sur
Martes, 16 de mayo 2017, 00:53
En Ucrania, dar la nota sale más caro que en otros países de Europa. Al espontáneo que subió al escenario de la final del Festival de Eurovision el pasado sábado y se bajó los pantalones en mitad de la actuación de Jamala, ganadora de la edición anterior, podrían caerle hasta cinco años de cárcel.
Publicidad
La escena, que siguieron 200 millones de personas en todo el mundo, fue protagonizada por un fan que, aunque llevaba colgada del cuello la bandera australiana, era ucraniano. Algo que ha enfurecido al ministro de Interior del país organizador, Arsén Avákov, quién le ha tildado de «idiota» en las redes sociales.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La palygorskita, los cimientos del vino rancio en Nava del Rey
El Norte de Castilla
Una moto de competición 'made in UC'
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.