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Como al niño que le preguntan si quiere más a papá o a mamá, Roberto López (Madrid, 1975) dice que no puede elegir entre la radio, su «medio natural», y la televisión, donde dirige y presenta desde hace dos temporadas 'Llegó la hora' en 101 TV. Este magacín de actualidad cumple el próximo lunes 300 programas (16.00 horas) y, con motivo de esta efeméride, López desvela los secretos de su éxito: «La clave es pensar que hay que entretener siempre al espectador, no aburrir a nadie, y dejar espacio para la improvisación», afirma este malagueño de adopción que dice sentirse «rinconero».
–Trescientos programas... ¿llegó la hora de celebrarlo?
–Creo que hay que celebrar cada programa, por la exigencia de hacer un directo y presentar un producto que sea distinto cada día. Como jugamos con el concepto magacín, empezamos siendo un programa aparentemente serio, con una tertulia política, pero acabamos siendo un magacín que pretende ser bastante divertido, con temas de internet, colaboradores... Intentamos jugar todos los días a ese equilibrio imposible entre lo entretenido y lo formal. Es como hacer una obra de teatro todos los días, y eso es algo que mola mucho.
–¿Cuál cree que es la clave del éxito de 'Llegó la hora'?
–Es un programa que no tiene filtro, es muy natural. Es un programa de verdad, no estamos impostando nada, hacemos directo. Cualquier cosa puede pasar y termina pasando, y pueden ser cosas muy divertidas o algunas que se van de madre. Tenemos un guión, lógicamente, pero jugamos con un buen margen de improvisación. Da igual que venga el alcalde de Málaga o el presidente de una asociación, a todo el mundo se le trata igual, de la misma manera, en un ambiente muy cordial, muy ameno. Estamos muy pendientes del espectador, de entretener, de que el que esté al otro lado esté pasando un buen rato. La clave es siempre pensar que hay que entretener al espectador, no aburrir a nadie.
–¿Cómo consigue mostrarse siempre tan alegre y entusiasmado? Supongo que, como todos, tendrá sus días de bajón...
–Mi mujer me dice que no lo entiende. Un día tienes un dolor de muelas o ha fallecido tu abuela, pero cuando dan la señal de que en 30 segundos estamos en directo, se me olvida todo, entro en un modo loquísimo en el que soy otro, estoy dentro del buen rollo del programa.
–Empezó su carrera profesional en la radio. Después de probar en televisión, ¿con qué medio se queda?
–Mi medio natural desde pequeño ha sido la radio, desde que empecé a los 14 años. Sabía que esto era lo mío. También recuerdo que de pequeño, en vez de jugar al fútbol o a los soldados, me ponía a hacer un programa de televisión en el salón haciendo que era Jesús Hermida. La radio es más en zapatillas y la tele exige maquillaje, una escaleta, tener a mucha gente pendiente de lo que está pasando... es más sofisticada, pero lo que tiene de puntazo el directo de televisión es muy fuerte. Si me dan a elegir...me quedo con las dos.
–En su perfil de Twitter se define como un «hombre orquesta»...
–Sí, porque hago radio, tele, hasta hace un año hacía un espectáculo de monólogos con Álvaro Carrero, hace poco montamos un periódico en Rincón de la Victoria... Me gusta esta idea de hombre orquesta, de poder hacer tele, radio o subirme a un escenario y presentar un evento. Me siento esa figura que está entre el periodista y el showman.
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