Quizá sólo haya una cosa peor que darle la razón a un jefe: dársela después de mucho tiempo sin haberte querido bajar del burro al que te subiste pensando que era un potro de carreras. Porque yo pensaba que iba como un tiro la idea ... de instalar el Museo Ruso en Tabacalera cuando Javier Recio me dijo en su despacho que aquel era el sitio idóneo para la Escuela de Idiomas. Repliqué por supuesto que de ninguna manera, también lo puse por escrito, pero después de todos estos años no se ha disipado la sospecha de que Recio tenga parte de razón, que para algo tiene dos carreras y con mi edad ya era subdirector del periódico. La idea de Recio ha vuelto a la memoria esta semana con la mirada puesta en otro edificio imponente falto de un destino claro desde hace décadas: el antiguo Convento de la Trinidad. Mi compañero Francisco Griñán ha adelantado en estas mismas páginas que la Junta de Andalucía estudia la posibilidad de ampliar en la Trinidad el Archivo Histórico Provincial. En el Ayuntamiento se apuntan al carro y dicen que allí también podrían poner otro archivo suyo para ahorrarse por el camino la pasta que se están dejando en el alquiler de un par de naves donde guardan los papeles.

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Llevamos más de 15 años escuchando proyectos a cuál más peregrino para el Convento de la Trinidad. Hablamos del edificio de corte renacentista más importante de la capital, cuyos orígenes se remontan al siglo XV, que desde hace demasiado tiempo es pasto del abandono y del expolio, tapiado y olvidado para vergüenza de la administración regional. Para el convento trinitario anunciaron un Parque de los Cuentos (sic), un centro dedicado al arte rupestre «vinculado a la Unesco» (que siempre viste mucho), una subsede del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, la sede de la Biblioteca Provincial (en connivencia con el Gobierno central de entonces), un museo dedicado al diseño y otro arqueológico. Desde esa última idea ha pasado más de año y medio y nada más se supo. La propuesta del museo arqueológico ha encontrado la justificación de que es un proyecto consensuado con el Ayuntamiento. Porque si alguien conoce la ciudad es el alcalde y ya sabemos que si algo necesita la ciudad es otro museo sin rumbo claro. Así que esta línea va por ti, jefe: el Convento de la Trinidad debería dedicarse a la Escuela de Idiomas, que para algo uno y otra dependen de la Junta.

La Escuela de Idiomas ha cumplido este mes 50 años en su edificio de Martiricos. Cualquiera que haya estudiado allí o que haya ido de visita habrá comprobado que el recinto ha demostrado su capacidad de resistencia, pero que hace mucho que se quedó pequeño y anticuado para las necesidades de una institución académica de ese calibre. Entre el Convento de la Trinidad y la Escuela de Idiomas hay apenas 900 metros (lo dice Google Maps) y un paseo de diez minutos, por lo que el trastorno logístico para empleados y alumnos no parece un argumento muy sólido. La facilidad de aparcamiento que daba la explanada del Rastro es historia ante el nuevo desarrollo urbanístico de Martiricos, lo que también abre la puerta a otros usos culturales o educativos para la sede de la Escuela de Idiomas en un distrito que verá crecer de manera notable su densidad de población en los próximos años.

Vecinos de la Trinidad que reclaman allí una institución capaz de dinamizar la zona. Una renovada Escuela de Idiomas cumpliría ese cometido, desde los negocios periféricos que puede atraer (cafeterías, papelerías, academias...) hasta el trasiego de gente casi siempre joven que vaya a formarse. Las imponentes dimensiones del convento –casi 10.00 metros cuadrados– pueden permitir otros usos, desde ese centro documental del que ahora hablan hasta las necesarias instalaciones para colectivos sociales y culturales del barrio, pasando por espacios expositivos o lo que surja.

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