Cormoran Strike, el detective melancólico de JK Rowling

Dos. Las tres novelas siguen las peripecias de Cormoran Strike (Tom Burke), un detective de influencias clásicas, exmilitar que perdió una pierna en Afganistán, hijo rebelde e ilegítimo de una estrella de rock y de una modelo fallecida en extrañas circunstancias, que deambula por un Londres que empieza a no entender y al que acucian las deudas, entre otros problemas. Junto a Strike, su partenaire, Robin (Holliday Grainger), una antigua estudiante de psicología, de buena familia, prometida, que desea llegar a ser detective, mientras se convierte en la secretaria de Cormoran Strike. La serie encuentra en la química entre estos dos actores y en el desarrollo de los dos personajes la fuerza emocional y los suficientes elementos para hacer la ficción atractiva. Porque a medida que la relación de estos personajes crece, también lo hacen las complicaciones y lo orgánico entre los casos que tienen que resolver y los problemas sentimentales de uno y otro.

Tres. El primer caso de tres episodios alude al título de 'The Cuckoo's Calling', en el que se presentan los dos protagonistas y los secundarios habituales, como el prometido de Robin, Matthew (Kerr Logan). En esta historia, Cormoran Strike y su ayudante deben resolver el supuesto suicidio o asesinato de una joven modelo de color que fue adoptada. Aunque está presente el mundo de la moda de lo que realmente trata es de las relaciones familiares, quizá el verdadero asunto que vertebra las tres historias de un modo u otro en los tres casos. 'The Silkworm' es el segundo caso de dos episodios y gira alrededor del mundo literario, de sus miserias y rivalidades, de egos y venganzas, a partir de un manuscrito escrito por un autor que aparece muerto. 'Career Of Evil', también de dos episodios, apunta directamente al pasado de Strike, a quien involucran en el asesinato de una adolescente, pero también de Robin. Posiblemente, es la parte más lograda del serial, pues el desarrollo de los dos protagonistas resulta más orgánico. Tres casos en los que se suceden secretos, mentiras, confusiones y un despliegue eficaz del suspense mediante una estructura clásica. Aunque tal vez se resuelven de forma algo mecánica.

Cuatro. En 'The Silkworm', en uno de los momentos duros por los que pasa Strike, este dice: «Estoy hecho para aguantar», mientras sus ojos miran perdidos fuera del encuadre, unos ojos preocupados, densos, profundos y abisales como los de una criatura marina, que contrastan con los de Robin, en un juego de lenguaje a la hora de trasmitir sentimientos, la melancolía que recorre la vida de Strike, pero que a la vez también condensa la tradición detectivesca inglesa y norteamericana, o lo que es lo mismo, la absorción de clásicos ingleses como Arthur Conan Doyle o modernos como P. D. James, o norteamericanos clásicos como Raymond Chandler o actuales como Dennis Lehane. Estas y otras referencias pueden percibirse en este policial en formato ¿quién lo ha hecho? Aunque lo que realmente destaca es la evolución psicológica de los dos protagonistas. Su punto fuerte por encima del argumento o la intriga.

Cinco. Tanto la estructura como el diseño del suspense es clásico, pero es cierto que hay detalles, elementos de representación y el indudable carisma que Tom Burke proporciona al personaje que hace que la serie funcione. Eso sí, se echa en falta una mayor elaboración en la construcción de atmósferas, incluso a veces en el tono, poco personal. Tampoco termina de ser efectivo, cuando introduce en 'Career Of Evil' algún flashback de Strike, porque subraya elementos evidentes y porque hasta ese momento no se habían usado. Quizá, cuando Robin le confiesa parte de su pasado –que tiene una conexión potente con lo que sucede en ese mismo caso- sí resulta más lógico. Gracias, sobre todo, al estudio psicológico de la condición humana en las relaciones familiares y en los rasgos sarcásticos y agudos que toma de Chandler, 'Cormoran Strike' provoca adicción a pesar de rasgos y una estructura anclada en los códigos del género negro-criminal.

Seis. No obstante, los aciertos prevalecen en esta serie creada por Sarah Phelps y Ben Richards a partir de las novelas de Robert Galbraith/JK Rowling, pues la autora ha sabido dotar al personaje de los suficientes detalles para generar empatía en el espectador junto a argumentos entretenidos. Un coctel estupendo para el estío.