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Cristina Pinto
Sábado, 6 de marzo 2021, 20:06
El cielo estaba gris. El ambiente del alrededor del Teatro del Soho, en parte, también. La segunda visita consecutiva de los Goya a Málaga no perdía la expectación del público malagueño, pero las medidas de seguridad por el Covid-19 no permitieron que el fenómeno fan fuese como cualquier año.
Desde antes de las seis de la tarde los más fanáticos de los artistas estaban agolpados a las puertas del Teatro del Soho, en calle Córdoba, algo que se dispersó media hora más tarde. Los efectivos de la Policía Nacional se encargaron de desalojar la zona de entrada del teatro y el público malagueño se agolpó a los lados desde las siete de la tarde. «No os vayáis a creer que esto es Navidad», se escuchaba entre los agentes mientras invitaban a los allí presentes a abandonar la zona.
Ya pasadas las siete y media de la tarde, eran entre unos 300 espectadores -según fuentes policiales- los que estaban esperando la llegada de los coches oficiales del evento. Jóvenes, mayores, pequeños en carritos... De todas las edades eran los que, agolpados en la acera, esperaban a que llegase su artista favorito. Aunque algunos como Alfonso Bravo y Alejandra Campos, atentos a la cita desde un callejón, afirmaban que no esperaban «a nadie en particular». «Aunque bueno, ya que estamos, si vemos a Aitana o Antonio Banderas, estaría bien», apuntaba la pareja.
Otros como el grupo de Loli, Paco, Carmen, Nerea e Ismael desde por mañana estaban a la espera de los ‘celebrities’. «Hemos podido hacernos foto en la llegada a Vialia con José Coronado, Paz Vega y Jon Kortajarena», confirmaban ilusionados mientras enseñaban la imágenes con los invitados.
A pesar de que la gran mayoría era por mera expectación, entre los más esperados estaban la artista Aitana y Almodóvar. Para la cantante, grupos de jóvenes cantaban algunos de sus temas a las puertas del teatro mientras esperaban un pequeño saludo de la artista. Para Almodóvar, algunas de las madres que acompañaban a sus hijas esperaban ver al director, como Lana, que aseguraba que era «un sueño por cumplir». Aunque, al final, fue uno de los desaparecidos en el posado tanto del ‘photocall’ como en la entrada al teatro junto con Penélope Cruz.
Desde el Gran Hotel Miramar, los invitados comenzaron a llegar a las ocho y media de la tarde a los alrededores del Soho. Ahí empezó la euforia. Gritos y móviles al aire para hacer la mejor foto y el mejor vídeo de sus artistas favoritos. A pesar de ser una gala pandémica, el ‘glamour’ a la entrada del Teatro del Soho tuvo un toque de protagonismo durante la previa a la gala de los Goya.
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