Marta, durante su actuación. TVE

La malagueña Marta Sango, décima expulsada de Operación Triunfo

El 63% de los votos hacen que la cantante de Torre del Mar pierda su duelo contra Sabela, en una gala con un alto nivel musical. Natalia y Famous se convierten en los primeros dos finalistas de la edición

JUANITO LIBRITOS @JuanitoLibritos

Jueves, 6 de diciembre 2018, 11:14

La gala empezaba demasiado bien para Marta como para tener un final feliz. Anoche fue una de las primeras ocasiones en las que el programa se tomó la molestia de darle a la concursante un estilismo favorecedor y apropiado para su edad, y una escenografía llamativa. Parecía que, después de diez semanas tratándola como una concursante de segunda categoría, la organización quisiera resarcirse con la torreña y despedirse de ella dejándole un buen sabor de boca.

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Como en las otras ocasiones en las que ha estado nominada y ha podido elegir su canción, la joven de 18 años sorprendió a todos eligiendo otro clásico de la música de los 80: 'One more try', de George Michael. La actuación de anoche fue la mejor de las que la cantante ha llevado a cabo en el concurso. Por fin consiguió demostrar sin el menor titubeo su versatilidad, su presencia escénica y la emoción que transmiten los distintos registros de su voz. Iluminada por un foco e interpretando a una diva decadente que canta la canción de su vida entre las mesas de un café de antaño, Marta deslumbró al profesorado y a la audiencia, pero no lo suficiente como para que cambiase el sentido de las votaciones.

Marta se convierte así en la décima expulsada de la edición, quedándose a las puertas de una final que se celebrará en solo dos semanas. Con su salida de la academia, se acaba la representación malagueña en el programa, a pesar de que tanto Noelia (sexta expulsada) como la propia Marta tienen talento suficiente como para haber llegado sobradamente a la final del concurso. Mientras que Noelia fue expulsada por no gustar personalmente a un sector muy ruidoso de la audiencia, Marta se marcha de la academia por no haber sido cuidada por una organización que nunca ha confiado en ella y que nunca le ha dejado lucirse del todo.

La malagueña pudo irse con la cabeza alta: no sólo porque anoche hizo su mejor actuación, sino porque ha sido una alumna ejemplar (a pesar de que sus profesores no le han salvado en ninguna de las cuatro veces, que se dice pronto, que la podían haber salvado). Además Marta ha crecido enormemente como artista, ha sido muy querida por sus compañeros, ha mostrado una cultura musical desproporcionada para su edad, ha actuado de una forma humilde y respetuosa siempre, y jamás ha protagonizado ninguna salida del tiesto en el concurso. Podemos estar orgullosos de ella, de su trayectoria, de sus ganas de aprender y de, a buen seguro, el prometedor futuro que le espera.

Ni Damion, ni Marilia, ni la controvertida María Villar consiguieron vencer a Marta. Ha sido Sabela quien finalmente la ha expulsado. La joven gallega ha superado exitosamente sus dos nominaciones pero no termina de convencer al jurado: a pesar de su colorida actuación, anoche le otorgaron a Sabela la nota media más baja de los seis concursantes que quedan en la academia.

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La gala de anoche fue particularmente buena en el sentido musical. Al concurso le sienta muy bien cuando las canciones son elegidas por los concursantes que las van a defender.

Famous, que desde la gala 0 hizo un concurso notable, está haciendo una recta final absolutamente sobresaliente. El nivel de sus dos últimas actuaciones es, indudablemente, historia de este programa. El joven no le tiene miedo a los retos: anoche toda la audiencia se olvidó de Ariana Grande viendo al concursante bailar, cantar y rapear «Problem». El programa mima a Famous (casi siempre canciones en inglés, casi siempre buenas escenografías, casi siempre canciones acordes a sus características vocales) y el sevillano lo aprovecha bien.

Parece que la productora nos está intentando vender a Famous como candidato perfecto para Eurovisión (temas internacionales, grandes coreografías e incluso una canción eurovisiva dentro de su repertorio), y puede que lo sea. Pero no nos olvidemos de que, al final, lo más importante en el Festival no es el cantante sino la canción. Que hiciera o no un buen hipotético papel en Tel Aviv tendrá más que ver con la selección de temas que se está haciendo en estos días que con sus propias habilidades. Veremos qué acaba sucediendo. Esperemos, eso sí, que el programa no se empeñe demasiado en vendérnoslo descaradamente: recordemos la campaña que, en la edición pasada, Mónica Naranjo hizo a favor de Agoney y lo mal que acabó aquel asunto.

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Julia se tomó anoche un descanso en su repertorio de cantautora de canciones de amor desgarrado para cantar en inglés y recordarnos que puede hacerlo todo bien. La gaditana, con la ayuda del repertorio que le han dado durante la edición, se ha forjado una imagen artística que encajará muy fácilmente en el mercado musical español poco después de que acabe el programa. La joven acabará compitiendo en la liga de Vanesa Martín, reciente premio 'Malagueña del año' 2018 en la categoría de cultura, o de India Martínez: y seguro que hay sitio para ella en el mercado.

Otro que también tiene su carrera muy orientada de cara a cuando acabe el concurso es Miki. El joven catalán tiene un estilo muy reconocible y se le dan bien las canciones energéticas, macarras, canallas, a medio camino entre lo pijo y lo ''hippie'. A pesar de no ser el intérprete más brillante de la academia, el joven tiene ya una legión de fans que, a buen seguro, le seguirán una vez terminada la edición.

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Cómo de bien cantará Alba Reche, cómo de especial será su voz, cómo de valiente fue su elección de tema de anoche, que la mismísima Ana Belén, la persona más elegante de España, sólo pudo definir su actuación como «de puta madre». Alba consiguió algo dificilísimo: hacer propia una canción extremadamente reconocida que, además es, ni más ni menos, que de Beyoncé. «Crazy in love», que está considerada por la revista Rolling Stone como una de las mejores canciones de todos los tiempos, sonó anoche en el plató, más sensual y más cálida que nunca, y no desmereció en ningún momento a la versión original.

Natalia consiguió anoche un hito que sólo una ganadora de edición puede conseguir: que los cuatro jueces valorasen su trayectoria con un diez. Ella fue la primera en convertirse en finalista de la edición y, a buen seguro, estará en el podio ganador de 2018. Su actuación de anoche, como de costumbre, fue tan correcta que su voz parecía más grabada en estudio que cantada en directo. Sin embargo sigue habiendo parte de la audiencia que, aun reconociendo la perfección técnica de Natalia, no encuentra en ella ningún rasgos distintivo que le haga reconocible y diferenciable. Aunque, sin duda, dado su número de seguidores, eso no será obstáculo para que ella, la única concursante que no ha sido nominada en toda la edición, consiga un buen número de votos en la final.

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Encaramos así, la recta final de un concurso que, sin duda, nos dejará dos semanas más de buena música.

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