Fue cumplirse la medianoche y apareció en pantalla. Con nocturnidad y alevosia horaria se estrenó nada más entrar en el calendario el día 15 el esperado programa 'Escena en blanco y negro', la iniciativa de Antonio Banderas que encontró la complicidad y la experiencia de María Casado y el apoyo de Amazon Prime para hacerse realidad. Un cuidado espacio que es a la vez un programa de entrevistas con cantantes y un retrato musical de los protagonistas que interpretan sus propios temas y los de otros. La que abre es una vitalista Vanesa Martín, a la que siguen David Bisbal, Pablo Alborán, Pasión Vega, Rozalén, Pablo López y el propio Banderas, que además de protagonizar el último capítulo, también abre cada entrega con un epílogo del invitado y un monólogo de entrada, en el que igual habla de la primera vez que sus padres le llevaron al teatro como de lo que significan los libros, la música o el cine en este tiempo pandémico. Un exquisito programa, primera producción del Teatro del Soho Televisión (TST), que busca la intimidad con los cantantes y los espectadores para convertirse en una reivindicación del artista y de la cultura en estos tiempos difíciles.
Publicidad
'Escena en blanco y negro' no es un formato nuevo. Pero sí personal. Me explico. Los espacios de entrevistas con actuaciones de cantantes/entrevistados vienen de lejos, pero Casado, Banderas y su equipo han sabido darle a este espacio un sabor propio y diferente que hace que parezca completamente nuevo y fresco. Tras su abandono de TVE, la veterana periodista pone su encanto y oficio en los vis a vis con los invitados, con los que derrocha complicidad previa y lo aprovecha, y a los que busca en las distancias cortas hasta que parezcan vulnerables y cercanos, como con David Bisbal. Aunque también, todo sea dicho, la conductora protagoniza a veces en exceso el diálogo. Y entre charla y charla, música para que los invitados lleven la voz cantante. Sobre el escenario de un teatro. El del Teatro del Soho Caixabank. Sobre el que siempre les acompaña músicos en directo. Y también un tema por artista y capítulo interpretado junto a la Orquesta Sinfónica de Málaga, dirigidos por Arturo Díez Boscovich. Lo distintivo no es que sea una entrevista con números musicales. Aquí el retrato sonoro y el periodístico tienen el mismo peso. Y además con músicos en escena. Nada de lata o 'play back'. Y se nota.
En la personalidad del programa también tiene que ver la expresividad del blanco y negro que da título al espacio –con pequeños, contados, momentos de color– y una puesta en escena casi cinematográfica –con claqueta y todo– que invitan a esa intimidad con los López, Rozalén, Vega…, como ese momento de repasar una caja de discos antiguos con Vanesa Martín, de donde asoman Rocío Jurado o Serrat. O ese otro en el que un entregado Alborán canta una canción de Mina. O Antonio Banderas, ese actor que a veces hace el papel de cantante, adelantando un tema del musical 'Company' que prepara para volver a las tablas el próximo año.
A la singularidad del programa hay que unir su estreno inusual en una plataforma de vídeo bajo demanda, cuando por la ambición del proyecto, puesta en escena y la popularidad de los invitados hubiera tenido cabida en el 'prime time' de cualquier televisión en abierto. Se nota que Banderas & Casado han tenido libertad para hacer lo que han querido dentro de las limitaciones presupuestarias y de la pandemia. Y los hallazgos son evidentes en un producto visualmente atractivo y brillante, aunque el conjunto también peca algunas veces de exceso de autobombo del propio programa. Innecesario, por otra parte.
Este protagonismo hipersubrayado también tiene una vertiente positiva porque es curioso que pese al estreno del programa en una plataforma con distribución mundial y en una ventana tan deslocalizada, 'Escena en blanco y negro' no esconde ni sus raíces ni su lugar de rodaje. El Teatro del Soho Caixabank y Málaga no son unos simples decorados, sino que determinan esa reivindicación del artista y ese (re)gusto por la música en directo que plantea el programa en un momento en el que los teatros se han quedado sin espectadores. O con aforos reducidos. Y así, estas entrevistas musicales son una invitación a aferrarnos a la cultura como tabla de salvación, a sentarnos en la butaca desde nuestras casas para asistir a unos irrepetibles conciertos con gente que tiene mucho que cantar y contar. Con pandemia o sin ella, el formato pide una segunda temporada.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.