El director de escena, a la izquierda, junto al barítono y la soprano. Migue Fernández
'El barbero de Sevilla'

El Teatro Cervantes recupera la ópera

Era el único arte que aún no había regresado a la escena en tiempos del Covid. El teatro comienza los ensayos de 'El barbero de Sevilla', la producción que devolverá la lírica a Málaga el 30 de abril y el 2 de mayo

Sábado, 17 de abril 2021, 00:06

Giulio Ciabatti se recorre varias veces las tablas del Teatro Cervantes en una misma escena. Es Rosina y, al segundo, se transforma en Fígaro. Sin transición. Todos los personajes de 'El barbero de Sevilla' conviven en él en un ensayo. Para transmitirle a los solistas ... cómo imagina cada rol, nada mejor que verlo en él. El director de escena italiano afina al máximo el gesto y la expresión corporal, va al detalle de la interpretación en las primeras sesiones de preparación de la ópera de Gioachino Rossini, la primera obra lírica escenificada en Málaga en tiempos de pandemia. El telón de boca de Ferrándiz, reservado para las grandes ocasiones, se desplegará de nuevo el 30 de abril y el 2 de mayo.

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Cuando el Cervantes recuperó la actividad, volvió todo menos la ópera en escena, que se quedó congelada en aquella 'La favorita' que cantó Carlos Álvarez el 6 y 8 de marzo de 2020. Días después se paró el mundo. En la desescalada, era demasiado complejo garantizar la seguridad del equipo en una producción de tanta envergadura. Y una osadía abordar un proyecto de estas características para solo 200 personas de público, el aforo permitido durante buena parte de la pandemia. Si la ópera pocas veces resulta rentable, imaginen con esa entrada. Ahora, con un auditorio que las autoridades permiten tener medio lleno (unas 500 personas) y más experiencia en los protocolos anti-Covid, era el momento de volver a la lírica en todas sus dimensiones.

Lo hace, en todo momento, tras las mascarillas, que solo se quitarán los solistas en las funciones y en el ensayo general con orquesta. Los músicos y el coro las tendrán colocadas siempre. «La intensidad de la mirada y de la escucha se vuelve aquí más importante», reconoce Ciabatti, obligado a buscar la máxima expresividad de los protagonistas viendo solo la mitad de sus rostros. Es, dice, «otra forma de comunicación, que puede ser incluso más intensa» que la normal.

Lo primero para él es «el intérprete». Esta es una propuesta sin artificios que se apoya principalmente en la calidad de un elenco joven, nacional y local, con nombres como la soprano malagueña Mónica Campaña. «Nos toca a nosotros sacar todo nuestro potencial», apunta el tenor almeriense Juan de Dios Mateos, el conde de Almaviva en esta producción, que tras actuar por muchos auditorios del mundo celebra debutar por fin en Málaga. «Ciabatti busca la inspiración de los personajes en Beaumarchais, en el teatro de Molière y en la comedia del arte. Volver a la pureza es muy bello y necesario en estos momentos«, aplaude la soprano Clara Mouriz, en el rol de Rosina.

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Diferentes momentos del ensayo de 'El barbero de Sevilla'. Migue Fernández

Como explica el propio director, Rossini escribe esta «obra maestra» cuando está naciendo la tradición del teatro cómico italiano, y de él se impregna. Por eso en esta puesta en escena se rinde homenaje a ese colectivo, a todos esos cómicos ambulantes que se movían de unas tablas a otras con sus baúles a cuestas. El escenario del Cervantes (con escenografía de la Ópera de Las Palmas de Gran Canaria) recuerda en parte al Teatro Olímpico de Vicenza, un impresionante coliseo renacentista, con otros elementos contemporáneos que invitan al espectador a imaginar.

En una sociedad con «exceso de realidad», la ópera «es un mundo que crea otra realidad» paralela, con personajes fuertes e interpretaciones muy marcadas. Giulio Ciabatti apela por ello al poder «de las invenciones, de la creatividad y la fantasía» para que el público entre «en el juego» que propone la lírica. Todo «sin ninguna concesión a la modernidad», con un respeto absoluto por el libreto original.

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Con los teatros de medio mundo cerrados por pandemia, para muchos esta es su primera ópera en más de un año. Clara Mouriz ha llegado hace una semana de Londres, donde reside y donde hasta hace unos días todos los auditorios permanecían vacíos. Ni siquiera sabía si podría volar a Málaga por las fuertes restricciones del Reino Unido para contener el virus. Por eso este será su reencuentro con el público, y «agradece profundamente» hacerlo con la obra «culmen» de la ópera bufa. «Después de esta, desaparece el género y aparece otra tradición de ópera romántica y melodramática», aclara el director.

La soprano está feliz e ilusionada de recuperar las sensaciones de la escena. «Lo importante es el paso que esta producción supone, es un volver al escenario, a la cultura, a hacer música juntos. Es un encuentro, con cuidado, para volver a sentirnos humanos«, explica. Son las mismas »ganas« que trasmite el tenor almeriense por este »regreso esperado«. Para el barítono Javier Franco, el barbero Fígaro, esta no es su primera función en la era Covid; de hecho, estuvo en aquella 'Traviata' con la que el Teatro Real hizo una demostración de fuerza el pasado junio. Pero este 'Barbero de Sevilla' tiene un componente emocional para él: no la representa desde que tenía 27 años, »y ha pasado mucho«. »Cuando empiezas a estudiarla, descubres que es muy compleja técnicamente para un cantante, es muy agudo. Pero estoy contento de ver que ahora me va casi mejor que entonces«, afirma.

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Más de medio centenar de profesionales integran esta producción, entre solistas, el Coro de Ópera de Málaga (solo el masculino) dirigido por Salvador Vázquez y la Orquesta Filarmónica de Málaga con la batuta de Arturo Díez Boscovich. Un formato medio que permite ajustarse con relativa facilidad a los protocolos anti-Covid: rondas periódicas de test de antígenos, desinfección de vestuario y camerinos, distancia social en el 'backstage' y mascarillas. Para los solistas, son una barrera para la proyección de la voz. «Pero ponme lo que quieras y déjame trabajar», dice Franco. «Si es un precio a pagar para poder actuar, estoy más que contento de llevarla», concluye Juan de Dios Mateos mientras sonríe con los ojos.

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