Pompidou y Museo Ruso, un aniversario a puerta cerrada

Han pasado apenas diez días, pero el ritmo de los acontecimientos aleja ese periodo en la memoria hasta hacerlo parecer mucho más lejano. El Centre Pompidou Málaga presentaba su nueva exposición de larga estancia y, a la postre, con aquella cita echaba el cierre la agenda cultural ante la declaración del estado de alarma motivado por la propagación del virus Covid-19. La medida establecía el cierre de todos los museos del país durante al menos dos semanas, si bien las autoridades ya han advertido de que la clausura se puede prolongar durante más tiempo. De hecho, el 'hermano mellizo' del Centre Pompidou Málaga, la Colección del Museo Ruso, ha dejado en suspenso el estreno de sus nuevas propuestas expositivas previsto el próximo miércoles. Ese día, la filial malagueña del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo cumplirá cinco años en Málaga y el sábado siguiente hará lo propio el Pompidou. Un aniversario doble marcado por la cuarentena y la incertidumbre global que plantea el coronavirus.

«La primera previsión es esperar a que superemos este reto que se nos ha planteado, poder reabrir los museos cuanto antes, con todo el equipo íntegro. Poder inaugurar las colecciones del Museo Ruso y disfrutar de lo ya inaugurado en el Pompidou y confiar de que seamos capaces de remontar el vuelo», ofrece el director de la agencia municipal que gestiona el Centre Pompidou Málaga, la Colección del Museo Ruso y la Casa Natal de Picasso, José María Luna. «Las obras están en perfecto estado y con una conservación garantizada y al mismo tiempo nuestro personal está en condiciones de salvaguardarse de cualquier peligro», sigue el responsable de los tres centros.

Luna admite el «quebranto enorme» que supone el cese de la actividad y recuerda que muchas empresas que prestan servicios a los tres museos también se están viendo afectadas por el cierre. Pese a todo, el gestor cultural deja abierta la puerta a la esperanza: «Hemos visto que en China hace sólo unos días reabrieron sus museos y confiamos en que cuando todo esto pase, la gente vuelva con ganas de disfrutar de sus museos. Mientras dure esta situación, vamos a ser muy activos en Internet y en las redes sociales, unos equipos están trabajando en crear contenidos y otros, en retomar la normalidad en el menor tiempo posible una vez que esto haya pasado».

Y a la hora de echar la vista atrás, el balance estadístico en el Centre Pompidou Málaga y el Museo Ruso deja 1,3 millones de visitantes en ambos centros -con datos al cierre de 2019- y un papel más dinámico del segundo de ellos en lo que se refiere a organización de actividades y participantes en las iniciativas de mediación cultural. No en vano, la filial ubicada en Tabacalera duplica el número de eventos en comparación a la instalada bajo el Cubo del Puerto (430 frente a 211) y supera también con holgura el número de asistentes a sus propuestas de mediación (173.790 personas en el Museo Ruso frente a los 120.255 usuarios en el Pompidou).

Para el director de la agencia municipal de museos, esa diferencia tiene que ver con los distintos perfiles de visitantes que acuden a uno y otro centro. «La oferta expositiva y de actividades de los dos museos es para públicos diferentes», sostiene Luna. Bajando al detalle de esos perfiles, el Museo Ruso ofrece una media de usuarios de mayor edad (la franja más numerosa se sitúa entre los 45 y los 65 años, mientras que en el Pompidou el grupo más activo comienza en los visitantes de 30 años) y una presencia mucho más notable de público local (el 48% frente al 27% del Pompidou). «Por su ubicación -sigue Luna-, la Colección del Museo Ruso se instala en una nueva centralidad, que atrae a un alto porcentaje de visitantes del entorno cercano y al ser también personas de mayor edad, se acogen a descuentos».

La reflexión del director de la agencia municipal de museos abre la puerta al análisis del porcentaje de visitantes que pasa por taquilla para visitar ambos espacios culturales. En el caso de la Colección del Museo Ruso, el promedio de usuarios con entrada de pago ha ido cayendo de manera paulatina desde el 45% registrado en el año inaugural (2015) hasta el 33% de 2019. De hecho, el año pasado el número de entradas gratuitas emitidas (55.526) duplicaba a los tiques vendidos en taquilla (27.198) en los pabellones de Tabacalera. Del lado del Centre Pompidou Málaga, el balance aparece más equilibrado, calcando incluso en 2019 los porcentajes del año de apertura con su consiguiente 'efecto llamada' por la inauguración del centro. Así, en el Pompidou registraron el año pasado un 58% de entradas gratuitas (102.362) frente al 42% de los usuarios que abonaron el pase (75.129).

Pese a todo, los datos de ambos centros quedan muy lejos de las previsiones iniciales en cuanto a visitantes anuales (150.000 en la Colección del Museo Ruso y 250.000 euros en el Pompidou) y a los ingresos en taquilla (516.000 euros anuales en Tabacalera y 990.000 euros en el Cubo). Esta última pieza además resulta clave a la hora de equilibrar la balanza económica de unas instituciones que cuentan con un presupuesto anual de 10,29 millones de euros que incluye a la Fundación Picasso-Museo Casa Natal.

«Es cierto que los números de visitantes no son lo que esperamos, pero han ido manteniéndose y, sobre todo, esos visitantes tienen una opinión muy positiva de la labor que se desarrolla en estos centros», aboga Luna, quien pone el foco en dos distancias casi antagónicas: la corta, para reivindicar el trabajo con los artistas y colectivos locales (hasta 70 entre los dos centros durante el año pasado) y el largo aliento con las miras puestas en los usuarios más jóvenes. «Estamos contribuyendo a que dentro de dos décadas haya otras sensibilidades, otros usos y costumbres», defiende Luna.

Un mensaje que engarza con el lanzado hace sólo diez días por el presidente del Centre Pompidou de París, Serge Lasvignes, durante el estreno de la colección ahora cerrada: «En los periodos de repliegue, la cultura es la que tiene más resilencia para espantar esos fantasmas». Conviene recordarlo, sobre todo ahora.