Sr. García .
Cruce de vías

¿Qué está pasando?

Mientras el mundo se comprime yo vuelo por encima de la atmósfera terrestre y atravieso la barrera del sonido

«Algo pasa y usted no sabe qué es, ¿verdad, señor Jones?». Bob Dylan acaba de leerme el pensamiento, lo hace un par de veces al día: Al irse por la mañana y cuando regresa por la tarde. Su voz llega del coche que aparca ... delante de la casa donde vivo refugiado igual que si hubiera estallado una bomba atómica. El conductor corta la música y vuelve el silencio. Entonces la imaginación me acompaña, me transporta muy lejos. Mientras el mundo se comprime yo vuelo por encima de la atmósfera terrestre y atravieso la barrera del sonido. Por cierto, esta noche quiero ver de nuevo la odisea del espacio que Stanley Kubrick rodó treinta y tres años antes de 2001. La imaginación es la única nave que nos permite volar a través del tiempo y del espacio. Así que me traslado por el túnel del tiempo hasta 1968, cuando faltaba un año para que naciera Internet y en las calles de París aparecieron pintadas que expresaban auténticos sueños: LA IMAGINACIÓN AL PODER.

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Pienso lo lejos que está el poder de la imaginación.

La canción de Bob Dylan que oigo todos los días arranca el motor de la memoria. Me pregunto si las máquinas son capaces de albergar emociones y sentimientos o si eso sólo existe en la mente de Kubrick. Yo también vivo en una cueva con pinturas en las paredes como el hombre prehistórico. Salgo a por víveres y luego vuelvo enseguida al único sitio que me siento protegido. No sé qué pasa que no funciona Internet, ni hay tele y los mensajeros que vienen a traerme paquetes se pierden por el camino. Estoy empezando a sospechar que nos encontramos en zona hostil y por eso nos castigan. Últimamente ando confundido e ignoro en qué año vivo. ¿Quizás estamos en 1968 a. C? Lo peor de todo es perder la noción del tiempo. Le propongo a mi pareja invitar a cenar a Bob Dylan y a alguien más para sumar cuatro. Me contesta que mejor un almuerzo, por lo del toque de queda.

Después piensa un instante y propone que se lo digamos a Allen Ginsberg. Le pregunto el motivo y argumenta que una persona que ha visto a las mejores mentes de su generación destruidas por la locura puede explicarnos mejor que nadie las causas más profundas de todo lo que está pasando. ¿Acaso tú tienes alguna idea de lo que puede ser? me pregunta. Me da por responder con una cita de Beckett: «Hasta las palabras nos abandonan, y con eso queda dicho todo». El coche del vecino vuelve a ponerse en marcha y la voz de Bob Dylan no cesa de repetir la misma pregunta que lleva haciendo a diario desde hace un año: «Algo pasa y usted no sabe qué es, ¿verdad señor Jones?».

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