cueva Pintada. En verano, la dirección se invierte: entra por Cueva Pintada y sale al exterior por las salas visitables. El cambio se debe a la diferencia de temperatura entre el aire exterior y el interior.
1959 es el año en el que cinco vecinos de Maro descubren la cueva. Desde entonces, la gruta ha sido analizada y explorada en profundidad. El Instituto de Investigación Cueva de Nerja aúna los trabajos arqueológicos, geológicos y biológicos
300.000 metros cúbicos es el volumen del vacío subterráneo que supone la Cueva de Nerja. La sala de mayores dimensiones es la última, la denominada Sala de la Montaña, una de las más grandes de Málaga.
32 metros de altura y una sección transversal de más de cien metros cuadrados tiene la gran columna de la Sala del Cataclismo. Durante muchos años fue la más grande conocida en el planeta.
4.000 metros de desarrollo tienen la suma de todas las galerías que forman la Cueva de Nerja, en una longitud de 800 metros.
El avance aporta una información muy valiosa para la conservación de la gruta: en la temporada alta, cuando la concentración de CO2 es mayor por la numerosa presencia de visitantes, el aire de las salas turísticas no accede a las galerías interiores, lo que reduce el impacto humano en la cavidad. Y, además, aporta una prueba más del vínculo que existe entre la Cueva de Nerja y cavidades cercanas. A finales de este mes, un equipo de la Cruz Roja especializado en el manejo de drones con cámaras termográficas intentará localizar los puntos por los que se escapa el aire caliente procedente del subsuelo para encontrar esos nexos de unión subterráneos.
Y hay más. Desde 2017, un equipo muy avanzado mide también la concentración de metano dentro de la cavidad. «En las cuevas el metano atmosférico desaparece. En el exterior es de 1,8 partes por millón, pero en algunas salas es de 0,5 ppm». Las grutas ejercen de «sumideros» de este gas contaminante causante del efecto invernadero del planeta. «Por eso es importante conocer qué procesos y qué factores influyen en esa desaparición porque ayudaría a combatir el cambio climático», concluye Liñán.
Para los científicos la Cueva de Nerja es un «laboratorio subterráneo» con unas condiciones imposibles de replicar en el exterior. Un submundo donde también habitan sus propias especies. El departamento de biología que lidera Yolanda del Rosal Padial investiga tres nuevos microorganismos que aún no han sido descritos para la ciencia, según indican las observaciones preliminares. «Tenemos que completar los estudios para confirmarlo», explica.
Hasta ahora solo se habían registrado especies de artrópodos endémicas en la Cueva de Nerja, pero los últimos trabajos apuntan a dos microorganismos fotótrofos (que crecen con la luz) y una bacteria con propiedades interesantes pues parece ser antifúngica, es decir, capaz de evitar el desarollo de los hongos. Y esto es de vital importancia. «Ya no se trata solo del aporte a la biodiversidad, sino que estos hallazgos abren una nueva vía en la propia conservación de las cuevas». Hablamos de una bacteria que habita en la gruta y que ataca a organismos que dañan la propia cueva. Su aplicación como biocida natural daría lugar a un descubrimiento relevante para todo el mundo subterráneo, con ramificaciones también en la superficie.
Las cuevas de la provincia centran este lunes, 15 de noviembre, el debate en unas jornadas científicas organizadas con motivo del Año Internacional de las Cuevas y del Karst. En la Sociedad Económica Amigos del País (donde se exponen los paneles de 'Málaga, territorio kárstico: ciudades de piedra, supercuevas y neandertales pintores'), Rogelio Ferrer hablará de las Z-supercuevas en la Sierra de las Nieves, Luis Efrén Fernández detallará los últimos avances en la investigación de la Cueva de Nerja, Pedro Cantalejo comentará las novedades que arroja Ardales y Bartolomé Andreo pondrá en relación la geomorfología y la hidrogeología. (18.00 horas). Coordina Juan José Durán, geólogo del IGME-CSIC, con la Academia Malagueña de Ciencias, la Económica y la Diputación.
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