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Rafa Villena, Dani Rovira y Clara Lago, ayer en la primera de las seis funciones solidarias en el Teatro Cervantes.

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Rafa Villena, Dani Rovira y Clara Lago, ayer en la primera de las seis funciones solidarias en el Teatro Cervantes. Salvador Salas

El taquillazo solidario de Dani Rovira

El malagueño pone en pie al Cervantes junto a Clara Lago y Rafa Villena en el estreno de 'Improviciados'

Viernes, 28 de diciembre 2018, 00:41

Nunca se sabe lo que va a suceder en el escenario; es la magia del teatro, la fuerza del directo. Pero en este caso, ese concepto se lleva al extremo. Aquí no hay guión y aquí, como avisó Clara Lago, «vale todo». Solo hay una cosa inamovible: la recaudación se destinará a doce asociaciones de Málaga. Lo demás depende del ingenio y la agilidad mental de Dani Rovira, Clara Lago y Rafa Villena. 'Improviciados' cumple con la cita navideña de su proyecto '¿Quieres ayudar conmigo?', que celebra siete años animando a los malagueños a colaborar en causas benéficas a cambio de risas. Ayer las hubo por partida doble, en las dos primeras funciones de las seis previstas hasta el sábado. Como siempre, con lleno absoluto y entradas agotadas en horas: algo más de 6.300 localidades vendidas, a 20 euros cada una. Todo un taquillazo solidario para quien estos días también triunfa en la pantalla enfundado en el traje de 'Superlópez'.

'Improviciados' (Fundación Ochotumbao y Manquita Producciones) es ya un clásico de estas fechas, pero ayer estaba de estreno. El Teatro Cervantes abrió sus puertas por primera vez a los retos de improvisación de Rovira y compañía al estar el Teatro Alameda –su sede hasta ahora– en obras para su conversión en el futuro Teatro del Soho. «¡Hostia! La obra que ha hecho Antonio Banderas en el Alameda, ¿no?», bromeó el actor y humorista malagueño nada más subirse al escenario. «¡Qué pasada de teatro!», había exclamado minutos antes la actriz Clara Lago.

Porque el Cervantes lleno hasta la bandera con 1.054 personas vitoreando a la vez, impresiona. Y en estas funciones no se pide precisamente «silencio» al público, más bien al contrario. Se les motiva a gritar, abuchear, proponer, aplaudir y lo que ellos quieran. Son los jueces de un partida de nueve pruebas donde Clara Lago ejerce de árbitra y Dani Rovira y Rafa Villena son los jugadores (con Sandra Sobrino al frente de la improvisación de efectos). No estuvieron solos. En varios ejercicios contaron con la colaboración de dos expertos en estas lides, Nacho Soriano y Ignacio López de Impromadrid, y con el cameo del malagueño Tomás García. El monologuista tuvo que enfrentarse al desafío de adivinar solo por gestos de Rovira la muerte que había ideado el público para su personaje. Atención: buscando a un elfo con tutú en la montaña, se le clavó una piedra en la boca antes de ser aplastado por un elefante. Y sí, lo acertó. La cantante Diana Navarro sería la invitada especial en el siguiente pase.

El monologuista Tomás García e Impromadrid se suman a un divertido espectáculo de ingenio y agilidad mental que vuelve a llenar todas sus funciones benéficas

Una coreografía a cargo del grupo de baile de Improviciados en la que apareció por sorpresa Clara Lago abrió el espectáculo. «¡Qué bien has bailado!», le dijo Dani Rovira. «Tú, que me miras con buenos ojos», le respondió ella. Un pequeño detalle de la sintonía que se respira entre esta exitosa pareja artística (unida por 'Ocho apellidos vascos') y sentimental.

Al grito de «Tres, dos, uno, ¡impro!», comenzaban los retos. Rovira y Villena improvisaban escenas teatrales a partir de los títulos que el público había dejado escrito en unas papeletas. 'Me desperté en Marte y vi un árbol de Navidad' inauguró la partida. Después vendrían 'Droga2', 'Conejos y zanahorias, 'Come, come, hasta reventar en Navidad'... y cada uno de ellos con un obstáculo añadido: subir o bajar la intensidad de lo dicho al toque de silbato de Lagos, iniciar una nueva 'impro' desde una postura congelada,repetir la escena marcha atrás; colar nombres de insectos en una conversación pero con otros significados, cambiar de registros sobre la marcha (a lo romántico, a lo Almodóvar, a lo Shakespeare...). Y así hasta nueve retos diferentes que el equipo superó con nota: solo en uno de ellos recibió el castigo del público.

Rovira y Villena crearon situaciones desternillantes por lo absurdo, lo inesperado o lo ingenioso que provocaban una sonora carcajada en el público y un ataque de risa entre ellos mismos. Y en los bises, también Lago se atrevió a improvisar. Salieron a relucir los espetos, El Perchel y hasta la Virgen del Carmen en unos de los muchos guiños a la tierra que deja este espectáculo. El mayor de ellos, sin duda, el fin de la recaudación: a través de la Fundación Ochotumbao, las risas del Cervantes se transformarán en fondos para Los Ángeles Malagueños de la Noche, Down Málaga, Adaner Málaga, Asociación Al-Farala, Málaga Acoge, Asociación AVOI, Jomad, Protectora de Animales y Plantas de Málaga, Amappace, Altamar, Aspaym Málaga y Somos Nup. Nunca reírse sentó mejor.

El público del Cervantes ejercía de jurado. Salvador Salas

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