Cristina Pedroche: «David no dormirá jamás en el sofá»

Cristina Pedroche (Madrid mejor dicho, Vallecas, 27 años) prefiere un par de huevos fritos con patatas en Nochebuena antes que una mariscada. En los asuntos del yantar, como en los de la vida, la presentadora no se anda con delicatessen. De pequeña, cuando sus compañeras soñaban con vestirse de princesas el día de su boda, ella andaba pegando patadas a un balón con sus amigos. No le importó casarse en camiseta, vaqueros, deportivas y con una bufanda del Rayo Vallecano de fondo. Pero la noche de las uvas se quiere sentir como una princesa, «y las princesas no siempre tienen que ir tapadas», precisa. Un buen ejemplo es el celebérrimo vestido con transparencias que lució la pasada Nochevieja, que permitía ver su ropa interior. Con él dio las campanadas en La Sexta, o más bien el campanazo, ya que generó decenas de miles de comentarios. Este año repite en la Puerta del Sol, pero en Antena 3, y ya ha prometido que Carlos Sobera levantará una ceja al verla. «O las dos» (ríe).

¿Con qué modelito nos sorprenderá la noche del 31?

Todavía tenemos que terminarlo, así que no sé cuál será el resultado final. Tuve claro desde el principio cómo quería que fuese, busqué una marca que me lo pudiera diseñar y al final la he encontrado. Y ahora estoy con el período de pruebas.

¿Carlos Sobera levantará una ceja cuando la vea con él puesto?

¡O las dos! Ja, ja, ja. Pues no sé... Yo me quiero sentir muy guapa y muy espectacular porque es la última noche del año y quiero estar como una princesa, como el año pasado pero esta vez diferente.

Antes de dar el campanazo en televisión, ¿cómo eran sus Nocheviejas? ¿Ligaba mucho?

Siempre he sido muy tranquila y he celebrado la Nochevieja en casa de mis padres, acompañada de mis abuelos y el resto de la familia. Después de la cena nos quedábamos jugando al bingo o a las cartas un rato y luego yo me iba pronto a la cama porque al día siguiente me gusta ir a correr. Aunque en Año Nuevo a los que te encuentras es a los que vienen de fiesta.

Parece usted una abuela. ¡Nadie lo diría!

Ya, ¿eh?, ¡Pues soy así! El que me conoce un poco sabe que es tal cual.

Vamos que lo de ir de cotillón y tirarse la juerga padre no va con usted...

Cuando tenía diecisiete años salí un par de noches de discotecas, lo típico, pero la aglomeración de gente me agobia mucho. Así que decidí que nunca más.

¿Qué plato no falla nunca en casa de los Pedroche en Nochebuena?

Comemos casi siempre lo mismo. Mi madre y mi tía, como viven al lado, se juntan y hacen la cena para todos. Suele haber sopa de marisco, que a mí no me gusta mucho la verdad, y marisco variado: gambas, centollo y esas cosas... Pero al final siempre las acabo engañando para que me hagan un huevo frito con patatas que es lo que me gusta.

¿De verdad?

¡Sí!, ¿Qué pasa?, ¡Qué más da! Es lo que me gusta.

Este año además tiene un cocinero estrella en Navidad.

No, no. David trabaja cuando tiene que trabajar, es decir, en su restaurante. Pero fuera de él no cocina. Y si cocina, lo hace solo para mí, no para todos.

De pequeña, ¿de qué Rey Mago era: del negrito o de los barbas?

Me daba igual, pero Baltasar era el que menos me gustaba porque mi padre siempre me decía: Tienes que cerrar los ojos y no abrirlos en toda la noche porque si no Baltasar te estará mirando mientras duermes. Y esa pesadilla no la he olvidado nunca... (Risas).

En 2015 una princesa de Vallecas conoció al principito cocinero de su vida y se casó con él... ¿Cómo termina este cuento?

¡Cómo va a acabar! Pues como los cuentos... ¡Con un final feliz! La felicidad siempre está por encima de todo y ya está. No hay más.

¿Tendrán hijos, serán felices y comerán perdices?

¡Sí, pero al tiempo! No hay prisa.

¿No está en sus planes la maternidad para este 2016?

No, no. Ahora mismo estoy en un momento muy egoísta y solo quiero disfrutar y ser feliz, no tengo tiempo para un hijo.

Se casó en vaqueros, zapatillas y con una bufanda del Rayo Vallecano. ¿Fue la boda soñada?

Es que como nunca había pensado en casarme me daba igual: nunca había imaginado mi boda. Cuando conocí a David sabía que quería casarme con él y que tenía que ser un enlace normal. No me planteé si iba a llevar esa camiseta, esas zapatillas o si iba a salir en las fotos la bufanda del Rayo Vallecano, porque en mi casa las hay por todas partes y al final se vieron. Es tontería imaginártelo porque luego te llevas desilusiones. Es mejor vivirlo y disfrutar.

¿No era de esas niñas que se imaginan vestidas de blanco?

No, no era de las niñas que soñaban con boda. Era de las niñas a las que les gusta jugar al fútbol, montar en bici y estar con sus amigos. No era muy infantil.

Dice que antes de conocer a David pasó 26 años triste y sola. ¿Tantas ranas besó? ¿No hubo ni un semipríncipe?

Calla, calla. No hubo nada. ¡No quiero ni recordarlo! Todo lo que pasó antes de David no existe.

Confiesa que el truco para que su relación funcione es que no discute si David deja la toalla tirada o si uno llega tarde. ¿No han discutido y se ha ido a dormir al sofá?

¡Por supuesto que no! David nunca jamás dormirá en el sofá, es absurdo. Y no es que no le grite porque deje la toalla tirada, es que no hay que gritarse nunca ni faltarse al respeto. Está claro que discusiones tenemos como todas las parejas, pero muy absurdas y nos uran dos o tres minutos. ¡No me gusta perder el tiempo, la verdad!

Le han pretendido jugadores del Real Madrid, del Barça... Pero al final una tortilla de patata tira más que un par de pelotas.

Ja, ja, ja. Se han quedado con ese titular y es absurdo. Me da igual quien haya querido ligar conmigo y quien no, lo importante es que sean personas de verdad y el único que lo es, es David y ya está. He tenido la suerte de encontrarlo.

¿Qué es lo que tiene David que no tienen los demás?

Que todo es verdad. Me cuida, me mima... La pregunta no es qué tiene, es que los demás no tienen nada comparado con él. Fue muy fácil elegir, según lo vi supe que era para mí.

¿Fue un amor a primera vista?

Sí, está claro.

Fan de Alberto Garzón

Le confesó a Risto que hace el papel de la «maja tonta». ¿Cómo es en realidad Cristina?

(Se lo piensa)... Depende de la situación como todos. Si estoy jugando con mi prima pequeña soy infantil, si tengo fiebre estoy rancia, en Zapeando te cuento chistes absurdos... Las personas tenemos mil caras y somos versátiles.

Tiene dos carreras, licenciada en Administración y Dirección de Empresas y diplomada de Turismo,... ¿es una empollona?

(Se ríe) Mucho. Me gusta mucho estudiar. Por ejemplo, cuando iba al Instituto la gente se bajaba al recreo a comprarse un bollo o unos gusanitos y yo me quedaba en clase haciendo los deberes. Así por la tarde no tenía que hacerlos y tenía más tiempo para estudiar.

Tiene el doble de seguidores en Twitter que Rajoy. ¿Se metería en política?

¡Pues no! No me atrevería a meterme en política porque para eso tienes que ser una persona desleal... Y yo soy bastante leal.

¿Comparte entonces el calificativo de «indecente» de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy?

Pero no solo lo opino de Rajoy, también de él ( Sánchez) y de la mayoría de los políticos españoles.

En Vallecas nunca gana el PP y usted hace zapping cuando ve a Pablo Iglesias. ¿Algún candidato se merece su voto?

El que mejor me cae, desde luego, es Alberto Garzón.

¿Tiene claro su voto o es una indecisa como Isabel Preysler?

No, yo no soy ninguna indecisa e Isabel Preysler tampoco me creo que lo sea. Tengo mi voto claro.

¿Su marido votará lo mismo?

Sí, sí. Nosotros somos uno y si votamos, lo hacemos juntos.

Para ir acabando... ¿Qué balance hace del año 2015?

No he podido ser más feliz, así que lo único que pido al 2016 es lo mismo que este.

¿Y los chupetes y los biberones los dejamos para 2017?

Sí, sí. O más...