Ilustración del lanzamiento del torpedo contra el C-3 y, en el círculo, imagen del sonar del proyectil en el fondo del mar y la recreación del mismo. MLK

Resuelven el misterio del submarino C-3: encuentran el torpedo nazi que lo atacó en la bahía de Málaga

El proyectil atravesó el submarino y provocó el hundimiento sin llegar a detonar. El hallazgo exculpa a la tripulación y al jefe de la flota de Málaga de las acusaciones de sabotaje

Sábado, 11 de noviembre 2023, 00:11

Algunos testigos decían que vieron una gran explosión con humo negro. Otros que lo escucharon a kilómetros de distancia. No obstante, esas afirmaciones fueron fruto ... de la deformación de la memoria más que de la realidad ya que el torpedo nazi que impactó con el submarino republicano C-3 y desencadenó su rápido hundimiento el 12 de diciembre de 1936 en las costas del Palo nunca llegó a estallar. La mortífera bomba tipo G7 estaba armada, pero el dispositivo falló. No obstante, el proyectil de 6 metros de longitud atravesó el casco de la embarcación española, lo que provocó la inundación y que se fuera a pique. 25 años después de que SUR publicara la localización del sumergible a 5 kilómetros de las playas de la zona este de la capital, una expedición ha encontrado la pieza que faltaba a 300 metros del pecio: el torpedo intacto posado a 66 metros de profundidad. Allí lleva 87 años guardando su gran secreto. La clave del naufragio del navío que destierra las teorías de la conspiración que habían salpicado a la tripulación con un presunto sabotaje interno.

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Arriba, el investigador José Luis Martín, junto al sónar de barrido lateral con el que han localizado el torpedo alemán que atacó el C-3. Abajo, a la izquierda, un torpedo G7 encontrado en Huelva hace años. A la derecha, plano y fotos del submarino. MLK

66

metros de profundidad se encuentra el torpedo alemán todavía intacto, armado y sin explotar. Quedo posado en el fondo del mar a 300 metros del submarino.

280

kilos de explosivo llevaba el torpedo alemán lanzado contra el C-3, al que atravesó sin estallar. Si hubiera detonado, el submarino habría quedado pulverizado.

La primera pista para señalar en las cartas náuticas la posición del artefacto surgió el pasado verano durante una conversación distendida con cañas por delante. A cada lado de la mesa estaban el marino mercante José Luis Martín y el ingeniero naval Enrique Baldizar. El primero, que había investigado con detalle el hundimiento de la nave durante la guerra civil, recibió de su amigo una información que captó toda su atención: probando la efectividad de un sonar en la zona del naufragio, Baldizar y Daniel Jiménez habían visto algo alargado, uniforme y de unos 6 o 7 metros. «Me estaba describiendo un torpedo alemán de los años 30», cuenta Martín que no puede evitar reproducir la agitación que sintió cuando supo de aquel rastro que llevaba buscando años y que le explotaba de forma inesperada.

Última fotografía del submarino C-3 tomada en Málaga en agosto de 1936. SUR

Su siguiente paso fue contactar con el director José Antonio Hergueta, responsable del documental 'Operación Úrsula' (2006) sobre el hundimiento del C-3, para organizar una expedición en busca del torpedo perdido. Finalmente, este mes de noviembre el investigador y el cineasta se embarcaron en el Cuevas, tripulado por Daniel Jiménez Vegas, junto al cámara Pablo Mejlachowicz, el animador 3D Sergio Pinteño y el invitado estrella: el sonar de barrido lateral de la empresa Esgemar para localizar el proyectil.

La polémica de las explosiones

Primero llegaron a las coordenadas del C-3 –allí sigue después de que el Gobierno descartara su rescate tras su localización en 1998– y emprendieron la búsqueda hasta que en la pantalla se dibujó una silueta familiar. Una estructura uniforme y metálica de unos 6 metros de longitud. Las medidas del proyectil G7 de fabricación alemana. «¡Sabía que estaba ahí!», exclama con vehemente emoción el ingeniero y marino José Luis Martín, al que se le quiebra la voz al llegar a este punto del relato.

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El hallazgo del torpedo hace justicia con el comandante del C-3, Antonio Arbona, y el jefe de la base, Remigio Verdía

Su agitación tiene explicación por la relevancia histórica. Y es que el hallazgo no es solo el 'cuerpo del delito' del ataque del submarino nazi U-34, sino la prueba de descargo de la tripulación –solo sobrevivieron 3 marinos de los 41 que estaban a bordo–, del comandante del C-3 y alférez de navío Antonio Arbona Pastor, y del capitán de corbeta y jefe de la base de submarinos de Málaga, Remigio Verdía Jolí. «Si por algo me alegro de este descubrimiento es porque hace justicia y devuelve el honor a todos ellos ya que no fue un sabotaje interno ni el torpedo explotó como sostuvo Remigio», explica el marino mercante que pone el acento en el informe de este último que, tras interrogar a todos los testigos, sostuvo acertadamente que el torpedo no detonó. Un documento que la República silenció ya que uno de los supervivientes aseguró que la bomba sí había estallado.

Arriba, el comandante del submarino Antonio Arbona y el jefe de la base en Málaga, Remigio Verdía. Abajo, a la izquierda, el submarino C-3 en Cartagena. A la derecha, tripulación del C-3. J. L. Martín y L. M. Cerdera/ SUR

En este punto, el investigador José Luis Martín explica que en todo este tiempo ha habido una gran confusión ya que en el submarino se produjeron dos estallidos que se identificaron erróneamente con el proyectil. «Por los planos del submarino, el torpedo entró y salió por una zona de proa en la que estaban almacenadas botellas de aire comprimido que explotaron y fueron las que causaron que se partiera el casco y se hundiera rápidamente, mientras que la segunda explosión se produjo cuando el naufragio alcanzó las baterías de proa que estaban cargadas y lo que se liberó fue vapor de agua, de ahí que se produjera una columna de humo blanco, como dijeron algunos pescadores», explica el experto sobre cómo se produjo el tocado y hundido del C-3.

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El torpedo nazi G7 contaba en su cabeza con 280 kilos de explosivo, suficiente para hundir grandes barcos con un solo proyectil. SUR

Por el estado en el que quedó la estructura del sumergible todo indicaba que el ataque hizo blanco, pero la bomba no estalló como se ha demostrado. «El torpedo G7 llevaba en su cabeza 280 kilos de un mortífero explosivo inventando por los alemanes y más potente que el TNT. Estaba pensado para hundir buques mercantes y de guerra con un solo proyectil, por lo que si hubiera explotado dentro del submarino hubiera quedado pulverizado y los tres supervivientes que estaban en la torreta y cayeron al agua, también habrían muerto», asegura el ingeniero y marino mercante. ¿Y por qué falló la detonación de esta bomba tan sofisticada? Martín también tiene la respuesta: «La espoleta era muy mala y los blancos que no detonaban fueron muy comunes incluso al comienzo de la II Guerra Mundial hasta que la marina nazi encontró el fallo», explica Martín que conoce bien el funcionamiento de los submarinos ya que fue jefe de máquinas en un sumergible.

No fue casualidad

La localización del proyectil permite también descartar otra de las lineas argumentales repetidas erróneamente en este caso: el hundimiento del C-3 no fue una casualidad, sino que formaba parte de la misión del 'u-boot' nazi U-34, la ya famosa 'Operación Úrsula', que implicaba ya directamente a Hitler en la guerra civil con su apoyo a Franco en las trincheras marítimas. «El objetivo principal eran los barcos republicanos de suministros de Cartagena, pero en su recorrido por el Mediterráneo el submarino alemán también tenía orden de pasar por Málaga y atacar si encontraba un blanco», asegura José Antonio Hergueta, que explica que próximamente presentarán el hallazgo con un vídeo sobre la expedición y un libro con la investigación de José Luis Martín, que considera al C-3, «el submarino de Málaga», ya que no solo se fue a pique en la bahía, sino que tuvo el puerto de la ciudad como base hasta en once ocasiones.

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Un artículo en SUR del ingeniero y marino José Luis Martín en diciembre pasado ha desencadenado el hallazgo del torpedo

El ingeniero y marino asegura que, al igual que hace 25 años con la publicación del descubrimiento del submarino C-3, SUR ha vuelto a estar detrás de la localización del torpedo que completa la historia de este relato del episodio naval que marcó la guerra civil en Málaga. Así, en el último aniversario del hundimiento (12-12-2022), la web del periódico publicó una profunda investigación del investigador José Luis Martín que calculaba el impacto y las condiciones del hundimiento, además de contemplar la tesis de que el torpedo nunca llegó a estallar. Un artículo que leyó el cineasta José Antonio Hergueta y que provocó que entraran en contacto, al igual que Baldizar que acabó poniendo a su colega en la pista de la situación del proyectil en la bahía de Málaga.

Una vez localizado, la expedición ha puesto en conocimiento de la Subdelegación de Gobierno y la Comandancia de Marina la localización exacta ya que, aunque el agua ha corrompido el proyectil durante décadas, la bomba sigue armada y con riesgo de explosión, por lo que las autoridades tendrán que proceder a su desactivación. Un viaje que podían aprovechar para rescatar el gran protagonista de esta historia, el submarino C-3, cuya leyenda se empeña en salir a flote.

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