CRISTINA PINTO
Jueves, 10 de noviembre 2022, 00:26
1 de enero de 1960. Ese primer día del año nació en Yunquera José Andrés Torres Mora. Aunque su primer recuerdo «verdaderamente consciente» llegó en el año 64 cuando su madre emigró a Alemania, donde estaba su padre. «Pues me quedé como cualquier niño que ... se queda sin su madre», confesaba ayer el ahora presidente de Acción Cultural Española y profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Estaba en el Centro Cultural La Malagueta y el motivo de su visita era el ciclo 'Málaga, ida y vuelta' –organizado por el Centro Cultural La Malagueta con la colaboración del Aula de Cultura de SUR– para hacer un repaso de su vida desde ese pequeño yunquerano hasta el hombre que llegó a ser director del Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista, diputado socialista en el Congreso durante cinco legislaturas y presidente del Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero de 2000 a 2004. Y muchas cosas más. El expresidente del Gobierno no estuvo presente, pero sí el secretario general del PSOE de Málaga, Dani Pérez, y otros exdirigentes socialistas como Marisa Bustinduy.
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«Creo que en la vida he dado con muy buenas personas y aprendí muchas cosas», introducía José Andrés Torres Mora en una de sus reflexiones de la tarde de ayer, en la que vivió una charla conducida por Javier López, codirector del Aula de Cultura de SUR junto a Alberto Gómez. Y recordó parte de su adolescencia en su vuelta a Málaga tras la 'mili': «Me volví y estuve un tiempo en El Palo, a punto de ser camarero en Puerto Banús pero esa misma semana me dieron una plaza en la Complutense». Una vuelta a la provincia esporádica, porque hizo su vida en la capital. «Los años de director en San Juan Evangelista fueron fantásticos: descubrí que los estudiantes eran más listos que nosotros y que tenían una visión más rica del mundo. Hasta que llegó Zapatero y me lo fastidió», añadía entre risas el malagueño.
Cuatro años de jefe de Gabinete de Zapatero: «Como decían en una serie que vi: 'Oh, fantástico lo que aprendí. ¿Pero volvería? Nunca'», admitía Torres Mora, a lo que seguía: «Recuerdo como una vida concentrada en cuatro años: queríamos hacer una España mejor, teníamos compromiso y deseo de hacer las cosas estupendamente, buen rollo... Esa era una parte preciosa pero luego había una novedad para mí que es que la política tiene que ver con el poder y yo me encontré de frente a compañeros que tenían la determinación de quitarme de en medio y eran muy poderosos». Y hablaba de sus aprendizajes en esa vida política: «Entendí que seducir era mucho más útil para ganar, generar una expectativa mejor. También vi que lo que analizábamos en Sociología en 1999 sobre la situación de la mujer había vivido un cambio increíble: la victoria de la mujer es impresionante, aunque con muchas causas todavía abiertas y pendientes. Otra cosa que ha cambiado es que he aprendido que el ser humano tiene una programación biológica que nos condiciona mucho y mientras resista la naturaleza humana me temo que vamos a estar toda la vida peleando con avances y retrocesos».
Y con sonrisa de felicidad seguía recordando esa etapa como político socialista: «Me siento orgulloso de lo que hicimos, había cosas que yo no sabía que estaba legislando para alguien que era a quien más quería, mi propio hijo, lo descubrí después. Estoy muy orgulloso de Zapatero, pero siempre estamos discutiendo. Aunque lo quiero mucho y lo admiro un montón». Luego, un pequeño análisis del presente: «La derecha no va a desaparecer, la izquierda tampoco. Lo que tenemos es que llegar a acuerdos que permanezcan y los matices ya los arreglaremos cuando gobernemos».
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Seguía el encuentro entre análisis y preguntas del público, pero para terminar volvía al inicio de todo. Tal y como dice el ciclo: 'Málaga, ida y vuelta'. «Mi sitio en el horizonte no es que sea Málaga, es Yunquera, donde está mi familia más cercana... Mi deseo es ir yendo hacia allí para quedarme allí, que es el sitio donde están las personas con las que puedo hablar de lo fundamental de la vida. No hay un sitio como ese, entre Nueva York y Yunquera, elijo Yunquera. En fin, Yunquera», concluía y reiteraba José Andrés Torres Mora para despedirse de su visita a La Malagueta.
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