En apenas 200 metros se puede viajar más de tres siglos en la historia del arte a través Pablo Picasso. Prueba inequívoca de la inmortalidad de su genio y todo un hito para el que quiera conocer de cerca al artista, desde sus maestros a ... sus discípulos, sin salir del centro de Málaga. Si el pasado lunes se presentaba en el Museo Picasso la muestra que exhibe la alargada sombra e influencia del malagueño en la creación más rabiosamente contemporánea, este miércoles le toma el testigo el Centro Cultural Fundación Unicaja (antiguo Palacio Episcopal) con la precuela: el encuentro de Pablo con Francisco, Francisco de Goya. Un mano a mano de dos grandes a través de las tauromaquias que ambos estamparon negro sobre blanco y que además supone una exhibición inédita no solo por los protagonistas del cartel, sino porque es la primera vez que las 33 planchas originales que el pintor aragonés dedicó a Pepe-Hillo, al rondeño Pedro Romero y a las suertes de la fiesta salen de la sede de Calcografía Nacional en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
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70
piezas reúne en total esta exposición con las respectivas tauromaquias de Pablo Picasso y Francisco de Goya, además de algunas de la estampas que hizo el aragonés en Burdeos
La muestra 'Goya/Picasso. Tauromaquias' tiene además el argumento principal de ofrecer la imagen más universal de los toros a través de los dos autores que impusieron su iconografía al mundo, como ha recordado Javier de Blas, subdelegado de Calcografía Nacional, que ha subrayado que esta primera exposición fruto del acuerdo de Fundación Unicaja y la Academia de San Fernando exhibe de forma pionera al completo fuera de la sede madrileña «el tesoro más importante» de la institución. Unas piezas únicas que no son tanto los aguafuertes y aguatintas impresos en su primera edición (1814-16), sino los soportes originales que "son las obras cumbres del grabado universal. No hay nada que supere la planchas de Goya", ha sentenciado el experto.
«En los años 80 nos dimos cuenta que la verdadera obra sobre la que había intervenido el artista no era el papel, sino la plancha de cobre que es única y que se exhiben por primera vez aquí bajo condiciones muy estrictas», ha explicado De Blas, que ha indicado que en Madrid solo se muestran cuatro de ellas de forma permanente. En Málaga, además de las 33 piezas que forman al completo la 'Tauromaquia' goyesca, la exposición añade las siete planchas desechadas por el propio creador de los 'Caprichos' y que fueron reutilizadas por la otra cara como modelo de otro grabado.
Precisamente, todas las planchas originales de Goya han podido viajar a Málaga gracias a un sistema de protección exclusivo de cajas estancas 'climabox' que permiten su exhibición con unas condiciones de humedad de no más del 10% para evitar la oxidación del metal, como ha explicado la directora de actividades Culturales de la entidad bancaria, Emilia Garrido, que ha presentado la muestra junto al presidente de Fundación Unicaja, José M. Domínguez. Hasta el 10 de diciembre permanecerá expuesta este encuentro en la cumbre entre Goya y Picasso, que viene de exponerse en Madrid en la propia Academia de San Fernando y llega a Málaga para unirse a la conmemoración del 50 aniversario de la muerte del autor del 'Guernica' que se celebra este 2023 en todo el mundo.
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La misma suerte taurina, el salto de un mozo con la garrocha por encima del toro, vista por Goya y por Picasso, es la que ha servido de cartel para esta exposición ya que la doble imagen resume de forma muy visual el espíritu de este montaje sobre la mirada de dos grandes aficionados -probablemente lo más famosos del mundo de la pintura- al mundo de los toros. Un lance que, por sus similitudes icónicas, muestran la influencia del maestro aragonés en el maestro malagueño, que comenzó precisamente copiando obras de Goya o Velázquez en el Museo del Prado. Y aunque el diálogo que propone la exposición es falso ya que «Goya nunca conoció la pintura de Picasso», el encuentro de los maestros cobra sentido al mostrar «dos formas distintas de aproximarse a lo que se ha considerado la representación canónica de los toros», ha justificado De Blas.
Además, Goya y Picasso, Picasso y Goya también compartieron una devoción taurina y una biografía con numerosos puntos de contacto. Ambos llevaron al arte su afición a través del mismo género, el grabado; ambos vivieron el exilio fuera de España y ambos sufrieron conflictos bélicos en carne propia: el aragonés la invasión napoleónica y el malagueño la guerra civil y la segunda guerra mundial. «Los pintores pasaron por estas experiencias y después publicaron sus tauromaquias, que son obras de pura madurez», ha subrayado el subdelegado de Calcografía Nacional, que ha estado acompañado del académico adjunto del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Hernán Cortes.
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Y aunque pueda parecer que Picasso y Goya se repiten, vistas las estampas de cerca las diferencias de ambos van mucho más allá que sus respectivos estilos separados por más de dos siglos de historia del arte. También las miradas de estos dos aficionados son distintas y, aunque sorprenda, casi opuestas. Así, mientras Goya se acerca de una manera crítica a la fiesta de los toros y anticipa el argumento de la violencia que hoy alimenta el movimiento antitaurino, Picasso lo hace una manera festiva y hedonista.
Ese Goya atormentado de las pinturas negras también atraviesa algunas de sus grabados al mostrar la dramática cogida mortal de Pepe Hillo, la muerte del alcalde de Torrejón empitonado por un toro que saltó al tendido o la muerte violenta de caballos y animales en la plaza en un momento en el que no se usaban las protecciones y petos frente al astado. "Goya se debate entre su condición de aficionado y de crítico y esas escenas cruentas son las que le separan de Picasso", ilustra De Blas que añade que la 'Tauromaquia' del malagueño huye de esa parte sangrienta y muestra la mirada de un espectador que disfruta con una fiesta que conoció precisamente siendo un niño en La Malagueta.
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Cedida para la exposición del Centro Cultural Fundación Unicaja por la Casa Natal del pintor en la plaza de la Merced, la colección picassiana también ilustra al propio Pepe Hillo, ya que el malagueño creó en los años 50 del pasado siglo esta serie gráfica a raíz del encargo del impresor Gustavo Gili para ilustrar el tratado taurino escrito precisamente por el matador sevillano que fue publicado originalmente en 1796. Veintisiete estampas que reproducen la fiesta desde los toros en el campo hasta la salida de la plaza y que, si en el caso de Goya fue un hito del grabado, en Picasso estamos ante el primer artista que usa la litografía para elevarla a las bellas artes. O como dice el experto Javier de Blas, una exposición con "unas obras maestras incuestionables, aunque sean sobre papel".
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