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Cristina Pinto
Viernes, 2 de junio 2023, 18:53
Entra en la casa donde se crió, saluda a su madre, a Rocky y se sienta en el patio donde el bullicio de la zona ... de Carlos Haya queda en un segundo plano. Rocío Madrid está cómoda y con su característica sonrisa se para unos minutos para atender a SUR y hablar de lo último que trae a su tierra: 'Los monólogos de la vagina' basada en el libro de Eve Ensler con una adaptación y dirección de Edu Pericas. Y no es cualquier cita la que llega aquí a Málaga, es la última función de la gira que tiene marcado en el calendario el próximo sábado 10 de junio en el Auditorio Príncipe de Asturias de Torremolinos junto con Olga Hueso y Albanta San Román. Aunque confiesa con pena que es complicado actuar en su Málaga: «Vine hace dos años con 'Lo nuestro estaba cantado' al Echegaray, pero fíjate que con la de años que llevo trabajando y es raro venir aquí, parece que cuesta..». Pero ese es un tema con el que en varias partes de la conversación llegará a profundizar más.
–¿Hay nervios?
–Más que nervios son ganas porque no es cualquier bolo, acabamos el proyecto y decimos adiós a nuestros compañeros. Venimos de llenar dos días seguidos en Canarias con un aforo de 1.000 personas y nos va muy bien la gira, pero aquí venir a mi tierra me da mucho respeto. Además, en Málaga tampoco es que haya mucha cultura de teatro y no es culpa de los malagueños, sino de los que programan. Siempre digo lo mismo: si a un niño pequeño le pones de primeras 'Platero y yo' y no conoce otro tipo de teatro, por muy necesario que sea, lo más normal es que piense que es aburrido; sin embargo, si lo llevas en su primera vez a un musical o una comedia, le generará una necesidad de querer volver.
–Y esta obra es divertida no, lo siguiente. Aunque, bueno, el tema lleva a la risa... Pero también a la denuncia social.
–Sí, sí... Es que está basada en un libro que tiene casi 30 años pero es preocupante porque es una realidad que sigue teniendo mucho sentido representarla. Muchas veces me dicen: '¿Es una función de chicas para chicas? Y no es sólo así, también es para chicos porque van a aprender mucho y les ofrecemos puntos de vista que, por muy comprensivos y empáticos que sean, al final son hombres y viven como hombres en una sociedad construida para que el hombre domine. Los metemos tanto en nuestras carnes que hacen que se sientan identificados con la obra.
–A veces es porque no se paran a escuchar, pero otras porque las mujeres no se lo decimos.
–Porque somos muy puñeteras con nosotras mismas. Esta obra no viene de un feminismo como el que se vive últimamente de que 'el hombre es una porquería' o 'la mujer está por encima'. No, no... Es una función que, además como es una nueva versión, introduce un elemento por primera vez que nunca había existido y al que se le da voz. Esta es una obra de empoderamiento de la mujer pero tendiendo una mano al hombre para que se ponga en su situación y entienda de manera emocional lo que es ser mujer en los años que vivimos.
–Antes la mujer ya se tocaba y existían los juguetes sexuales, pero con la llegada del satisfyer parece que se ha normalizado mucho más ese tema «tabú».
–Eso ha favorecido a que las mujeres entre nosotras mismas seamos más abiertas a la hora de hablar de nuestra sexualidad y de nuestras vaginas. Pero yo, que soy de 1978, te diría que el 80% de mis amigas de mi edad no lo hablamos no porque nos dé vergüenza, sino porque ni siquiera se nos ocurre entre nosotras hablarlo. Nos deberíamos preguntar que cómo tenemos la vagina y qué nos gusta, todo de una manera sana y transparente como han hecho los hombres toda la vida en los vestuarios, que se comparan los penes. Esta función habla mucho de eso, de empezar por nosotras mismas a quintarnos los tabús y las creencias porque el gobierno por mucho que quiera avanzar y crear leyes, la responsabilidad está en nosotras y en la sociedad. Habla de eso, mírate la vagina y que no te de vergüenza; hay que hablar más de nuestras vaginas aunque nadie nos haya enseñado.
–Y si se habla en una reunión de amigas resulta divertido.
–Es como 'Uhhh, qué traviesas somos y qué malotas', pero es que eso es lo que hay que normalizar. Aunque si miras tampoco hemos avanzado tanto porque cuando publicitamos la función en Madrid hubo una cadena que no quiso poner las cuñas publicitarias porque la palabra 'vagina' iba a incomodar a sus oyentes. Eso es algo que nos ha pasado en el 90% de los teatros públicos de toda España y en especial de Andalucía; me duele decirlo, pero es una realidad.
–¿Esa era la explicación que daban?
–Aquí no nos han querido programar porque se llama 'Los monólogos de la vagina'. En Torremolinos lo hemos conseguido porque el concejal Francisco García se empeñó en que teníamos que hacerlo allí. Pero los teatros públicos no nos han querido programar porque consideran que es una función sucia o chabacana. La pregunta que yo les haría sería: '¿Cómo te gustaría que se llamara? Es que se llama vagina por mucho que te incomode y si eso pasa es que hay algo en tu cabeza; esto es un coño, ya está.
–Con la demanda y lo necesario que es 'Los monólogos de la vagina'...
–A la vista está, que llevamos dos años en Madrid con una gran competencia de espectáculos y los hemos llenado. Es una función que aunque sea pequeñita tiene un contenido tan necesario que te vas de allí habiendo llorado, reído, emocionado y reflexionado, que es lo que tiene que tener el teatro en condiciones. Es una obra muy clara en la que te vamos a decir cosas que has pensado de tu propia vagina y no has hablado con nadie,
–¿Desde que hace este papel habla más de su vagina?
–Siempre he sido muy extrovertida en todos los sentidos y si quizá antes no hablaba más de mi vagina es porque tampoco me ha hecho falta o no he sentido la necesidad. Cuando he querido hacerlo o he tenido dudas lo he hablado con una amiga, con mi hermana o incluso con mi pareja de ese momento. Pero lo que sí que me ha ayudado este papel es a entender que hay mucha gente que no lo hace y eso no está bien para la propia persona. No es que tengamos que ir por la calle con una bandera de un coño, es buscar el equilibrio... Porque no nos damos cuenta, pero está todo lleno de 'tips' a los que no damos importancia como 'esto es la polla' es algo muy guay y 'menudo coñazo' es algo aburrido. Esto son cosas que una aprende cuando habla de coños todo el rato... (risas).
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