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Serge Lasvignes (1954) llegó a la presidencia del Centre Pompidou justo después de la inauguración en marzo de 2015 de la delegación malagueña de la institución gala. Mañana regresará a la ciudad para presentar la nueva colección de la filial y en esta entrevista en exclusiva con SUR responde a través del correo electrónico sobre asuntos como los planes de futuro del centro, el modelo de expansión del Pompidou y su relación con la escena cultural malagueña.
–El Centre Pompidou Málaga presentará mañana su nueva colección, que permanecerá expuesta hasta 2020. ¿Qué destaca de este nuevo proyecto?
–La primera exposición presentada para la apertura del Centre Pompidou Málaga tuvo un gran éxito y el último día de puertas abiertas del fin de semana pasado tuvo un récord de visitantes. La segunda exposición, realizada de nuevo por Brigitte Léal, propone un recorrido por las colecciones del Centre Pompidou a partir del tema de la utopía. Esta constituida de forma que pueda dar cuenta de la diversidad de las disciplinas que componen la colección del Centre Pompidou: pintura, fotografía, escultura, cine, arquitectura y diseño. En la exposición, los visitantes van a descubrir de nuevo obras maestras de la colección: Pablo Picasso, Vassily Kandinsky, Marc Chagall, Peter Doig, Robert Delaunay, Julio González, Joan Mitchell, Pierre Huygues, las obras de los arquitectos Carlos Arroyo, Le Corbusier… La elección del tema de la utopía es una propuesta inédita: permite alumbrar de modo distinto la Historia del Arte de los siglos XX y XXI siglos. Como Brigitte tuvo la oportunidad de afirmar en sus páginas (SUR, 20-11-2017), los artistas modernos –actores, testigos o víctimas de la Historia– han reinventado los grandes mitos utópicos. Son espíritus libres, enemigos de toda propaganda, divididos entre utopías y contra utopías, sueño y realidad; han resucitado figuras y formas simbólicas que llevan o denuncian los ideales y las quimeras de la humanidad.
–Junto a la nueva colección en torno a las utopías, ¿qué actividades culturales van a organizar en Málaga a partir de los próximos meses?
–Como usted sabe, la fuerza del Centre Pompidou consiste en proponer, más allá de las exposiciones, conferencias, actuaciones, espectáculos... y obviamente el tema de las utopías va a estar en el centro de las propuestas culturales, ¡a las que se presta muy bien! Encuentros organizados por el personal de Málaga con los universitarios, artistas e intelectuales nos permitirán contextualizar la exposición presentada en las salas de museo. El proyecto ‘Hors-Pistes’ sobre el tema del deporte también dará lugar a un programa repleto de actuaciones y actividades de mediación. A este respeto, me gustaría señalar la gran calidad de las propuestas culturales de Málaga, concebidas en estrecha colaboración con el personal del Centre Pompidou. A través de esta implantación en Málaga hemos descubierto también una escena artística extremamente rica, en particular en el ámbito del espectáculo en vivo y de la imagen. Finalmente, para el público joven, a lo largo del año se programan exposiciones-talleres, una propuesta que creo que es muy bien acogida (y bastante novedosa en España).
–Renovada la colección semipermanente del Centre Pompidou Málaga, ¿qué exposiciones temporales podrán verse en la ciudad en los próximos meses?
–Tras la exposición producida por Daniel Buren que seguirá hasta mediados de enero de 2018, el Centre Pompidou Málaga acogerá una nueva edición de ‘Hors Pistes’, actuación dedicada al vídeo. Se llamará ‘El estadio del arte’ y explorara los lenguajes gestuales y los rituales deportivos, tanto desde el punto de vista formal como político a través de la producción artística. Posteriormente, el espacio para exposiciones temporales acogerá tres exposiciones concebidas sobre la base de las colecciones del Centre Pompidou: une exposición dedicada a Brancusi, que proporcionará una nueva mirada de la obra de este artista francés de origen rumano, mediante una selección de un centenar de fotografías, negativos y películas, junto con esculturas y dibujos; una exposición de Jean Dubuffet que permitirá ver unas cincuenta obras importantes de este artista que ha conceptualizado el ‘Art Brut’ y con ‘ Architectures gonflables’ (‘Aquitecturas hinchables’) se podrán descubrir estas realizaciones, surgidas del terreno aeroespacial, que utilizan el aire como material arquitectónico. A partir de los años sesenta, las estructuras inflables han llenado nuestra vida diaria en forma de mobiliario, edificios, entornos espaciales.
–Esas serán las aportaciones del centro a la oferta expositiva de la ciudad. Del otro lado, ¿qué aporta la relación con Málaga a la institución matriz?
–Es una experiencia muy enriquecedora para nosotros por varios motives. Nos permite, obviamente, desplegar en un lugar nuevo una colección muy buena. Pero también es una ocasión para la creatividad y la imaginación para todo nuestro personal, conservadores, mediadores, responsables de la producción. Lo que buscamos es no duplicar el Centre Pompidou, sino concebir bien propuestas específicas. Aprendimos a dar al Centre Pompidou Málaga una impronta original. Es un ejercicio apasionante. Quiero subrayar que es la excelencia de la puesta en marcha del Centro Centre Pompidou lo que ha permitido a ciudades como Bruselas y Shanghái establecer alianzas a largo plazo con nosotros. Málaga ha acogido muchas visitas de actores culturales extranjeros en ese marco.
–En relación a esa acogida del proyecto en España, ¿qué balance realiza de los dos años y medio del Pompidou en Málaga?
–Creo que, dos años y medio después de su apertura, el Centre Pompidou ha llegado al corazón de los malagueños. Después del sello de Correos representando el edificio, estoy seguro que la imagen del museo en España y en el extranjero se verá fortalecida aun mas con la salida de la Vuelta. El Centre Pompidou Málaga se ha convertido, con el Cubo que debemos a Daniel Buren, en un auténtico emblema de la ciudad. Desde su apertura, ha recibido a 500.000 visitantes, lo que supone un número muy bueno de visitas. En Francia, hay pocos museos fuera de París que alcanzan estas cifras. Esta claro que a partir de ahora el Centre Pompidou Málaga juega un papel de atractivo cultural para Málaga. Su valor emblemático beneficia también a los otros museos de la ciudad. Asimismo, ha habido una gran complicidad: el personal del Centre Pompidou Málaga se ha apropiado por completo del proyecto y trabaja en estrecha colaboración con el personal de París. El Centre Pompidou Málaga es una empresa de cooperación totalmente original que se reinventa permanentemente.
–¿Qué papel juega el público en esta estrategia?
–En Málaga, al igual que en París, trabajamos para un público doble: un público local que hemos llegado a conocer y que queremos fidelizar y un público de turistas para quienes debemos reforzar nuestro atractivo. Construimos nuestra programación futura con este objetivo doble. Debemos buscar el mejor equilibrio entre el atractivo de las obras maestras y el hallazgo, la originalidad y el deleite. A ese respecto, estos dos años y medio están llenos de enseñanzas que debemos poner en valor. Además, reconfortados por los éxitos conseguidos en común, debemos siempre trabajar más con la escena local.
–Siguiendo con la relación con los visitantes. Usted ha defendido que el centro «debe llegar a los turistas que vienen a Málaga». ¿Cómo creen que pueden conseguirlo?
–Tal como decía, se trata de concebir propuestas con una doble vertiente: que gusten a un público de fieles a la vez que seduzcan al visitante de paso. Es un ejercicio delicado, dado que la riqueza de la oferta museística de Málaga no permite a los turistas que se quedan poco tiempo (un día para los pasajeros de cruceros) visitar el conjunto de la oferta cultural de la ciudad. Hace falta combinar monografías evocadoras (Dubuffet por ejemplo) y temáticas seductoras. Como me dicen personas responsables de otros museos, el hecho es que somos un elemento original que permite afirmar esta riqueza global, de dar a la ciudad una proyección cultural específica, y así crear un efecto llamada que beneficia también a esos otros museos cuyas visitas han aumentado desde nuestra llegada. Actualmente Málaga ocupa el cuarto lugar entre las ciudades españolas por las visitas a los museos, después de Madrid, Barcelona y Valencia . Somos uno de los factores de esta sinergia virtuosa. Además, el efecto llamada es tal que esperamos contribuir a hacer que los turistas vuelvan.
–Sin embargo, el centro ha recibido un tercio menos de los visitantes previstos, ¿le preocupan esos datos?
–Desde su apertura, el Centre Pompidou Málaga ha tenido medio millón de visitantes, ¡lo que en Francia lo situaría entre los 10 museos más visitados de la región! Eso en sí mismo es un gran éxito. Asimismo, sabemos que la movilización del público es un trabajo que se hace a largo plazo, y todavía tenemos por delante un buen margen de progreso. Dar a Málaga la marca de ‘Ciudad de museos’, hacer del Centre Pompidou Málaga una insignia muy conocida por los touroperadores y otros prescriptores: todo esto no se hace en dos años. Añadiría que si queremos atraer a los turistas, no debemos pensar que va a ser fácil. Como le decía, queremos realizar una contribución específica a la riqueza de la oferta cultural de la ciudad, y para ello no podemos simplemente tener una política de programación centrada en la búsqueda de números.
–Cumplida la mitad del primer periodo de acuerdo, ¿seguirá el Centre Pompidou en Málaga después de 2020?
–Estamos en conversaciones con la ciudad: por su lado, el Centre Pompidou está muy satisfecho de la relación que ha conseguido establecer con Málaga después de dos años y medio.
–El acuerdo actual contempla una estancia máxima de 10 años en Málaga. ¿Cree que es tiempo suficiente para dejar huella?
–Aunque el acuerdo que nos vincula está previsto para una duración de cinco años, renovables una vez, nada prohíbe que pase de los 10 años, si las dos partes lo consideran de interés. Se trata de una experiencia original, y por lo tanto todo queda abierto.
–Al hilo de este acuerdo, el Centre Pompidou fue de los primeros museos en abrir delegaciones más allá de su sede. ¿Qué ventajas tiene este modelo de expansión?
–La expansión del Centre Pompidou en el extranjero responde a varios objetivos, incluidos la valorización de nuestra colección y el desarrollo de nuestros propios recursos. Una implantación internacional del Centre Pompidou representa un desarrollo estratégico en un entorno competitivo globalizado. Además, esto le permite al Centre Pompidou establecer relaciones institucionales sostenibles y privilegiadas, ir al encuentro de nuevos públicos y de posicionarse en el centro de los intercambios, de las redes artísticas y de las escenas contemporáneas.
–¿Y alguna desventaja?
–El Centre Pompidou es muy selectivo a la hora de escoger sus socios, ya que se trata de un compromiso de varios años. Con Málaga tenemos un socio muy profesional, muy fiable, con el cual es un placer trabajar. En el terreno de la conservación de las obras, somos también muy cautos. En Málaga no hemos tenido ningún incidente.
–Este sistema también recibe críticas como vía de financiación de los museos y por las dudas sobre la relación con el lugar donde se instalan las delegaciones. ¿Qué tiene que decir a esas críticas?
–No creo que haya nada chocante en el hecho de que recibamos una contraprestación financiera, a partir del momento que el proyecto está inserto en una economía en la cual ambas partes sacan beneficio. Como dicen los ingleses, es una situación ‘win-win’ para ambas partes. Málaga se beneficia de nuestras colecciones excepcionales, de nuestra capacidad de animación y mediación cultural, que aporta una riqueza original a su oferta. La ‘marca’ Centre Pompidou tiene también un efecto de atracción y creo que los acontecimientos como la celebración de la cumbre franco-española o la salida de la Vuelta sirven para la notoriedad y proyección de la ciudad. El Centre Pompidou es una marca global, una de las dos colecciones más grandes del mundo de arte moderno y contemporáneo. Así que el Centre Pompidou Málaga participa en la poderosa dinámica cultural de la ciudad. Esta idea de convertir la ciudad en un gran destino artístico para desmarcarse de la Costa del Sol, la debemos al alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre. Él es quien ha permitido la llegada del Centre Pompidou. En este respecto me impresionaron, como le decía, los resultados del estudio acerca del impacto económico de los museos sobre la ciudad . Por otra parte, ¡mi proyecto no es instalar Centros Pompidou fuera como si se tratasen de sucursales de ‘fast food’! En Málaga, trabajamos en colaboración estrecha con los equipos locales y la escena artística española y andaluza. En Bruselas, vamos a participar en una forma de colaboración original para constituir un museo de arte contemporáneo. Y en Shanghái, trabajamos en un proyecto que permita un auténtico intercambio entre la creación occidental y la china.
–Menciona los proyectos en Bruselas y Shanghái. ¿Aplicarán algunas experiencias de Málaga en esas delegaciones?
–Como acabo de decir, se tratará de proyectos con una identidad especifica. Pero está claro que sacaremos mucho provecho de la experiencia de este primer proyecto de presencia sostenible en Málaga.
–¿Y qué quedará de esa presencia en Málaga cuando ya no estén?
–A día de hoy la cuestión no se plantea. De todas formas, quedará siempre ‘Incubé’, la obra de Daniel Buren realizada específicamente para el Cubo de Málaga, un ejemplo magnifico de realización ‘in situ’, dialogando tan bien con el puerto y el mar. Y en especial, los logros de una muy bella experiencia de colaboración cultural, que siempre permanecerá para la ciudad y nuestros equipos, cualesquiera que sean las decisiones futuras.
Traducción de Catherine Germann Briest.
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