Nube doble

'Sálvame', sin salvación

Lunes, 8 de mayo 2023, 02:00

Las próximas semanas prometen ser de aúpa en Telecinco. Fijada la fecha para el desahucio de 'Sálvame', esa parte que se convirtió en su todo, ahora desde el espacio prepararán las salvas finales, fijo que no exentas de puñaladitas, sentimentalismo y gran repaso memorístico que ... subraye sus catorce años en antena, que se dice fácil. El espacio llevaba renqueando más de dos años, ahora con líos turbios y sin una remontada clara de audiencia. Su cierre se creía inminente tras la marcha de Paolo Vasile y era vaticinado sobre todo por sus enemigos acérrimos, conseguidos año a año con gran esfuerzo. Sabemos ya que el próximo 16 de junio cerrará el quiosco para siempre. «Españoles, 'Sálvame' ha muerto», toca decir hoy con la misma entonación que Lydia Lozano diría, ay, «Ha muerto Manzanares».

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En este juicio final conviene no cegarse por prejuicios ideológicos, que a la postre sentenciaron al formato, ni por las pasiones de su audiencia fiel más cafetera. ¿Qué legado deja el programa, para lo bueno y para lo malo, aparte de miles de memes? Entre sus virtudes, la de erigirse en formato rompedor, en una cháchara magnífica sobre lo divino, lo humano y hasta lo político. Fue un gran sainete que mejoraba cuando se regodeaba en su humor y no en broncas violentas sin sentido; la astracanada divertida para merendar fue su mejor plato. La pandemia, además, subrayó su cercanía con audiencias mayores o solitarias. Entre sus muchos pecados estuvo, claro, el pasarse siete pueblos en horario infantil, el sobrepasarse con la intimidad de los demás, o esas incoherencias entre un discurso progresista y el desbarre de colaboradores infumables.

Nunca fue ejemplo de periodismo, pero su gran fallo fue jugar a eso y hacer que la audiencia terminara creyéndolo: la paradoja es que ahora muchos magacines o informativos no se le diferencian. Llegado su réquiem, sus detractores salivan desde sus atalayas conservadoras por el fin de tanto libertinaje. No exageren: a la televisión popular hay que juzgarla siempre por lo que es, no por lo que quisiéramos que fuera.

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