Stéphane Lefebvre, presidente de Cirque du Soleil: «Nos halaga que nos copien»

–'Alegría' vuelve a España. ¿Qué tiene este espectáculo para seguir 30 años en cartel?

–Es una experiencia increíble. Es un espectáculo que toca a la gente y crea un vínculo emocional con el público. No es sólo una serie de números acrobáticos sorprendentes, es una historia que conecta. Y la música siempre ha sido muy importante, creo que la mayoría de la gente conoce el tema musical 'Alegría'.

–En Málaga ya se ha visto. ¿Cómo animaría a repetir?

–Es 'Alegría' con un sabor más contemporáneo. Se ha actualizado la música y el equipamiento. Y obviamente la tecnología ha evolucionado mucho desde 1994.

–Vendrá en carpa y no en formato 'arena' como en otras visitas. Eso le da un carácter más auténtico, ¿no cree?

–La gran carpa crea un ambiente mágico. En el momento en que entras en ella, sucede algo especial. Es muy íntimo. Estás cerca de la acción, cerca del artista. Tiene una capacidad de 2.500 personas, no 10.000 como en otros recintos.

–En estos 30 años de vida que tiene 'Alegría', las personas hemos ido perdiendo capacidad de sorprendernos. Nos hemos vuelto más insensibles ante tantos estímulos que tenemos. ¿Lo nota en el circo?

–Es que estás viendo a personas reales, en vivo, que literalmente arriesgan sus vidas cada noche. Y eso tiene una capa de emoción que no sentirías viendo una película o un TikTok. Hay una gran cantidad de contenido en diferentes medios, pero no hay nada como estar físicamente con los artistas y ver a los acróbatas hacer sus números en directo.

–Entonces, ¿el circo es una de las pocas manifestaciones analógicas para las que la inteligencia artificial no será una amenaza?

–Esa es una muy buena pregunta. No hace mucho una revista de negocios me preguntaba si me preocupaba la inteligencia artificial. Y contesté que en nuestro negocio no tanto. No creo que la inteligencia artificial sustituya lo que la gente verá en el escenario cuando vaya a 'Alegría' en Málaga. Es algo tan único. La inteligencia artificial no reemplazará eso.

–¿Qué tiene que tener un número o un acróbata para ser fichado por Cirque du Soleil?

–Tenemos un departamento de casting con ojeadores que literalmente viajan por el mundo, y tenemos relación con asociaciones de gimnasia y asociaciones olímpicas de todo el mundo. Siempre estamos buscando cosas nuevas y con un rendimiento aún más avanzado. Desde que tenemos una idea para crear un espectáculo hasta que se estrena, pueden pasar aproximadamente dos años.

–Es evidente que Cirque du Soleil inventó un nuevo lenguaje circense. Pero cada vez aparecen más propuestas 'al estilo del Cirque du Soleil'. ¿Les molesta o es un halago que les copien?

–En realidad, nos sentimos halagados. He tenido la oportunidad de pasar bastante tiempo con los fundadores de la compañía durante el último año, incluido Guy Laliberté, y él nunca se sintió amenazado por otras compañías de circo. Todo lo contrario: él mismo ayudó a muchas empresas a ver la luz. Tenemos algo que mucha gente no tiene, que es nuestra marca. Cuando la gente viene al Cirque du Soleil, sabe que la calidad estará a la altura, que será más que una simple colección de acrobacias.

–La quiebra de Cirque du Soleil durante la pandemia causó un shock mundial. Costaba creer que una marca así cayera.

–Conmocionó al mundo, conmocionó a todos nuestros empleados, incluido a mí. Voy a recordar ese día el resto de mi vida. Ese lunes por la mañana teníamos una reunión por un espectáculo que se suponía que iba a ir a Italia. Estábamos pensando en redirigir el espectáculo a otros lugares de Europa, ingenuamente creíamos que simplemente encontraríamos otro destino. Eso fue el lunes. El domingo, todos los mercados estaban cerrados, incluido el de Las Vegas. Así que pasamos de ser una empresa con ingresos de mil millones de dólares el lunes a cero el domingo. Perdimos todo nuestro negocio en seis días. Fue brutal. Técnicamente, no quebramos. Buscamos protección de los tribunales de quiebras. Creamos un plan de negocios y convencimos a un grupo de personas de que esta empresa era una marca tan fuerte que podía superar esos momentos difíciles, y lo hicimos. En noviembre de 2020 pudimos encontrar inversores que se comprometieron a aportar 375 millones de capital para relanzar el negocio. En el verano de 2021 volvimos a Las Vegas, y el resto es historia.

–Tomó las riendas de la empresa en un momento decisivo, en 2021, justo en su relanzamiento. ¿Fue un reto?

–Lo más difícil para mí no fue encontrar dinero y relanzar el negocio, sino tener que hablar con nuestros empleados y decirles que, lamentablemente, teníamos que despedirlos. Eso fue lo más difícil que he hecho en mi vida.

–Ser presidente de un circo, ¿es como serlo de cualquier otra empresa?

–En realidad, ser presidente de esta empresa es diferente. Cirque du Soleil tiene un ADN único. Y lo ves. Lo sientes. Si pudieran asistir a una de nuestras fiestas navideñas, lo entenderían.

–¿Tiene una vida nómada como los artistas circenses?

–Tengo dos hijos pequeño, pero me propongo visitar todos los espectáculos cada año. Siempre he viajado mucho, incluso antes de Cirque du Soleil. Creo que siempre he tenido una vida nómada.