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Una reunión familiar. Un funeral. Y un conflicto emocional, una lucha entre hermanos que se echan en cara lo que hicieron o dejaron de hacer. ... Con esa escena empieza 'Las palabras de la carne', y no tiene nada que ver con cómo termina. Poco después, «ese pequeño mundo cotidiano y frágil desaparece y nos encontramos con los actores, la música, la danza y una fiesta que se vuelve guerra y catástrofe». Factoría Echegaray abre la puerta al teatro experimental con esta propuesta codirigida por el dramaturgo José Andrés López y la fotógrafa Virginia Rota, que debuta en la dirección de escena. Una pieza que traza un paralelismo entre las relaciones de amor-odio que se dan en el seno de las familias y esos mismos sentimientos contradictorios que genera el propio país. La obra se instala en el teatro municipal con doce funciones desde el 13 al 25 de abril, casi un año después de la fecha inicial de estreno que la pandemia se llevó por delante (de martes a domingo a las 19.00 horas. 15 euros, con dos entradas al precio de una los martes, miércoles y jueves).
En una hora, la obra atraviesa múltiples disciplinas. Hay partituras, audiovisual, acciones, danza. La carne toma aquí la palabra con un intenso trabajo corporal que ha contado con la colaboración de la bailarina y coreógrafa Luz Arcas. Una alta exigencia física que condicionó la selección de los actores: tenían que dominar el teatro textual, pero también el movimiento del cuerpo. Los elegidos fueron Elena Esparcia, Carlos Gorbe, Alessandra García y el propio López, cada uno con una personalidad muy marcada que se traslada a su interpretación. «Queríamos a tres personas que no se parecieran en nada y que tuvieran su propio mundo», explica Rota. Ellos y sus aportaciones durante las muchas horas de ensayo concentradas en cuatro semanas hacen que la obra vire desde una pieza aparentemente convencional hacia otra forma de contar y de hacer escena.
Los genocidios y las masacres de la Historia fueron el punto de partida del texto. Desde el exterminio del pueblo indígena charrúa en el ataque de Salsipuedes en 1831 en Uruguay, hasta el bombardeo de población civil en la cruel 'desbandá' de la carretera de Málaga a Almería en la Guerra Civil española o los tiroteos de 2015 en la Sala Bataclán de París. Pero la obra se fue construyendo de fuera hacia dentro. «Se volvió algo más profundo que un listado histórico. Se fue desdibujando el concepto de matanza hasta llevarlo a algo emocional, a una matanza dentro de la propia familia. Porque a veces la familia, que es como un pequeño país destinado al cuidado y protección del individuo, se vuelve una guerra. Tenemos la constante necesidad de separarnos, en la familia y en el país«, argumenta López.
Él y Rota vuelcan en 'Las palabras de la carne' sus propias preocupaciones: «Cómo nos relacionamos en este mundo que se ha construido, los vicios que tenemos que no nos hacen felices y que somos incapaces de modificar, los dolores que tenemos y que no podemos quitarnos por el lugar de donde somos«, puntualiza Rota, que traslada a la escena la intimidad y emoción que siempre impregnan sus fotografías.
Rota y López llevan años colaborando juntos en diversos proyectos, pero es la primera vez que comparten tareas de dirección. Él (al frente de la compañía Viviseccionados) asume la parte actoral y ella se centra en la imagen, su terreno, porque en esta pieza lo estético tiene tanto peso como lo textual. Como parte de esa imagen, el escenario se presenta al público casi desnudo y totalmente abierto, sin telones que oculten las paredes de la caja.
Y al igual que una parte importante del contenido, la música se fue construyendo durante el proceso de ensayo desde dentro, con el trabajo de composición del actor Carlos Gorbe (también músico con Tiananmen), que creará el espacio sonoro en directo. De la iluminación –elemento fundamental de esta propuesta– se encarga Jorge Colomer, colaborador habitual de Luz Arcas en La Phármaco.
'Las palabras de la carne' es el resultado de muchos meses de trabajo desde antes de que el coronavirus irrumpiera para alterar el mundo. «Ha habido mucho diálogo, mucho cambio, mucho volver a empezar... Queremos hacer justicia con todo ese esfuerzo», reconocen los directores, que confían en que la carne siga hablando más allá de Factoría Echegaray.
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