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Es el sueño de todo coleccionista que visita los mercadillos de antigüedades. Comprar una pieza que te llama la atención y descubrir que aquel objeto adquirido por impulso o intuición resulta ser un tesoro. Le pasó a N. García, que en una de sus visitas ... del pasado verano al mercadillo artesanal de Fuengirola, se tropezó con un puesto que igual vendía figuritas de decoración que juguetes de otro tiempo. También cuadros. Y uno de ellos no pasó desapercibido para la compradora. Era una litografía con una escena rural y tenía un rasgo singular: estaba coloreada. No obstante, lo que le interesó fue la firma de F. Mitjana, influente grabador malagueño de mediados del siglo XIX. La obra aparecía además fechada: 1861. Fue esa autoría la que le empujó a comprar la obra y llevársela a casa para estudiarla. No tardó mucho en descubrir que tenía una preciada obra entre las manos: la cromolitografía más antigua salida de unos talleres de impresión en España.
«Conocía la relevancia de la figura de Mitjana, pero al investigar la pieza y la fecha en la que estaba datada descubrí que fue de las primeras realizadas en España a color utilizando planchas de piedra y prescindiendo de la iluminación a mano», relata N. García que, a modo detectivesco, siguió tirando del hilo ya que la litografía original del taller malagueño incluía no sólo su año de realización, sino también una inscripción: «Ensayo de cromolitografía dedicado a las Sociedades Económicas de España por F. Mitjana 1861». Un texto que llevó a la nueva propietaria a indagar en los archivos de esta organización en Málaga. Y ¡eureka!
En el boletín de agosto de 1861, la Sociedad Económica de Amigos del País acusaba recibo y expresaba la «satisfacción» con la que «había recibido la preciosa cromolitografía», a la vez que felicitaba al impresor y editor Francisco Mitjana, miembro también de este colectivo en la capital malagueña, por «sus esfuerzos en beneficio de las Bellas Artes». La publicación ofrecía además una reproducción de la escena rural de esta obra gráfica que nos permite comprobar como, en su origen, se utilizaron colores vivos y llamativos. Tras 158 años la pieza adquirida por García ha perdido ese brillo, aunque conserva los diferentes tonos.
Este regalo no se menciona en otras sociedades económicas en 1861, sino años más tarde, en 1864, por lo que la coleccionista considera que estamos probablemente ante la que Mitjana obsequió a la entidad malagueña, «aunque no podemos certificarlo», aclara. De lo que no duda N. García es del «valor histórico» de la cromolitografía, ya que diferentes fuentes sitúan el taller de F. Mitjana como pionero en su época, por delante incluso en el uso del color de las imprentas de Madrid y Barcelona a mediados del siglo XIX. La aparición de esta obra gráfica fechada en 1861 es una prueba de ello, ya que las piezas que se conservan en colecciones son posteriores a esta fecha. Y ni el Museo del Romanticismo de Madrid ni el Arqueológico Nacional, ambos dependientes del Ministerio de Cultura, poseen en sus fondos piezas cromolitográficas anteriores a la del taller malagueño.
La nueva propietaria de esta antigua obra gráfica también destaca la autoría de Francisco Mitjana, que tenía el taller en la plaza del Marqués del Vado, aunque hoy es conocido este espacio precisamente con el apellido de la familia del impresor: Plaza Mitjana. En aquella factoría también se fabricaban unos preciados abanicos decorados, aunque el editor fue un personaje «clave en la historia del diseño gráfico español del siglo XIX como impulsor de técnicas avanzadas en la producción de grababos», como apunta la coleccionista N. García, a la que le gustaría conservar esta pieza, pero ha decidido venderlo para financiar su proyecto de Lanaveblanca, cuyo objetivo es poner en circulación objetos olvidados o antiguos para darle una nueva vida. Así, la cromolitografía se ha puesto a la venta en una subasta en Todocolección con un precio de salida de 2.400 euros. Una cotización muy diferente a la que tenía antes de descubrir su esplendoroso pasado. Aunque lo que pagó por la obra es, según su actual propietaria, secreto de colección.
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