Llevan cuatro meses de curso, pero esta mañana de martes hay un cosquilleo nervioso de primer día de clase. Al fin y al cabo, es ... la primera vez que se ven de cerca, sin la pantalla o el monitor de por medio. Los amigos del Contenedor Cultural se han enrollado para abrirnos las puertas del Espacio Cero una hora antes de lo habitual y María y Joshua han dividido la excursión en dos grupos, por aquello de la seguridad y las distancias. Sentadas en el poyete que forma una pequeña plazuela a la entrada de la sala esperan Cristina Savage y Sara Sarabia, artista y comisaria de 'Quitando lo viejo', la exposición de la que estuvimos hablando el día anterior durante las clases telemáticas y de la que cada uno hará una pequeña reseña. Cristina es artista y una bestia parda de la comunicación y la empatía. Lleva años desplegando esa pasión en el departamento educativo del Museo Picasso y con esa experiencia ha decidido hablar con ellos antes de entrar. Preguntarles, escucharles, darles la voz, la iniciativa. Hay sospecha de día grande.
Irene viene del bachillerato de Artes Escénicas y sonríe tímida cuando se suelta un poco; Pedro maneja un vocabulario que para sí quieran muchos que viven de la palabra; José Antonio habla de anime y Jackson Pollock sin despeinarse el tupé rizado; Álvaro es una máquina de preguntar y eso siempre ayuda; a Indira le apasiona el arte y el cine; Cristian parece pletórico y sueña con encontrar trabajo; a Carmen le gusta dibujar, sobre todo, paisajes; como a Paula, un poco más callada; Alba Ortega ha aparecido con una sudadera guapísima y un montón de ideas en la cabeza; Alba Sánchez tiene entre manos una novela de misterio; Manuel es un apasionado de Japón, la fotografía y la mecánica; a Marcos le puede el deporte, sobre todo, el baloncesto; Edu sólo quiere que hablemos «de arte y de cultura» y Adriana es quizá la más callada, pero no da puntada sin hilo.
Son los alumnos de la nueva promoción del título propio de la Universidad de Málaga como Técnico Auxiliar en Entornos Culturales (TAEC), promovido con el apoyo de la Fundación Once con la idea de ofrecer una formación específica a chavales con distintos grados de necesidades especiales para que puedan tener eso, un título que les abra las puertas laborales de las instituciones culturales. Artistas, periodistas, gestores culturales, investigadores y docentes vamos desfilando a lo largo del curso para compartir lo que sabemos, aunque sospecho que todos salimos habiendo aprendido más de lo que llevábamos en la cabeza y también, por qué no escribirlo, en algunos prejuicios.
Y para desinstalar las ideas montadas de serie casi nada mejor que una mañana con Cristina Savage. El día anterior habíamos visto algunas de sus acciones artísticas. Además, en el Contenedor Cultural nos había pasado el catálogo de 'Quitando lo viejo' digitalizado y lo estuvimos rumiando durante más de una hora. Sostiene Cristina que la presencia de la mujer en los museos depende de la plantilla de limpiadoras que tenga cada centro artístico. El grupo se queda a cuadros, esperando el final del chiste o la moraleja. Pero no hay truco. Es así de triste y literal. Entonces vemos las 'performances' de Cristina en los museos, los datos de sus colecciones según exhiban las obras de hombres o mujeres, el escuadrón de voluntarias ataviadas justo como limpiadoras que acompañan a Cristina en sus incursiones sin pedir perdón ni permiso, las bayetas recortadas con los nombres de las mujeres que faltan o bien usadas como hojas en las cartas a los gestores ajenos a la igualdad.
La igualdad desde la diferencia fue la primera lección que recibí el año pasado de los chavales del TAEC y que he vuelto a recordar este año con la nueva promoción de curso. Y eso que era yo el que se suponía que iba a dar las clases.
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