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cristina pinto
Miércoles, 25 de noviembre 2020
Celia Villalobos ha vivido una experiencia única con su paso por el programa de TVE: Masterchef Celebrity. Durante las diez galas que ha estado presente en el concurso culinario, la expolítica ha dado momentos de alegría, de llanto, de sensibilidad, de guerrera... Celia Villalobos ... en estado puro. Con su salida este pasado martes del programa se quedó a las puertas de la semifinal del programa, pero aún así la exalcaldesa de Málaga ha exprimido su estancia en los fogones de TVE al máximo en todos los sentidos.
-Entró con el objetivo de intentar eliminar los prejuicios de los políticos, ¿se ha conseguido?
Entré intentando demostrar que los políticos no somos como la opinión que tienen la mayoría, pero me fui con la sensación de que no lo había conseguido. Pero bueno, espero que otros lo consigan...
-Al final en el concurso no se ha dejado de hablar del pasado político de Celia Villalobos...
Han hablado ellos, yo no. Cada uno es lo que es... Pero vaya, también soy una persona humana que llora, se ríe, se enfada, pierde...
-Una de las frases que decía al principio del programa era que quería «aprender a vivir»... ¿Finalmente ha sido así?
Masterchef no tanto a mí, sino a todos, nos ha demostrado que se pueden hacer cosas con setenta años, se pueden tener ilusiones... Y sobre todo cuando estamos viviendo una situación tan complicada como la que tenemos con la pandemia. Me quedo con lo positivo, que ha sido mucho.
-¿Hemos podido ver a la auténtica Celia?
Al final nadie demuestra todo lo que es en un programa. Lo que espero que se haya visto es que soy una persona normal.
-No le ha importado hablar de Mariano Rajoy, de José María Aznar... De la política en general...
Bueno, eso han sido unos segundos. Para hablar de Aznar en mi libro... Ahí sí que hablo de Aznar. A mí me daba igual lo que dijeran cuando estaba en política, imagínate ahora... Si yo estuviese pendiente de lo que los demás dicen de mí... No viviría.
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cristina pinto
-También dijo que sus mejores años de la política fueron como alcaldesa. ¿Cómo los recuerda?
Por supuesto, los mejores años. Eso es lo mejor que te puede pasar. Fueron años en lo personal de grandes soledades, porque mi familia estaba en Madrid... Pero en lo que era mi trabajo y la política fue fantástico, tenía un magnífico equipo, conocí a gente muy buena, hicimos muchas cosas y estoy orgullosa de ello.
-Dejemos la política a un lado y hablemos de comida. La cocina moderna al principio no era lo suyo, ¿no?
Hombre... Yo ya sé hacer esferificaciones, espuma... Pero vaya, que me lleve el delantal dorado con una merluza en salsa verde. Ahora he ampliado mis conocimientos, yo ya estaba en mi zona de confort, en la cocina hacía lo que sabía que me funcionaba sin tener que dar muchas vueltas. Ahora cuando viene mi familia los sábados se encuentran cosas que no habían probado antes.
-¿Cuál ha sido su elaboración preferida del programa?
La merluza en salsa verde. En mi Instagram he dejado la receta, te juro por Dios que sale que te mueres. Martín Berasategui no le echa cebolla, pero yo creo que es fundamental echarle, la cebolla le hace salsita... A mi me encanta, es mucho de nuestra tierra.
-¿Y momento favorito?
Son dos: el día de la merluza cuando me pusieron el delantal dorado y estuvieron mis amigas Marta y Carmen y después en este último programa con mi nieta Alma. Por Dios... Eso fue lo más.
-Ese 'salmorejo' que decían que no estaba bueno, ¿qué pasó?
Ay... Ese salmorejo que me salió era una mierda tía (risas). Ya te lo decía yo, no necesitaba que me lo dijesen ellos. No sé por qué, pero me salió mal.
-¿Se lleva amigos de Masterchef?
Casi todos... Florentino, Gonzalo, Nicolás... Incluso con 'La Terre', yo tengo muy buena relación con la Pepa, con La Terremoto de Alcorcón no tan buena. Con la personaje no, pero con la persona muy bien.
-¿Y con Ainhoa Arteta?
No tengo ningún problema con ella, lo que pasa que se pica muy rápido. Pero vaya, lo solucioné con ella. Hay mucha tensión, es mucho tiempo. Merece la pena pero es un gran esfuerzo.
-Al final se coge cariño a los compañeros...
Son muchas horas de convivir. Se ven tres horas, pero detrás de eso hay muchas horas de trabajo y son complicadas.
-Ya se llega al final del programa... Nicolás Coronado es uno de los favoritos, ¿no?
Sí, ya os quedan dos galas y sabéis quién gana. Hay algunos que han pasado desapercibidos hasta ahora y sin embargo toman protagonismo. Nicolás es un ser humano extraordinario, es un cielo, muy sensible, muy buena persona...
-Hemos podido ver muchas caras de Celia Villalobos en este programa y los extremos: una muy tierna y una muy guerrera...
Al final si te fijas siempre es la misma cara. En el programa he luchado por hacer las cosas bien, pero porque a mí siempre en la vida me ha gustado hacer las cosas en serio y hacerlas bien: si hago la cama me gusta hacerla bien, si cocino me gusta hacerlo bien, si limpio el váter me gusta hacerlo bien... Si yo hubiera peleado alguno se hubiera llevado un tarascón que no se ha llevado.
-¿Qué le ha enseñado esta experiencia?
Salir de estar tres meses encerrada, viajar... Conocer otro mundo diferente al que tú estás acostumbrado, una tribu diferente a la tuya, que es la de la política. Muy diferente al trabajar, esforzarme, divertirme, vivir... A fin de cuentas, vivir.
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