La nube doble

Terrores domésticos

Lunes, 3 de junio 2024, 02:00

Un piso antiguo, un supermercado de barrio y una tienda de muebles horteras son los tres escenarios simples, baratillos, que le han servido a una pequeña película española para lograr una inesperada relevancia mediática. No sabemos si Taylor Swift la habrá visto en su fugaz ... y ecuménica visita a España: ello hubiera merecido, sin duda, otros 379 reportajes más sobre la cantante, por si no han bastado, ay. Lo que sí sabemos es que a la película 'La mesita del comedor' le cayó hace cosa de un mes, como agua de mayo, una prescripción elogiosa de Stephen King, y desde entonces es ya obra de culto, de culturetas o al menos la obra más comentada del cine patrio reciente.

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Dirigida por Caye Casas, supongo que también Cayetano como dos de sus personajes, 'La mesita del comedor' ha eclosionado gracias a Filmin, la plataforma más cuca a la hora de vender el pescado. Y si el rey de la novela de terror te pone por las nubes negras esta historia tan escalofriante como despojada de cualquier trama sobrenatural, pues miel sobre hojuelas. O, en este caso, ojeras. No sé si ya la habrán visto, o la han intentado ver y no han podido, pero el guion, escrito a medias entre Casas y Cristina Borobia, entrelaza el costumbrismo cañí de escenas de un matrimonio de padres primerizos algo tardíos y medio en crisis, con una pesadilla casera, con una aciaga tragedia que te vuela la cabeza. ¿Qué haríamos en el malogrado caso de ocurrirnos un suceso como el que narra la película?, pensamos inevitablemente cuando oímos, como si tal cosa, los diálogos entre Estefanía de los Santos, espléndida y turbadora actriz sevillana, con su marido en el filme, David Pareja, actor que se adentra en el difícil papel de un hombre superado fatalmente por el destino y por el mal gusto al elegir una mesa horrible para su salón.

No apta para almas sensibles, los noventa minutos de la historia no son, ni de lejos, una horita corta: son un eterno sinvivir, con guiños chuscos al estilo macabro de Chicho Ibáñez Serrador, que entretiene a base de un mal rato, malísimo e inolvidable.

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