Jueves, 21 de marzo 2024, 17:16

No es una exposición al uso porque, para empezar, lo que ven no es lo que hay. Puede que les parezca que un cuadro está pintado con amarillo, pero no: si se acercan descubrirán que esta tonalidad no existe. Creerán que en otra obra los ... colores se mueven, pero no: son líneas estáticas. Y la pieza monocroma en azul que encuentran al llegar no es así en realidad: si la rodean, aparecerán de repente formas circulares. El Centre Pompidou Málaga plantea un juego óptico con el espectador en su nueva exposición temporal, una muestra que reconoce el intenso trabajo de investigación del arte óptico llevado a cabo por el venezolano Carlos Cruz-Diez (1923-2019).

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«Toda su vida trató de demostrar que el color es autónomo, que no necesita la forma para existir. Siempre se dice manzana roja, cielo azul, hoja verde…, no es así», defiende su hijo Carlos Cruz Delgado frente a casi cuarenta obras de su padre realizadas a partir de líneas rectas. Él fue su mano derecha durante 50 años de estudios, desde 1959, y su soporte técnico para sus «inventos». Todo se sustenta principalmente en dos efectos ópticos. Por un lado, la inducción cromática, los cambios de tonalidad y claridad que experimenta el ojo cuando ve simultáneamente diferentes colores. Y por otro, la post-imagen, la aparición de unos colores que no existen en el ojo humano tras la contemplación de otros.

Sobre esa base, Cruz-Diez exploró diferentes fenómenos cromáticos en varias series que demandan un espectador activo, que se mueva alrededor de la obra, que se acerque y se aleje, que la mire desde diferentes perspectivas. En definitiva, que «socialice» con ella, «haciendo del arte óptico la más democrática de las artes», mantiene el comisario Michel Gauthier. Estos son algunos ejemplos.

Fisicromías

Marilú Báez

«Aquí vosotros elegís desde qué punto contempláis la obra y eso varía el cuadro. No habrá dos espectadores con la misma experiencia. Hay toda una infinidad de pinturas en cada pintura», explica el comisario. Gracias a finas tiras verticales de plástico dispuestas de manera perpendicular al plano del cuadro, las formas y colores de las pinturas cambian a medida que la persona que las contempla se desplaza frente a ellas. Porque esas láminas, de materiales que irían evolucionando con el tiempo, ocultan unos colores y revelan otros con el movimiento del espectador.

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Tenllado

Cromointerferencias

Si se coloca frente a 'Cromointerferencia mecánica' (el vídeo que aparece en el principio de este artículo), verá cómo los colores de la obra se mueven. Pero no es real, su ojo le engaña. El espectador experimenta una interferencia visual, un efecto 'muaré', que desestabiliza la visión con ondas cromáticas que parecen oscilar hacia un lado. ¿Cómo lo hace? Si observa bien, verá que ese fenómeno se produce cuando se cruza sobre esa parte de la obra una hoja transparente. Y esa es la clave. Cruz-Diez descubrió que desplazando una lámina con líneas sobre otro soporte también con líneas de colores dispuestas de forma similar, aparecían interferencias cromáticas: los colores cambiaban y el elemento móvil provocaba ese efecto 'muaré'.

Marilú Báez | Vídeo: Tenllado

No obstante, el artista consigue replicar ese fenómeno sin ningún componente mecánico, solo con el espectador rodeando la obra, como se aprecia en este vídeo que hay sobre estas líneas.

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Colores aditivos

Tenllado

Todas las imágenes de esta composición corresponden al mismo cuadro, pero a distintas distancias. Arriba a la izquierda, está la obra tal y como se contempla normalmente en una sala de exposiciones. Si se fija, se observan unas intensas líneas de color verticales que atraviesan el cuadro. Pero no son reales, no hay ninguna línea. Conforme el espectador se aproxima a la obra, se descubre que tan solo hay pintadas líneas horizontales.

La serie 'Color aditivo' está basada en el doble fenómeno de la mezcla óptica y la irradiación del color. Cuando dos planos de color entran en contacto, una línea virtual de un tercer color aparece en la zona en que convergen. A veces, ese color virtual se difunde uniformemente por toda la superficie en que se unen. En otras ocasiones, se propaga en un halo.

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Inducción cromática

Marilú Báez

Seguro que le sorprende saber que en el cuadro del fondo no hay amarillo. Usted lo ve, pero no existe. Es lo que se llama inducción cromática, relacionada con el fenómeno de la persistencia retiniana: cuando el ojo contempla un plano de azul y luego se aleja de él, entonces verá el amarillo, su complementario. De forma natural, se produce en dos fases, pero Cruz-Diez consiguió comprimirlo en una sola al medir la relatividad de la percepción de los colores. De esa manera, en el cuadro de la fotografía solo están pintados el blanco, negro y azul, pero aparecen toques de amarillo como color virtual.

Cromosaturación

Marilú Báez

Cruz-Diez fue pionero en crear entornos sensoriales. Diseñó tres cabinas con los colores rojo, azul y verde para ofrecer una experiencia en dos fases. Primero, se produce un 'baño cromático': el espectador reduce drásticamente la variedad cromática a la que está acostumbrado y percibe todo su entorno de un único color, según el tono de la cabina escogida. Es la cromosaturación. En una segunda parte, después de permanecer un tiempo en las cabinas (depende de cada individuo), el ojo percibirá el espacio que le rodea con el color complementario de aquel en el que se haya sumergido: amarillo para el azul, rojo para el verde y verde para el rojo. Se conoce como persistencia retiniana.

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La exposición 'Carlos Cruz-Diez. El color en movimiento', en la que colabora la Fundación la Caixa, podrá visitarse hasta el 29 de septiembre.

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