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Una señora interrumpe la charla. «¿De qué festival estáis hablando? Yo quiero ir». Estaba sentada con su familia en la mesa de al lado, en la terraza del Parador de Gibralfaro donde nos hemos citado: «Y suena muy bien, me ha encantado escucharos», dice. Lástima que pronto vuelve a Madrid y esto que Laila Tafur, Lula Amir y Luz Arcas cuentan sucederá en Málaga, del 20 al 23 de febrero, en el Teatro del Soho Caixabank. Se perderá unos proyectos que no responden a ninguna etiqueta, que no se ajustan a ningún canon. Si algo define a las tres es el orgullo de sentirse creadoras impuras. Vuelve Autóctonxs, un festival de la escena viva donde conviven obras terminadas, piezas en proceso y propuestas de pura improvisación. Hay desde una Premio Nacional de Danza hasta una pareja que presenta lo primero que hace en su vida artística.
20 de febrero 'Torcidxs', de Las Nenas Theatre.
21 de febrero 'Maja y Bastarda', de Laila Tafur.
22 de febrero 'Maldito bolero', de Lula Amir.
23 de febrero 'Todas las santas', de Luz Arcas.
Hora y entradas 21.00 horas, 20 euros.
Autóctonxs es una radiografía de lo que en este justo momento ocurre en las artes escénicas, una creación arriesgada que en muchos casos se queda en el circuito Off, pero que el teatro de Antonio Banderas coloca sobre su escenario principal, en el vestíbulo y en la sala Goya. «Y es guay estar aquí, porque no pasamos desapercibidas», celebra Alessandra García, directora de Autóctonxs, a quien un premio Max al mejor espectáculo revelación la hizo ser visible a otros públicos. Porque el continente importa, y para cierto espectador no es igual ver una función en un polígono que hacerlo en la 'casa' de un actor de Hollywood, aunque el contenido sea exactamente el mismo. «Y ojalá siguiéramos entrenando al público, que en Málaga se vean cosas a las que la gente no está acostumbrada, que digan 'esto no sé que es, pero me gusta'», defiende Lula Amir.
Laila Tafur, Lula Amir y Luz Arcas representan el potencial de la creación impura que desdibuja los márgenes. Se rebelan contra las etiquetas, contra la aparente obligación de encajar lo que hacen en un determinado estilo, género, disciplina. «Siento que no se le cuestiona tanto al artista contemporáneo qué material usa para definir su obra, pero a las artes escénicas sí, parece que tuviéramos que estar encasillados. ¿Cuándo va a llegarnos esa potestad de utilizar cualquier herramienta? Pasarían cosas brillantes», se pregunta Alessandra García. Su lenguaje está al servicio de lo que quieren transmitir, y eso cambia incluso dentro un mismo espectáculo. No les importa ser «faltonas», descaradas y atrevidas, pero desde el estudio, la investigación y la experimentación. Es lo que se ha dado en llamar 'nuevas dramaturgias', otra forma de contar y hacer artes escénicas. Y en el caso de las tres, esa forma pasa por el movimiento del cuerpo.
En 'Maja y Bastarda' (21 de febrero. 21.00 horas), la bailarina Laila Tafur revisita el folclore con ironía uniendo cosas que nunca suelen ir juntas. «Lo mismo meto unas conchas del folclore gallego que unas zapatillas de sardanas que a Whitney Houston», explica. Elementos inconexos que filtrados por su cuerpo cobran sentido. Criada en el Sacromonte, el flamenco y la guasa forman parte de su ADN, pero ella toma distancia para abrirse a otras posibilidades. Se ha formado en coreografía y danza –de hecho es profesora en el Conservatorio Superior–, y combina esa faceta más canónica con «lo 'mainstream' y la tontería». Su «zambra collage», como la llama, se mueve del tablao al teatro, del mercadillo a la pasarela, para «profanar esa idea del origen, de lo puro» y reivindicar «lo mestizo, lo majo, lo extranjero».
También Lula Amir, uruguaya residente en Málaga, se ha permitido «estar en medio de la 'cosa'», explica. Tras presentar la pieza el año pasado en la sección 'Ensayo Acierto', donde se testan los proyectos, 'Maldito bolero' da el salto al escenario principal (22 de febrero. 21.00 horas). Dice que mucha gente echará de menos la danza, su entorno natural, porque esta vez hay «mucho más cuerpo haciendo que cuerpo bailando». «El cuerpo lo entreno para hacer lo que quiera con él, no solamente para bailar». Este bolero lo habita una «criatura» que muta siguiendo diferentes rituales de la feminidad, desde la primera menstruación a lo que se espera de una mujer adulta, una visión de las ceremonias que forman parte del folclore «y que repetimos sin cuestionar».
«Ha sido para mí muy gratificante sentirme 'criatura' y no tenerme que definir y determinar si esto está en el mundo de lo humano o de lo animal». Simplemente, no se sabe, da igual. «Nos falta educación como público para poder estar en un lugar dejando que nos pasen cosas sin entender nada», reflexiona. Con la música, sin embargo, «no pasa», apunta Laila Tafur. «Tienen otra predisposición a dejarse llevar sin pasarlo todo por la racionalización», añade.
Malditas, bastardas, pero también santas. Luz Arcas clausura el festival con 'Todas las santas' (23 de febrero, 21.00 horas), la obra que más se aleja de la danza de la última Premio Nacional de Danza. Aquí la malagueña da un paso atrás y dirige una pieza «híbrida» con mucho cuerpo y dos actrices de teatro puro de texto que jamás habían bailado. «Es un lenguaje intermedio que surge del encuentro entre las tres», explica Arcas, que aplaude la «coherencia» de este festival. «Ocupa un lugar que hacía falta, para mí es un orgullo estar ahí», asegura.
La obra nació en El Salvador, del impacto que sintió al conocer a Egly Larreynaga y Alicia Chong, directoras del Teatro del Azoro y de La Cachada Teatro. Ellas hacen «teatro urgente», teatro que transforma el tejido social «ya», con intervenciones en cárceles que salvan a chicos de las maras, por ejemplo. «Está hecho desde la admiración absoluta. Hay algo en la sensibilidad de cómo entienden ellas el teatro que para el espectador de aquí es muy chocante. Es otro mundo. A mí me fascinó», detalla. 'Todas las santas' es su historia, la de una hija de guerrillera en el conflicto que vivió El Salvador; y la de una adolescente con un embarazo no deseado en un país en el que el aborto es condenado por homicidio en primer grado.
21 de febrero 'Parque', de la Compañía Boca Agua.
22 de febrero La misionera', de la Compañía Ujo Teatro.
23 de febrero 'Par Terre', de Julia Martín.
Hora y entradas 19.00 horas, 10 euros.
Luz Arcas despedirá Autóctonxs. Las Nenas lo inaugurarán. El festival tiende la mano a la creación de otros territorios concediendo la apertura a una «ciudad forastera». Desde Pamplona, Ane Sagüés Abad y Cristina Tomás Olaya acercan a Málaga 'Torcidxs', performance, improvisación y texto con la firma de la Generación Z. «Divas desubicadas, artistas martirizadas, virtuosidad a medias. Una cantante que canta con autotune y aun así cantal mal. Se lleva ser graciosa, pero no positiva. Se lleva sacar un EP. Se lleva leer un montón de libros de teoría queer. Emprender tu propio proyecto. O sea, se lleva ser original. Hay que ser perfecta», se lee en el dossier de su propuesta, que invita a reflexionar sobre la identidad y la autoaceptación. Alessandra García está en la codirección y en la dramaturgia.
Se da la circunstancia de que todas las obras que se presentan en el escenario principal están hechas por mujeres. Y ha sido por pura casualidad, no forma parte de una reivindicación sino de una realidad. «Hay un montón de mujeres creadoras que hacen propuestas de calidad intachables, ya no es algo que tengas que buscar para cubrir el cupo de mujeres creadoras, al contrario», explica Alessandra García. «Lo sorprendente es que sea sorprendente dado que la mayoría de las bailarinas son mujeres. Esta es una profesión hecha por mujeres», apunta Laila Tafur. «Y por eso la danza está considerada un arte menor: porque es de mujeres», apostilla Luz Arcas, mientras sus compañeras asienten.
21 de febrero Manué y Enrique Domenech + Niche Ramírez.
22 de febrero Tirana + Konstantin Lupasco.
23 de febrero Las Chochonis + Ilyak Visori.
Hora y entradas 18.00 horas, 10 euros.
Puede que algo esté cambiando: al menos en Autóctonxs, ellas y la danza (entendida desde el protagonismo el cuerpo) son las que mandan. Pero el festival da para mucho más. Las jornadas empiezan a la hora del vermú, a las 13 horas, con un 'Happening poético' en el hall de la Sala Goya, el formato donde todo puede suceder. Desde el recuerdo a la artista mexicana Carmen Mondragón de Nacho Mayorga a la actitud gamberra e irónica del dúo Ramírez Florido; pasando por la reivindicación de la autonomía corporal «desde la carne» que hace Benjamín Santiago.
A las 18 horas, la acción pasa al vestíbulo con Impro en el Hall, encuentros inesperados e inauditos: el punk de Manué y Enrique Domenech, de la banda Orina, se cita con el baile del cubano Niche Ramírez; el dúo electrónico Tirana se encontrará con el break dance de Konstantin Lupasco; el mamarracheo y bailoteo de Las Chochonis se unirá con Ilyak Visori, referente andaluz del vogue y la escena ballroom, un espacio de liberación y expresión para la comunidad LGBTIQ+.
21 de febrero 'El cuarto movimiento de La Mondragón', de Nacho Mayorga.
22 de febrero 'Soy una feria', de Ramírez Florido.
23 de febrero 'Mutilación', de Benjamín Santiago Montiel.
Hora y entradas 13.00 horas, 6 euros.
Una hora después se encienden los focos de la Sala Goya. Es el momento de Ensayo Acierto, un 'work in progress', proyectos en estado probeta que se exponen al público. Violeta Niebla y Cristian Alcaraz ofrecerán un avance de 'Parque', un texto escrito en directo que nace tras una mediación en el entorno; Ujo Teatro, expertos en explorar diferentes lenguajes artísticos, presentan 'La Misionera'; y Julia Martín muestra 'Par terre', una especie de performance musical con 'live looping' –la grabación y repetición en directo de sonidos, efectos, voces– que se desarrolla sobre una alfombra donde construye un espacio imaginario.
Todas ellas, defiende Alessandra García, propuestas que componen un «monumento efímero» que se abre a la ciudad y también al visitante. «Porque lo realmente importante de visitar un lugar es conocer lo que la sostiene, y parte de ello es la cultura autóctona», concluye.
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