![Tragicomedia con el aire de estos tiempos](https://s3.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201911/04/media/cortadas/tragicomedia-kajG-U90579440059XMC-624x385@Diario%20Sur.jpg)
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miguel ángel oeste
Lunes, 4 de noviembre 2019, 00:25
1
La imagen de los títulos de crédito de la serie creada por Leticia Dolera para Movistar no podría ser más explícita: un título que se invierte, igual que la imagen de las tres protagonistas. Tres treinteañeras insatisfechas con su situación, sean o no conscientes de ... ello. María (Leticia Dolera), una odontóloga estricta y obsesiva que quiere casarse, tener una casa y dos hijos; su hermana Esther (Aixa Villagrán), eterna joven, lesbiana, que aspira a vivir de su pintura, pero que en realidad vive como una adolescente y trabaja en el Museo de Cera; y la amiga de ambas, Cristina (Cecilia Freijeiro), una mujer aparentemente triunfadora y feliz en su matrimonio con sus dos hijas y con su trabajo de abogada, pero que esconde un mar de frustraciones.
2
Escrita por Dolera y por Manuel Burque, 'Vida perfecta' parte de una situación de comedia romántica en la que chico deja a la chica el día en el que van a firmar la hipoteca de su casa, con la boda ya en liza y todo planeado en una secuencia que funciona bien a través de un diálogo perspicaz y las interpretaciones opuestas de Dolera y Verdaguer. O lo que es lo mismo, Gustavo (David Verdaguer) deja a María, porque ya no puede más con su control y la forma de ver y estar en la vida. A partir de esa ruptura todo se acciona: María se droga en el cumpleaños de la hija de Cris y se lía con un discapacitado –no lo sabe- y se queda embarazada. Esto lo pone todo patas arriba, porque María se va a vivir con su hermana. Al mismo tiempo la aparente vida idónea de Cris poco a poco se resquebraja.
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Al igual que ya hiciera en su ópera prima 'Requisitos para ser una persona normal', Leticia Dolera se mueve entre la comedia de ascendencia norteamericana para virar gradualmente hacia lo dramático en una zona tragicómica que no hiera demasiado, más bien que describa situaciones y sensaciones de pautas de nuestro tiempo que poco tienen que ver con las de hace cincuenta años. Aunque hay puntos de coincidencia entre su largometraje y la serie, el primero era abiertamente más naif y se aferraba al género de la comedia romántica. 'Vida perfecta' pretende ser una radiografía generacional de la situación de varias mujeres en un mundo en el que los patrones convencionales ya no encajan como antes y hay que adecuarse a otros nuevos. Como ya advirtió Enric Albero En Plan en Serie, los referentes que maneja Dolera se mueven desde 'Girls' de Lena Dunham a 'Las chicas de hoy en día' de Fernando Colomo, Joaquín Oristrell y Pedro Febrero. Ahora bien, en esa exploración y búsqueda de los personajes por encontrarse en un mundo que ya no es el que idearon y les enseñaron, la serie siempre se queda en una que pueda contentar a unos y otros, evitando amarguras innecesarias y explicitando lo que ya vemos.
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Los ocho capítulos que rondan la media hora están dirigidos por la propia Dolera (los dos primeros y los dos últimos), Elena Martín (el cuatro y el cinco) y Guinesta Guindal Fordas (el tres y el seis) con un tono ligero que sin embargo deja detalles y sutilezas más profundas de las que pudieran parecen en un primer momento. Incluso pese a ver una coherencia estilística en todos, a veces se perciben leves diferencias entre las tres directoras. Lo que predomina es un dinamismo y una deriva por movimientos de comedia dramática indie que en ocasiones se contrarrestan con un tono reposado que asienta la escritura.
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'Vida perfecta' consigue emocionar cuando no hay elementos distorsionantes ni del lado cómico ni del dramático. Precisamente cuando esta ficción televisiva opta por el simple naturalismo y hasta por un costumbrismo algo paródico la narración fluye más orgánica, dejando la fuerza expresiva a las interpretaciones y a una planificación funcional que suele tener algún detalle relevante. Un ejemplo es cómo Guinesta Guindal Fordas cierra el episodio tres: cuando Gari (Enric Auquer), el discapacitado, va a buscar a María para contarle qué le pasó al nacer y por qué tiene la discapacidad y se la encuentra cuando sale del ascensor. Los dos están encuadrados en un plano medio, entre dos ascensores, que combina en el diálogo con un funcional primer plano de ella mientras él está en escorzo y al revés. Esta escena, desnuda, sin música extradiegética, ni recurso visual, lo deja todo a las interpretaciones y al discurrir de la historia. Y, en esa desnudez, en esa funcionalidad de la dirección la escena logra naturalidad y emoción, en gran parte por el superlativo trabajo de Auquer. Algo similar ocurre en el capítulo cuatro, dirigido por Elena Martín, en el que María (junto a su hermana Esther y Gari) va a casa de los padres a contarles que está embarazada.
Este capítulo, que hasta se puede ver de manera autónoma, también se mueve básicamente en ese registro de desnudez y detalle que hace aflorar la emoción desde los sentimientos, miedos, contradicciones de los personajes, sin necesidad de recurrir a elementos externos que dirijan al telespectador ni tampoco a forzar la vía cómica ni la dramática. Por poner un ejemplo sin destripar nada, cuando en el capítulo final a Gustavo se le caen las llaves del coche en una alcantarilla en una escena poco trabajada que fuerza la situación y resta ese naturalismo. Esto sucede en las dos direcciones: cómica y dramática, sobre todo en los dos primeros y los dos últimos episodios, mientras que el resto logra sopesar más esos deslices.
6
De hecho, la gran virtud de 'Vida perfecta' no es ni la ruptura, porque en ningún momento busca la incomodidad ni se lanza al vacío como sí lo hace 'Mira lo que has hecho', otra serie que habla de la paternidad y las relaciones con bastante amargura y lucidez, sino que esa virtud está en la extraordinaria química que hay entre el trío protagonista –Leticia Dolera, Aixa Villagrán y Cecilia Freijeiro y en el resto del elenco –Carmen Machi, Fernando Colomo, Manuel Burque, Pedro Casablanc, Font García, David Verdaguer…–, que consiguen establecer una energía carismática y empática.
7
Tal vez en la intención de partida de 'Vida perfecta' esté el equilibrio entre la amargura y la desestabilización de las estructuras emocionales y sentimentales que refleja series como 'Girls' y el modelo más blanco y esperanzador de amigos pese a todo que propuso 'Friends', y si eso es así, seguramente Dolera ha dado en el clavo, porque pese a mantenerse en una zona de confort describe nuevos modelos de existencia más acordes con la confusa sociedad que habitamos.
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