Momento en el que Pepi Valladares hace la confesión del registro del caso Malaya. tELECINCO
Cantora: la herencia envenenada

Cantora: la herencia envenenada | Una exempleada de Isabel Pantoja sobre el caso Malaya: «En el registro cogí los fajos de billetes y me los metí en el pantalón»

La segunda entrega del programa sorprende con las confesiones de Pepi Valladares y el testimonio de la hermana de Paquirri, Teresa Rivera, que comprueba si las esmeraldas que le entregó su excuñada son las verdaderas

cristina pinto

Sábado, 21 de noviembre 2020, 00:40

Luz tenebrosa en el plató, la voz de Jorge Javier Vázquez y el rostro de Teresa Rivera daban comienzo a la segunda entrega de 'Cantora: la herencia envenenada'. «Esta mujer que ven aquí fue humillada públicamente por la mujer de su hermano», arrancaba así ... el programa Jorge Javier hablando sobre la que iba a ser la protagonista del programa, la hermana de Francisco Rivera 'Paquirri'.

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Como decía el presentador, esta segunda parte era «la traca final de una semana en la que han pasado muchas cosas». Y así empezaron a repasar los acontecimientos de la semana, entre ellos la visita de los hermanos Rivera (Cayetano, Francisco y Kiko) a su tío en Barbate. También recordaba la situación de Isabel Pantoja en estos días: «Isabel dice estar peor que cuando perdió a su marido y que cuando entró en la cárcel», destacaba Jorge Javier.

Después de recordar la semana tras el primer viernes de 'Cantora: la herencia envenenada' empezaron a verse los avances de lo que se desvelaría a lo largo de la noche, como 'La máquina de la verdad' de Antonio Rivera y Carmina Ordóñez, programa de 1993 que, según Jorge Javier Vázquez, «son dos programas que quedaron bloqueados y en los que se habló mucho de la herencia de Paquirri». En él el padre del torero, Antonio Rivera, hablaba sobre la tonadillera: «Es ella la que tiene que procurar conservar Cantora hasta la muerte y después que hagan sus hijos lo que les de la gana».

Llegaba la primera intervención de la hermana de Paquirri, Teresa Rivera, con una conexión en directo desde su casa. «Nosotros siempre hemos dicho la verdad y ella ha mentido tanto...», fueron de las primeras palabras que Teresa Rivera dedicó a Isabel Pantoja. A raíz de esto, Jorge Javier Vázquez empezó a dirigir la entrevista que empezó remontando la historia 36 años atrás, a la muerte de Paquirri en Pozoblanco y las reacciones de la tonadillera y la relación con su cuñada. «Nos llevábamos muy bien, pero empezó a dejar de gustarme cuando le dijo a mi hermano que yo me había comprado un vestido de gitana a su nombre y eso no era cierto. Lo hizo para no pagar el vestido que pidió ella», recordaba Teresa Rivera.

También rememoró los primeros años de la tonadillera en Cantora en los que aseguraba que «toda su familia estaba allí metida». «Mi hermano empezó a cansarse y puso sus leyes», resaltó. Volviendo a la muerte del torero, aquel 26 de septiembre de 1984, la hermana de Paquirri aseguró que «a Isabel solo le preocupaba el maletín. «Ese maletín tenía el cordón de oro con el cristo, papeles, el dinero de la corrida anterior y de esa, su reloj, sus cosas personales. Ella solo hacía pedirle a Ramón Alvarado (mozo de espadas) el maletín el mismo día que murió, una persona normal no se puede acordar en esos momentos de esas cosas», añadía Teresa Rivera.

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Hablando del dinero que Paquirri podía cobrar por cada corrida, exactamente aquella de Pozoblanco, apareció para dar testimonio Vicente Ruiz 'El Soro', el único superviviente de la corrida del 26 de septiembre del 84. No dejó de emocionarse en su primera intervención pública hablando del torero: «Son 36 años de silencio que yo he tenido, se me ofrecieron muchas cosas en su día y por respeto a la familia Rivera no hablé. Vengo a liberarme», apuntaba el torero. Desde el año 82 guardaba una íntima amistad con Paquirri y 'El Soro' desveló lo que llevaba a cobrar: «El maestro cobraba entre 8 y 10 millones de euros (aproximadamente 60.000 euros) por corrida», confesó. Al ser preguntado por Jorge Javier por todo el revuelo que está teniendo la herencia de su amigo no dudó la respuesta: «Si Paquirri levantara la cabeza... Una vez que tuvimos un accidente se sinceró conmigo, me dijo que las cosas no iban bien, que su vida era un desastre».

Llegó el segundo momento de Teresa Rivera y habló sobre la relación de Isabel Pantoja con Cayetano y Francisco Rivera. «A los hijos de Paquirri no los quería, no se les trataba bien en Cantora. Ella decía que eran maleducados», afirmaba la hermana del torero. Recordó también el famoso cordón de Paquirri que la tonadillera entregó a su hijo Kiko Rivera en unas campanadas: «Vaya papel hizo, yo pensaba que cuando saliesen de ahí se lo quitaría. Y ahora me entero que fue verdad, que se lo quitó», puntualizaba Teresa Rivera.

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La hermana de Paquirri, Teresa Rivera, durante la conexión en directo con el programa. Telecinco

«Esto es un momento histórico, bueno, eso se queda corto; es un momento legendario. Vamos a ver cómo Teresa Rivera se coloca las esmeraldas que no sabemos si son verdaderas o más falsas que un billete de dos euros», introducía así Jorge Javier el momento más anunciado de la noche. «Para mí son preciosas, eran un regalo de mi hermano a mi madre. Pero las cambiaron, podrían haber sido compradas en un chino», respondía la hermana del torero a Jorge Javier.

Confesiones sobre el caso Malaya

Mientras el tasador Ignacio García analizaba las famosas esmeraldas Jorge Javier Vázquez le preguntaba si podía dar algún adelanto. «A simple vista ya he tenido las primeras impresiones», confirmaba el experto. Algo exclusivo estaba a punto de contarse tras esto. Una de las antiguas empleadas de Isabel Pantoja, Pepi Valladares, hizo llevarse las manos a la cabeza a algunos de los presentes en el plató de Telecinco. Recordando el registro policial en la casa de Isabel Pantoja por el caso Malaya confirmó que encubrió a su jefa: «Yo sabía donde estaba el dinero, ella me miró y yo sabía lo que tenía que hacer. Yo cogí los fajos de dinero y me metí en los bolsillos todo lo que había dentro del bolso. Me temblaba todo el cuerpo porque había un control enorme, lo hice por lealtad y cariño», confiesa la exempleada de Isabel Pantoja. «Ella utilizaba al equipo que trabajaba con ella para mover el dinero», añadió tras el asombro de Jorge Javier Vázquez y los colaboradores.

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Llegando al final del programa llegó a salir el tema del «dinero escondido en América». «Ese dinero lo trajo Ramón Calderón, se trajo una cifra de más de un millón de dólares y llegó al año o dos años de morir Paquirri. Buena parte de ese dinero llegó a manos de Isabel, Antonio Ordóñez y a la familia Rivera», aseguraba Kiko Matamoros. «Nos llegaron 20 millones de pesetas», añadió la hermana de Paquirri.

Volvía el tema de Isabel Pantoja y las confesiones de Pepi Valladares. Todo comenzó porque Kiko Matamoros comentó: «Me dijeron que en el supermercado solo pagaba con billetes de 500 euros». A esto, la exempleada contestó: «Ella no tiene tarjetas, no quería. Llevaba todo en su cartera junto a una carta de Paco», confiesa. Momentos más íntimos de la tonadillera destapó su exempleada: «Me llamaba y me levantaba a las tres o a las cuatro de la mañana para que le hiciese un colacao porque no podía dormir. Lo más raro que me ha pedido a esa hora es una pescada hervida», aseguró Pepi Valladares.

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Las palabras de la tonadillera

Una cinta en la que habla la tonadillera llegó a Mediaset la misma tarde del programa. Jorge Javier Vázquez lo escuchó y fue a uno de los directores: “¿Sabes lo que tienes que hacer? Quemarlo. Por lo menos estoy hoy no lo vamos a escuchar, y no sé si lo escucharemos en la vida”, decía atónito el presentador. “Habla como nunca ha hablado de sí misma. Después de escucharlo solo podría decir: '¡Qué progresista!'”, comentaba Jorge Javier sobre la cinta.

El final de la segunda parte de 'Cantora: la herencia envenenada' venía con la resolución del valor de las esmeraldas que Isabel Pantoja entregó en la herencia a Teresa Rivera. “Está claro que las esmeraldas no son de alta calidad. La calidad es muy comercial, se comprarían en una joyería mala”, explicó Ignacio García. “Yo las había visto a mi madre cuando ella las tenía y sabía que no eran las mismas”, concluía Teresa Rivera.

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