Carlota Hernández
Sábado, 27 de abril 2024, 12:59
Tras más de 250 representaciones y haber agotado las localidades de gran parte de los teatros de la geografía española, 'Contracciones', del dramaturgo Mike Bartlett, con versión de Jorge Kent y dirección de escena de Israel Solà, cerró su gira nacional este viernes 26 en ... el Teatro Cervantes de Málaga dentro de la 41º edición del Festival de Teatro con un 'sold out' y una calurosa ovación por parte del público malagueño.
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El texto de Bartlett está construido a través de catorce escenas que plantean el mismo patrón al comienzo: una de las jefas de la corporación –a la que da vida la intérprete Pilar Castro- llama a su despacho a una de sus empleadas, Candela Peña, para entrevistarla acerca de su vida amorosa y de su íntima relación con Daniel Gutiérrez, otro empleado, incumpliendo con ello una de las cláusulas de su contrato con la empresa. Lo que inicialmente resulta cómico, como es esta definición legalista de la empresa de lo que constituye una relación romántica o sexual entre empleados, da paso a un obsesivo y extremo proceso de deshumanización contra la empleada, que es denigrada hasta los límites más insospechados. El patrón de repetición que presenta el texto constituye un recurso útil para crear una atmósfera tóxica, mórbida y enfermiza, que va contagiando sigilosamente al personaje de Candela Peña, llevándola a perder la cabeza. Algo a lo que contribuye la original idea de incluir un personaje mudo, puramente figurativo, que vestido con un traje NBQ interviene en las transiciones cambiando elementos o interactuando con Castro.
Esta relación con lo enfermizo y tóxico queda también patente en el espacio, cargado de simbolismo, sabiamente planteado y utilizado por Solà, para subrayar aún más la perversidad que utilizan las grandes corporaciones para manipular a sus empleados. Lo que aparentemente parece un despacho de estética minimalista con una mesa de grandes dimensiones en el centro de la escena acaba resultando un agujero negro que poco a poco va absorbiendo al personaje de Peña, que no tiene escapatoria posible. En el centro está instalada una mesa de grandes dimensiones que recalca la relación y distanciamiento de ambos personajes, situados en ambos extremos de esta, como su situación dentro de la empresa y a la que parecen atornillados, pues cada intento por separarse de este espacio o acercarse se ve rápidamente frustrado. Estamos ante una propuesta tremendamente actual en la que tanto Pilar Castro como Candela Peña plantean una excelente construcción de personajes muy orgánicos y naturales, dominando un texto que logran hacer suyo y captando la atención del espectador, al que invitan a reflexionar sobre su ambiente laboral y en la que cualquier asalariado, independientemente del sector en el que trabaje o la posición que ocupe, puede verse fácilmente reflejado.
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