Los trabajos de Meryl

Además de su postura crítica, de su defensa de la igualdad y de los derechos de las actrices, Meryl Streep, esa coleccionista de nominaciones y premios, es sobre todo un dechado de virtudes, de ductilidad frente a la cámara. Es verdad, todos lo sabemos, que parte del público le tiene un poco de manía o algo de tirria: quizá por eso, por la rabia hacia esa perfección nada fría que le otorga lo que ha destacado el jurado, su !impecable técnica interpretativa». Yo añadiría que sus dotes técnicas son, sobre todo, implacables: pertinentes, frescas a pesar de su gran esfuerzo y artificio. Su voz es un portento, ah, pero son los gestos y sus mohínes, con esa mirada entre tierna y gélida, los que aportan sostén a una riada de trabajos -más de setenta películas, las últimas en plataformas- donde cada cual encuentra siempre un rincón donde sentirse como en casa. Su carrera tiene trabajos algo pasados de rosca, claro, pero cómo mejorar esa perfección tocando las teclas del alma que Mery Streep ofrece en 'Kramer contra Kramer', en su Francesca de 'Los puentes de Madison' o en su Karen Blixen de 'Memorias de África'.