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«Nunca pensé que en Málaga hubiera un teatro que hiciera producciones de este nivel», admitió el director de escena Arnaud Bernard. Y no era un halago gratuito: «Los intérpretes conocen mi mal carácter y saben que cuando digo algo soy totalmente sincero», añadió entre ... las risas del elenco. El francés se rodea en el Cervantes de voces españolas para su versión de 'Il Trovatore', la ópera que este viernes 27 y domingo 29 cierra la trilogía verdiana en Málaga (tras 'La traviata' y 'Rigoletto') y despide la trigésimo tercera temporada lírica, que patrocinan Unicaja Banco y Fundación Unicaja. Con el aforo prácticamente agotado, el teatro abre este miércoles al público el ensayo general con entrada libre previa invitación (a recoger a partir de las 8.30 horas en taquilla). «Se quedan muy cortas dos funciones. Pediría a los responsables que hagan un esfuerzo por la tercera», dejó dicho en su turno de palabra el barítono Juan Jesús Rodríguez, el Conde de Luna en las tablas.
El emblemático cuadro 'El 3 de mayo en Madrid' de Goya preside la escena y la contextualiza: el drama del trovador salta aquí del siglo XV a la España de principios del XIX invadida por Napoleón. Es la apuesta de esta coproducción del Cervantes y el Teatro Nacional de Croacia, que recurre al recurso cinematográfico del 'flashback' para recrear los sucesos del pasado que atormentan a un viejo conde de Luna. «Todo es una visión deformada de lo que hizo él de joven», anticipa Arnaud Bernard. Como si fueran visiones fantasmagóricas, el conde revive los años en los que fue general del ejército de Bonaparte y se enfrentó sin saberlo en la guerra de la Independencia a su propio hermano, un defensor de la libertad que se levantó contra el invasor y acabó fusilado, como anticipaba la famosa pintura de Goya.
Justifica Bernard su elección de Goya por el mundo de los gitanos y la brujería que tan bien refleja en su pintura y que, en cierta forma, está presente en la ópera de Verdi. Un guiño al pintor con el que quiere aportar «un elemento innovador y original» a una de las óperas más representadas de la historia. «Pero siempre manteniéndome fiel al espíritu de la obra», puntualizó. Reconoció que es una trama «difícil de seguir»: «Algunos dicen que es una ópera imposible, pero la música es tan maravillosa y fantástica que hace que todo sea posible».
Y de ello da buena cuenta Carlos Aragón. El director gaditano debuta en el Cervantes frente a una de las orquestas que más veces ha dirigido, la Filarmónica de Málaga, con su primer 'Trovatore', «el testamento del bel canto que hace Verdi» que exige de intérpretes con una calidad técnica «excepcional». «Y los que tenemos aquí son espectaculares», aplaudió. Con el Coro de Ópera de Málaga dirigido por la malagueña María del Mar Muñoz Varo, los solistas afrontarán un título vocalmente «empeñativo» con números musicales tan conocidos como el 'Coro de los gitanos' o las arias 'Tacea la notte placida', 'Il balen del suo sorriso' y 'Di quella pira'.
Todos los nombres de esta producción son artistas con carreras internacionales que han pisado los principales templos de la lírica del mundo. «La Arena de Verona, el Metropolitan de Nueva York… Y el Cervantes ya está a esa altura aunque no nos lo creamos», alabó el barítono Juan Jesús Rodríguez, que sustituye a Carlos Álvarez, que causa baja por cuestiones médicas.
Él se enfrentará sobre las tablas a Manrico por el amor de Leonora, dama de honor de la princesa Leonor. Un rival al que da voz y cuerpo el tenor Jorge de León, que aplaudió que el 90% de esta propuesta sea «producto español». «Estoy satisfecho de que teatros como Málaga sean ejemplo para el resto», añadió el intérprete, que volverá al rol de Manrico justo diez años después de debutarlo. Sí será la primera vez para la soprano Rocío Ignacio, que suma el papel de Leonora a su repertorio en un teatro que le ha dado ya varias alternativas. «Este es uno de los roles que las sopranos siempre tenemos en mente como un sueño. Estoy dando cien por cien física y psicológicamente», declaró.
Completa el elenco la mezzosoprano rumana Carmen Topciu como la gitana Azucena, un personaje «complejo» afectado por un «inmenso drama de juventud»: ella mató por error a su propio hijo. «Es un papel difícil» que afronta con una enorme felicidad: «Es fantástico esta sensación tras años difíciles y poder trabajar de nuevo en un escenario». «Un 'thriller' fantástico», en palabras de Jorge de León. «No le faltan detalles truculentos», concluyó Carlos Aragón.
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