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NURIA ROZAS
Lunes, 20 de junio 2016, 01:20
Gonzalo Trujillo recorría los teatros de toda España haciendo obras para niños, «un público muy exigente», hasta que le llamaron de 'Acacias 38' para protagonizarla. No lo dudó. Ahora, reconvertido en el inspector Mauro, celebra la buena salud de la serie de la sobremesa de TVE: ya han superado los 300 capítulos.
Trabajaba como fotógrafo y en en el teatro, pero apareció la serie, le dijo ven y lo dejó todo.
¡Así es! Estaba en tres compañías y hacía obras de teatro infantiles y para adultos. ¡Últimamente hacía muchas para niños! En español y en inglés. Y no hay que tratar a los críos como tontos, porque es un público muy exigente.
¿Dan más guerra los chiquillos o los mayores?
¡Ahí andarán! Ja, ja. Más los niños, ¡pero guerra de la buena! Porque son mucho más pasionales y si tú les das, ellos te lo devuelven con creces. ¡Son muy agradecidos!
Su personaje es todo un galán. ¿Usted es tan caballeroso?
Ja, ja. (Se lo piensa) Lo bueno de mi personaje es que no es el típico galán de telenovela, es más modernillo. ¡Más incorrecto! Y tiene una parte oscura que me encanta. (Se ríe malvadamente)
Mauro ha tenido que superar una infancia difícil para llegar a ser un gran policía. ¿La suya fue más tranquilita?
No tengo el pasado delictivo de Mauro... ¡No se sabe exactamente en qué consistió! Se dice que viene de los bajos fondos, pero nada más. Mi infancia en Sevilla fue muy tranquilita y feliz.
¿No tuvo esos años rebeldes que tenemos todos?
Hombre, ¡sí! La parte rebelde en la adolescencia la tenemos todos. Yo la tuve, sobre todo, cuando me fui de Sevilla y me vine a Madrid a estudiar en la escuela de teatro.
¿Cómo se lleva el pasar de una ciudad como Sevilla a una gran selva como Madrid?
El primer año me costó mucho la adaptación. Madrid es una ciudad muy grande y estaba en una escuela donde había pocos alumnos... Pero a partir del segundo me encantó. Como hay tanta gente de fuera, haces piña y resulta muy acogedora. ¡Yo diría, incluso, que de las más acogedoras de toda España!
Antonio Velázquez, el protagonista de 'Buscando el norte', confesó que cuando llegó a Madrid comía latas de atún y mentía a su madre para no preocuparla. ¿Qué tal fueron sus inicios?
Al principio es todo muy precario, te sientes muy solo y hay situaciones que prefieres no contar a tu familia para no preocuparla.
¿Harían falta más inspectores como Mauro en la política de nuestros días?
¡Ay! ¡Buena pregunta¡ ¡Pues sí! Mauro cuando tiene un objetivo no cesa hasta conseguirlo. ¡Harían falta muchos Mauros para investigar nuestra política! ¡Porque uno solo no daría abasto! (Risas) Harían falta muchos trabajando a la vez. Ja, ja, ja.
¿A usted le ponen de mala leche las injusticias, como a Mauro, o es más pacífico?
¡Soy pacífico pero tengo mi mala leche! Si hay algo que me molesta o que me ralla como a él, soy muy vehemente.
Un equipo de empollones
El público muchas veces confunde al personaje con la persona. A Jordi Sánchez (Recio en 'La que se avecina') le piden que diga '¡Qué pechotes!'. ¿A usted también le pasa?
No es que lo confundan, es que si les gusta tu personaje quieren que se prolongue en la calle. ¡Ellos tienen esa ilusión! Quien les gusta es Antonio Recio, al actor no le conocen, así que le hablan como a Recio. ¡Y a mí la gente que me para es muy cariñosa! El otro día una señora me decía que si no veía que Humildad me estaba engañando... Y yo le seguía la corriente. (Risas).
¿Liga más ahora con este papel de Sherlock Holmes?
(Carcajadas) ¡Creo que ahora ligo hasta menos porque no tengo nada de tiempo! Mi vida social se ha reducido mucho...
¿No tiene ni un día libre?
Entre semana estoy grabando y los fines de semana estudio los guiones. ¡Es como si estuviera en exámenes todo el tiempo! Tengo la sensación de haber vuelto al instituto o a la facultad. ¡Estoy siempre con folios en la mesa!
Tanto estudiar, ¡se habrá convertido en el listillo del rodaje!
¡Todos somos así, si queremos aguantar, tenemos que ser un poco empollones! Intento llegar sabiéndomelo, porque allí tenemos que aprender las posiciones de la cámara, los movimientos... Y no puedes preocuparte del texto.
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