'Heridas abiertas' intercala escenas actuales con recuerdos de la infancia de la protagonista. : SUR

Millonarios y escoria

SUR en Serie ·

La nueva serie de HBO 'Heridas abiertas' es una fascinante e hipnótica ficción sobre un personaje autodestructivo y la zona espectral de la infancia

miguel ángel oeste

Málaga

Lunes, 16 de julio 2018, 00:57

Las series que encuentran desde los títulos de crédito el estado de ánimo de la ficción que quieren narrar tienen mucho ganado, pues predisponen al espectador al universo en el que nos va a introducir, al tiempo que definen la historia a través del estilo. ... Se entiende: no ocurre todas las veces. 'Heridas abiertas', la creación de Marti Noxon ('UnREAL') dirigida por Jean Marc Vallée ('Big Little Lies'), basada en la novela homónima de Gillian Flynn, personifica esto mediante unos títulos de crédito elegantes, evocadores y poéticos, imágenes hipnóticas que representan algo sustancial para la protagonista, Camille Preaker (Amy Adams) y el lugar del que procede, Wind Gap (Missouri).

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Ya en los títulos de crédito (secundado por la primera secuencia, magistral en tempo, tono, transición, definición de la protagonista en la fractura emocional-psíquica y los tiempos narrativos que maneja presente-pasado-presente) nos advierte que una y otra vez regresamos a los recuerdos, a la zona espectral de la infancia, y que los muertos acaban siendo los sueños de los que sobreviven.

Pues bien, la aludida secuencia, que empieza con un plano de un ventilador desenfocado y unos cabellos pelirrojos también difusos movidos por el aparato dan paso a travellings subjetivos (o lo parecen) de un pueblo, Wind Gap, caluroso y casi desierto, con carteles de la campaña de Clinton y Al Gore.

Lo que fuimos, lo que seremos

Son imágenes lentas, oníricas parcialmente, aunque pronto descubrimos en el ventanal el reflejo de una adolescente de pelo corto que parece deslizarse, un instante efímero. Este detalle señala mucho de lo minucioso de la puesta en escena de Jean Marc Vallée, a la hora de crear algo orgánico entre forma y fondo. Un par de planos más tarde la cámara revela a esa adolescente de pelo corto, que va en patines, mientras fuera de campo la hermana le pregunta si mamá no se dará cuenta de que no están en casa. El plano se abre y revela a las dos hermanas: la del pelo corto que lleva la iniciativa está vestida con pantalón corto vaquero, camiseta de rayas, mientras la hermana, que está detrás, lleva el pelo largo, coletas, vestido estampado. Es decir, se viste como una muñeca, la de pelo corto como una rebelde. En un plano poético, con lo que también parece música extradiegética (pero que no lo es) y el sonido de las ruedas de los patines sobre la carretera, un plano de las manos de las hermanas apenas tocándose. Luego, se quitan los patines y con ellos guardados en mochilas, se dirigen, escondiéndose, hacia una gran mansión. Entran a hurtadillas en ella, esquivando a la madre y al padrastro, y suben a la planta de arriba donde abren la puerta de una habitación, en la que descubren un poster de Obama con la palabra 'Esperanza', un pequeño ventilador en un escritorio lleno de papeles. Este plano, obviamente, nos sitúa en otro tiempo narrativo, en el presente de la historia, en una transición sutil.

Entonces la chica de pelo corto, la hermana siempre esta detrás, una sombra, gira y observa un baño y a continuación un dormitorio en el que duerme una mujer, con un ventilador enfrente, lo que remite a la primera imagen del episodio. La cámara está detrás, las chicas en escorzo, sombras, hasta que las filma de frente y a continuación inserta un plano detalle de las manos de la adolescente de pelo corto con un clip en el que pinchará con fuerza la mano de la mujer, en realidad ella misma, Camille Preaker (Amy Adams cuando es adulta y Sophia Lillis cuando es joven), que le hará despertarse y apagar la música que sonaba como sonámbula en el mismo sueño. En una sola secuencia se ha definido al personaje, el lugar, y el hondo conflicto de la protagonista, profundizando en los fantasmas que la acechan, a pesar de que en otra escena de flashback más adelante Camille le diga a su hermana pequeña Marian (Lulu Wilson) que los fantasmas no existen.

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'Heridas abiertas' indaga desde el personaje de Camille, dañado física y emocionalmente, en toda una comunidad oscura, de apariencias, y en otros personajes con capas: el de Adora (Patricia Clarkson), una madre tan fría que parece un ente ajeno. Tremenda es la llegada de Camille a la casa familiar, con Adora preguntándole «¿dónde te alojas?», sin tocarla, la única que le da un abrazo y le sonríe es la sirvienta afroamericana. La hermanastra, Amma (Eliza Scanlen), que juega a ser la muñeca y la niña «incorregible», como la madre llama a Camille; y otros personajes interesantes que pueblan esta ficción fascinante e inquietante, al menos en el primer episodio.

«Escoria de padres ricos»

Si la serie parte de un modelo recurrente, una periodista autodestructiva por un pasado al que vuelve sin remisión, incapaz de escapar de él, que regresa al pueblo del que se marchó, cuando su jefe Frank Curry (Miguel Sandoval) le ordena que vaya a cubrir la muerte y la desaparición de unas muchachas, este punto de partida pronto se ve superado por la sugestión y la manera en la que el conjunto de los creadores despliegan numerosas variantes estéticas de un modo personal. Es como cuando Camille telefonea a Curry desde el pueblo para decirle que pierde el tiempo en el pueblo, que allí no conseguirá nada y Curry le estampa: «Muestra una puta imagen». Y, precisamente, la imagen, los silencios, los diálogos sarcásticos, el uso de la música diegética y la porosidad fantasmal, dolorosa, terrible entre el presente y el pasado se respiran en casi todas las imágenes y en la frágil y dura interpretación que realiza Amy Adams. Una actriz con enorme capacidad camaleónica. Extraordinaria a la hora de mostrar los deseos y sufrimientos profundos, que habla en silencios elocuentes, escupe frases secas mientras se autodestruye con alcohol, cartones de cigarrillos y chocolatinas. Por algo, cuando a su regreso le preguntan en un bar por su canción favorita, Camille responde Ring Of Fire de Johnny Cash, una alusión directa a la destrucción que le quema, en la que quiere caer hasta desaparecer o desvanecerse, título del episodio y palabra relevante en el último plano.

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«Wind Gap, ¿cómo es?», pregunta Curry a Camille antes de enviarla a cubrir la desaparición y muerte de la adolescente y ella le dice dónde está y Curry le replica que ya lo sabe, qué cómo es y Camille termina diciendo: «Hay ricos de toda la vida y escoria». «¿Y tú de cuál eres?», insiste Curry. «Escoria de padres ricos», contesta hastiada Camille. 'Heridas abiertas' es (o lo parece/o puede serlo por la fuerza de arrastre del primer episodio) la serie de este verano. Una historia cautivadora que expone distintos misterios pero que tiene el arrojo de explorar la condición humana, sus profundidades, para constatar que las muertes producen fantasmas. Y no sólo los de Camille. Los fantasmas siembran secretos, mentiras, dolor… y se extienden y están en todas partes, cicatrizados en el cuerpo, en la memoria, en la sociedad, porque se quiera o no, lo atestigua los frecuentes flashbacks y el cuerpo cubierto o desnudo de Camille, somos solo memoria.

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