El cine independiente triunfó en la atípica gala del cine español que se celebró anoche en el Teatro del Soho Caixabank. Y en los premios hubo emoción hasta el final ya que la cinta más nominada 'Adú' ganaba el premio al mejor director para Salvador ... Calvo, aunque el siguiente y último galardón a la producción del año reconoció a 'Las niñas', la ópera prima de Pilar Palomero que acabó sumando cuatro cabezones al llevarse guion, dirección novel y fotografía. El mismo número que ganó 'Adú', mientras que la que obtuvo más galardones fue 'Akelarre', aunque todos ellos fueron en categorías técnicas. 'La boda de Rosa', que llegaba con mejores pronósticos, se llevó solo dos (canción original y actriz para Nathalie Poza). Y también ganó sin ganar Antonio Banderas y María Casado, los presentadores y directores de la gala, que salvaron el papelón de la ceremonia telemática con sobriedad, mucho ritmo y, como prometieron, sin recurrir a los chistes. Y terminando a su hora. Lo nunca visto. Probablemente ha sido la gala más corta de la última década.
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La gran triunfadora, 'Las niñas', es la contracrónica de la brillante y olímpica España del 92. Ese año, Celia despierta de su niñez para descubrir los tabúes familiares que rodean a su madre soltera y la educación opresiva y propia de otra época que se respira en su colegio religioso. Un retrato que Palomero muestra de forma contenida e intensa sin cargar las tintas ni deformar la realidad. Y con la emoción de verlo a través de los ojos de Celia. Los Goya han supuesto el final de un camino de éxito para 'Las niñas' que arrancó en el Festival de Málaga, donde se llevó el premio principal, la Biznaga de Oro —este triunfo en los Goya es también un espaldarazo para el certamen que en lugar de suspenderse por la pandemia, se aplazó y supuso un empuje para nuestro cine en su peor año—, a los que sumó después los galardones principales de los Forqué y los Feroz.
Banderas quería una gala ágil y contenida. Con protagonismo del espectáculo. Y lo consiguió. Los premios se dieron con una velocidad nunca vista en estos galardones. Vertiginosos en algún momento. A ello se unió el factor descontrolado de los nominados en sus casas, que, paradójicamente, dio color y ofreció algún momento memorable y espontáneo, como los perros de Mabel Lozano que se pusieron a ladrar como locos cuando ella gritó al llevarse el Goya al corto documental por la comprometida 'Biografía del cadáver de una mujer'; el abrazo irrefrenable de la familia de Mario Casas cuando se llevó al fin el premio al mejor actor con su primera nominación con 'No matarás', o el confeti que tiró el equipo de 'Las niñas' antes de tiempo. También hubo problemas técnicos, como cuando Fernando Trueba no pudo agradecer su premio a la mejor película iberoamericana por la colombiana 'El olvido que seremos', aunque al final se oyó su discurso
Uno de los momentazos de la noche lo vivió en primera persona la malagueña Marina Parés, que junto al director David Pérez Sañudo, ganó un inesperado Goya al mejor guion por la ópera prima 'Ane', que dedicó a sus padres y abuelos que la estaban viendo desde el barrio de Nueva Málaga. Esta cinta pequeña se hizo anoche grande ya que también se llevó los galardones a actriz revelación para Jone Laspiur y protagonista femenina para Patricia López Arnáiz. Esta última le da credibilidad y garra a una madre coraje en busca de su hija en el escenario violento del País Vasco agitado por el terrorismo y le arrebató el premio a la antequerana Kiti Mánver ('El inconveniente'). Por su parte, el tercer malagueño en liza, José Antonio Hergueta, también se fue de vació con su corto sobre la caída de Málaga 'Paraíso en llamas'.
La ceremonia se guardó los principales premios para el final, pero, como en las bodas de Caná, sacó a los primeros espadas al principio para entregar los premios técnicos, como Penélope Cruz, Pedro Almodóvar, Juan Antonio Bayona, Alejandro Amenábar y Paz Vega, que comenzaron repitiendo una y otra vez 'Akelarre', que se llevó esos galardones de los departamentos que no suelen verse en primer plano. Unos profesionales que también quiso homenajear Antonio Banderas en una de sus intervenciones, que dio paso al apoyo de actores de Hollywood, como Laura Dern, Benicio del Toro y Juliane Moore, que se atrevió a chapurrear su saludo en español.
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El Teatro del Soho Caixabank también tuvo protagonismo en la gala y, más concretamente, en el discurso inicial de Antonio Banderas que recordó que, en el año en el que las salas más han sufrido por la falta de público, la ceremonia se estaba celebrando en lo que fue precisamente el primer cine de Málaga, el Pascualini, que fue destruido por una bomba y renació después como teatro y local de exhibición de películas. «Esta pequeña historia encierra una metáfora que nos puede dar una clave muy simple para afrontar la vida: caer y levantarse», dijo el copresentador y director de la ceremonia de los Goya.
Vanesa Martín le puso su voz de sentimiento al homenaje a los actores que se fueron en el último año, como José Luis Cuerda, Quique San Francisco, el exhibidor marbellí Francisco Gómez Reyes o Julio Diamante, alma de la Semana de Cine de autor de Benalmádena. Faltó Rosa María Sardá, pero según explicó la Academia fue a petición de la propia actriz antes de su fallecimiento. Nathy Peluso actualizó 'La violetera', mientras que Carlos Latre y Diana Navarro revisitaron 'Bienvenido Mr. Marshall' para homenajear a García Berlanga en su centenario.
El premio al mejor documental estaba cantado con 'El año del descubrimiento', todo un fenómeno cinematográfico que ha entusiasmado a la crítica y a los festivales, y que anoche también rompió el techo de cristal del género al sumar un segundo Goya inédito al mejor montaje frente a las películas de ficción. Pese a ello, el monumental filme de Luis López Carrasco ha congregado a apenas 5.000 espectadores en las salas, una cifra baja que tiene que ver con las más de tres horas de metraje de esta propuesta de cine político que explica nuestro presente a partir de la reconversión industrial de la España de los 90, concretamente en Cartagena. La paradoja es que tanto esta película como la gran triunfadora, 'Las niñas', se ambientan en el luminoso año 92, dando una visión muy diferente a la que se guarda en la memoria colectiva.
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La única que recibía en mano su premio era Ángela Molina, Goya de Honor, cuyo discurso ofrecía uno de los momentos más vibrantes de la ceremonia. En sus palabras, y ante la presencia del cineasta Jaime Chávarri, Molina brindaba un canto de amor al cine, a su familia y a sus orígenes malagueños: «Que sea Málaga, la ciudad de mi padre, la tierra de mi padre, mi paraíso, me hace sospechar que el azar es cómplice del amor».
Nominada hasta en cinco ocasiones, Molina por fin podía abrazar al 'cabezón' después de toda una vida dedicada a la interpretación. «Quiero darle las gracias al cine por haberme llevado con él», confesaba Molina, antes de admitir: «El amor es la mejor manera que conozco de dar las gracias por todo».
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