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Miren Rojo, la sabuesa periodista de SUR, vuelve a la pantalla. Netflix estrena este viernes 31 en todo el mundo -190 países- los seis episodios de 'La chica de nieve 2: el juego del alma', la secuela de su popular saga basada en las novelas de Javier Castillo. Una Málaga oscura y húmeda, algo menos lluviosa que en la primera entrega, protagoniza esta esperada continuación de este éxito mundial que se convirtió hace dos años en número 1 en España, pero también traspasó fronteras al convertirse en la ficción más vista de la plataforma a nivel mundial. Un resultado que la multinacional y la productora Atípica Films esperan revalidar repitiendo con algún retoque la fórmula de la primera adaptación: crímenes, suspense, personajes que esconden algo y cuidada ambientación. Y ese retoque plus es una trama más negra, más perversa, más 'Málaga noir'.
Una capital de barrio y arrabal, de cotidianidad alejada de la estampa turística oficial, vuelve a servir de universo icónico de una serie con estilo visual que, en esta segunda parte, se mete en profundidades argumentales, como el fanatismo religioso, el abuso sexual, las relaciones de poder y el periodismo, y la venganza. Reconocible ficción de género aliñada con 'thriller' que, sin ser original, le saca partido al cliché clásico de quién es el asesino. Aunque más que cliché, en esta continuación lo más acertado es hablar de esa polaroid que enciende la trama y que avisa que lo que vamos a ver gana en truculencia y sangre.
Si en la entrega original la gran incógnita de este 'thriller' fue la desaparición de la pequeña Amaya en la cabalgata de Reyes, en la adaptación de 'El juego del alma' el origen de todo es una polaroid borrosa con la imagen de una chica maniatada que un anónimo ya le hacía llegar a Miren al final de la entrega anterior con el mensaje «¿Quieres jugar?». Por supuesto, Miren no puede dejar pasar la invitación y meterse de lleno en la desaparición de la chica de la foto una década atrás, a la vez que aparece otra adolescente crucificada y muerta en un edificio en ruinas. Dos crímenes que son la gasolina para que la periodista vuelva a la redacción del periódico SUR y juegue con fuego al lanzarse de forma compulsiva a esta investigación, que es la forma en la que entiende su trabajo.
Contra eso le advierte su maestro Eduardo (José Coronado) que en esta secuela cede su puesto en la redacción a un plumilla que vuelve a Málaga tras una mala experiencia con la trama Gürtel. Coronado es mucho Coronado, pero no le sienta mal el cambio de protagonismo a esta producción con el oficio que le pone Mike Esparbé a este nuevo personaje que devora chupa chups a la par que olfatea con método e intuición periodística los casos frente a la pasión y la obsesión que son las armas de Miren, encarnada por una Milena Smit más expuesta y rota que la de la primera parte.
Esta secuela sigue el patrón general de la novela original de Javier Castillo, pero reclama su independencia con sus propios personajes y tramas secundarias -formidable Luis Callejo- que construyen su propia intriga paralela a los libros. Un relato que tiene el reto de emular el éxito de audiencia de su predecesora, que se convirtió en la serie más vista de Netflix España desde 'La Casa de papel'. No es poco desafío para esta segunda parte llamada a repetir la jugada, sin que se convierta en su particular juego del alma. Más bien todo lo contrario si siguen al pie de la letra el guion de los libros originales, convertidos en 'best sellers'. Y algo de confianza tienen que tener sus productores, si contamos sin hacer espóiler que la tercera parte de 'La chica de nieve', la adaptación de 'La grieta del silencio', ya está planteada en los fotogramas que ahora se estrenan.
Tras la cámara vuelven a estar el dúo David Ulloa y Laura Alvea y los guionistas Jesús Mesas Silva y Javier Andrés Roig, que convierten el escenario de Málaga y la redacción del periódico SUR en partes fundamentales de esta historia. Amén de los escenarios. Ya no hay patones como eso de que Coín tuviera playa en la primera parte, aunque algunas localizaciones malagueñas muy carismáticas pero rodadas en Madrid chirrían en pantalla, caso del jardín botánico. Con todo, los escenarios vuelven a ser seña de identidad de esta serie, con algunos destacados pasajes como la aparición del primer cadáver en la ahora ruinosa y abandonada residencia Marymar de Benalmádena o la persecución por los tejados de Mangas Verdes como si estuviéramos en Nueva York. No se veía nada parecido desde uno de los más famosos tiroteos del cine español, el de 'El Lute II', con Imanol Arias a balazo limpio por las calles del barrio malagueño.
La serie llega a las pantallas de casa este viernes, unos días antes de su presentación oficial en Málaga, donde el próximo martes 4 de febrero se celebra un encuentro con fans de la saga. Los 'periodistas' de SUR Milena Smit y Miki Esparbé se dejarán esta vez entrevistar, junto al propio creador de este universo y artífice de la ambientación en la capital de 'La chica de nieve', el escritor Javier Castillo.
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