La poesía toma la voz desde el silencio de los que escuchan

La jornada en la sala de la poesía de la Noche de los Libros de La Térmica continuaba y cada vez iba llegando más gente. Llegaba el momento mágico de la malagueña Beatriz Ros para ponerle su voz a los poemas en la velada del viernes. Mientras las demás salas seguían su curso de teatro, música, diálogos y libros, la poesía continuaba en su silencio elegante y romántico que después salía de la voz de Julieta Valero, que entró a la sala a las 20.30 para ser la tercera de la programación.

Fuera, en la zona de restauración que había habilitada para la Noche de los Libros la cerveza y los refrescos eran los protagonistas al igual que las hamburguesas y bocadillos que servían los puestos de comida, pero dentro seguía la programación. Para poner voz a los poemas el siguiente turno era el de Juan Carlos Mestre, que mientras recitaba llegó incluso a sacar el acordeón para dar el toque musical. Por momentos parecía que cantaba. Incluso Juan Cobos Wilkins se pasó unos minutos por la sala para escucharle. La joven y reivindicativa Elizabeth Duval fue la última en subir al escenario de la poesía para poner su toque personal en los últimos minutos poéticos de la velada malagueña.