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Hace algunas semanas, un amigo con doble condición de científico y escritor me sentenció que la Inteligencia Artificial (IA), ni es inteligente ni es artificial. Lo primero, porque la inteligencia, al igual que la creatividad, requiere conciencia, intención y deseo, cualidades que las máquinas no ... tienen; lo segundo, porque la IA se basa en buena medida en el uso de datos reales que no son del todo artificiales en su origen. Esto, sin embargo, no quiere decir que la IA no pueda producir textos, sonidos o imágenes que resulten originales y significativas, aunque siempre dependen de la interacción humana para ampliar y enriquecer el proceso creativo, ofreciendo nuevas herramientas y posibilidades a las que no se habría llegado sin esta tecnología.
El Sónar, dedicado a la música electrónica y a la creatividad, abrió el pasado jueves las puertas de su edición número 31 que se extenderá hasta los primeros rayos de sol del domingo. Este año, el festival continúa con su tradición de ofrecer un cartel internacional de música electrónica avanzada, con la presencia de Paul Kalkbrenner, Sevdaliza, Laurent Garnier, Richie Hawtin, Charlotte de Witte y Floating Points, junto a clásicos o referencias de otras músicas como Air y Jessie Ware. El festival cuenta con seis escenarios principales en la versión diurna (por penúltimo año, en Montjuic) y cuatro en la nocturna, en la Fira Gran Via.
Pero no es solo en la música en la que este encuentro anual fija su influencia. Sónar+D, la conferencia dedicada a la creatividad y la tecnología que se celebra en paralelo al festival, se enfoca en la inteligencia artificial y la sostenibilidad, con 70 actividades y más de 100 proyectos expuestos durante los tres días de festival. En este espacio, podemos conocer las últimas tendencias que no solo conciernen al sonido, sino que también exploran su aplicación en la moda, la danza y el cine. Por ejemplo, el festival +RAIN Film está dedicado al uso de la IA en el cine. Este año, hemos conocido a escritores como Tim Maughan, quien quería saber qué impacto tendría la IA en la próxima década del arte, preguntándole a una IA lo que piensa de sí misma. Pero también podemos averiguar lo que una IA piensa de nosotros con el proyecto 'AI & Me: The Confessional and AI Ego'. Otra escritora, Joanne McNeil, se especializa en la fascinación de la sociedad por la capacidad de la IA para remodelar el trabajo tal y como lo conocemos, rozando la abolición. Además, se presentan decenas de herramientas (o instrumentos) dedicados a la composición musical y la exploración de nuevos sonidos, puestos a disposición de los humanos para su desarrollo.
Todo está diseñado para un baile inteligente y radical, y para la observación del futuro sin angustia. La IA ya lleva tiempo cambiando nuestras vidas, esperemos que para mejor. Yo también le he preguntado a CHATgpt por la posibilidad de un futuro catastrófico. Su respuesta fue: «No tengo conciencia ni sentimientos, por lo que no puedo sentir responsabilidad o culpa». Como algunos humanos, por otra parte.
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