nuria rozas
Lunes, 4 de abril 2016, 15:36
Patricia Conde ha desembarcado en Chiringuito de Pepe como Mónica, una cocinera traumatizada por un episodio de su pasado. «Muchas veces me gustaría tener la valentía y la decisión de personajes como ella, con la fortaleza necesaria para vengarse de quien le ha hecho daño», reflexiona la actriz y presentadora vallisoletana. Pero que nadie se alarme, porque Patricia no se ha pasado a la ultraviolencia: antes de empezar la entrevista, tiene que hacer un alto para ponerle La patrulla canina a su hijo Lucas.
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¿Qué tal se maneja entre fogones?
Hace unos años no tenía ni idea, pero desde que soy mamá me ha empezado a llamar la atención. Un día hago un puré, otro una tarta... Y mis amigos están deseando venir a mi casa por los platos que les hago. ¡Ni yo misma me lo creo! Al ser celiaca, me daba mucha envidia cuando traían las tartas en los restaurantes, tan suculentas, y yo no las podía probar. Así que me compraba todo lo necesario y me hacía carrot cake o tarta de manzana.
Le gustan los postres. ¿Es así de dulce en su vida?
Dulce, lo que se dice dulce.... Somos como somos y no podemos cambiar. Con los desconocidos me corto mucho, soy bastante distante y tímida. A mí la gente me tiene que demostrar que me puedo fiar de ella. Hasta que cojo confianza, porque luego abro las puertas a todo el mundo y hago comida para veinte si hace falta. Pero tampoco parezco dulce, ¿no? Buena sí, o eso dicen mis amigos, pero siempre he sido una chica dura.
¿Cómo era Patty de pequeña?
Tenía perfil de niña tímida, pero eso no estaba reñido con ser revoltosa, gamberrilla, inquieta: yo hacía muchas trastadas, bailaba, hacía chistes, parodias... En el recreo me moría por preparar mi repertorio de imitaciones de profesores y monjas. Para otras cosas sí he sido muy tímida: con los chicos, por ejemplo, o para hablar delante de desconocidos. Si voy al teatro y piden un voluntario, me escurro en el asiento y pienso no, por Dios, pero si es una cámara delante de toda España me da igual.
Con la edad se van superando esos miedos, ¿no?
El tímido lo es para siempre. Evolucionas, sabes lo que no quieres, te armas de valor, pero te siguen dando vergüenza las cosas. Para mí el trabajo de televisión y el escenario del teatro han sido terapéuticos.
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La vida cíclica
Con la caña que le daban a Telecinco en Sé lo que hicisteis, ¿se imaginaba que iba a acabar siendo el ángel de Paolo Vasile?
¡El ángel, ja, ja...! Bueno, yo empecé trabajando en Telecinco a los 19 años, en El informal. La vida es cíclica y todo vuelve: yo dejé el trabajo bien hecho y me llevo superbién hasta con Paco, el camarero de Telecinco. Todavía hay gente que no entiende que los guiones son ficción: Sé lo que hicisteis era un show en el que alguna vez caían bromas hacia Telecinco, pero yo siempre pensaba que algún día estaría cenando con Paolo Vasile y nos reiríamos de aquello.
¿Y ha sido así?
Ha sido así. En mi trabajo todos vamos rotando y no sabemos dónde estaremos mañana. Los follones entre directivos y cadenas no van conmigo: yo defiendo mi trabajo, nada más.
Sacó un libro: ¿tan mal están las cosas entre hombres y mujeres, que necesitamos un manual?
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Me lo pidieron de Planeta, un antimanual para la mujer perfecta. A mí se me da bastante bien escribir buscando el lado cómico de las cosas, y eso hice: humor sobre hombres y mujeres, que es el asunto principal de todos los monólogos. Nos gusta ese tema porque nos sentimos identificados. Reírte de ti mismo te vuelve casi invencible: a partir de ahí, ya te puedes reír de todo el mundo.
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