La selva pop de Erik Parker tinta de humor fosforito el CAC Málaga

La primera imagen nos habla. La cara de un tipo salpicada de más tonos que el arcoiris abre la boca para mostrarnos una isla fluorescente en su paladar y decirnos que 'Es la hora' ('It's Time'), mientras se lleva un dedo a la sien como subrayando que es el momento de pensar las cosas. O, tal vez, simplemente constata que estamos locos. Ya sea lo uno o lo otro, o ambas a la vez, esta obra es la metáfora perfecta de la nueva exposición de Erik Parker, 'Easy Freedom', que nos brinda precisamente esa libertad fácil para adentrarnos a través de su infinita paleta en la selva pop de este artista norteamericano de origen alemán que toma toda esa tradición de la cultura underground y urbana de su país de adopción para acelararla con sensaciones multicolores. Una exhibición que recorre su producción de las últimas dos décadas y que tinta el CAC Málaga de una atractiva policromía fosforito, que con ironía y humor también carga de crítica y mensajes sus obras. Unos recados que son más evidentes en las distancias cortas.

«Esta es la mayor exposición que he hecho ya que reúne 20 años de trabajo en el que se incluyen paisajes, obras figurativas, totems y pirámides; es la primera vez que se exhibe todo junto», ha señalado este viernes el propio Erik Parker en la presentación en el Centro de Arte Contemporáneo de esta muestra que le ha permitido volver a Málaga -ya dejó su huella en el Soho hace unos años con un graffitti- «después de tanto tiempo sin poder salir de Nueva York». Este heredero de la contracultura norteamericana y de la mirada pop -como lo ha definido el comisario del montaje, Fernando Francés- muestra a la perfección su evolución en esta muestra que no solo es plástica y formal, viajando desde las cuatro esquinas de sus cuadros a formatos circulares o, más aún, piramidales que además parecen escapar de la pared, sino que también se va cargando de segundas y terceras lecturas con reconocibles referencias a la política, la sociedad, el poder económico, la cultura popular, la música, el deporte, la historia del arte y, por supuesto, la guerra. No falta incluso la invasión de Ucrania en las obras fechadas ya en este 2022.

«Mientras que artistas pop como Warhol mostraban sus mensajes de una manera inequívoca y directa, Erik Parker oculta sus ideas en el laberinto de sus cuadros que explotan la poética del icono con la acumulacion sistemática de pequeñas imágenes», ha explicado Fernando Francés, que ha ilustrado cómo el autor esconde su mirada en esas obras divertidas y luminosas, «en esa apariencia de alegría y buenrrollismo». Un formato «novedoso», a juicio del experto, con el queel pintor transmite "preocupación, duda y esperanza, en ese orden» con solo acercanos para comprobar, por ejemplo, como viñetas y collages importadas del lenguaje del cómic muestran gran cantidad de pequeños tanques que nos remiten a la guerra o armas que apuntan a cabezas y con las que irremediablemente pensamos en los dolorosos e impactantes tiroteos en escuelas en EE UU.

Unas realidades que están presentes en sus obras, aunque el pintor y autor ha matizado que su objetivo con el color saturado y omnipresente es impactar en el espectador para atraparlo, aunque una vez dentro no quiere manipularlo ni darle un mensaje, «sino mostrarle lo que está ocurriendo; trato de hacer un registro de lo que pasa sin dar opinión, ya que hay referencias visuales sobre la guerra, pero es que siempre hay alguna guerra», ha argumentado. Ese juego visual entre la policromía fosforito y los pequeños iconos se ve especialmente en las últimas obras en las que, a modo de pirámide alimenticia, transforma el concepto para mantener el formato y crear piezas como 'Me siento afortunado' ('Feelin Lucky'), en la que categoriza de la base a la punta lo que le hace feliz.

Piezas muy autobiográficas, entre las que llama la atención 'Clases mundiales' ('World Class'), en la que podemos comprobar el gusto musical de Parker, que tiene más alto en su discografía al heavy metal que a los Rolling Stones, o que su origen alemán también le sale con su afición al fútbol con lo bien situado que tiene a Sergio Ramos cerca del vértice superior de la pirámide. Aunque si un deporte le gusta ese es el de la canasta, porque la cúspide de esta jerarquización de clases la ocupa el dios con alas de las canchas: Michael Jordan. «Me encanta el baloncesto, ¿has visto a Stephen Curry en la reciente final de la NBA?», ha preguntado el pintor por si quedaba alguna duda de que el deporte es su otra forma de amar los colores.

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