Los restauradores trabajando sobre la fachada en la que han aparecido motivos arquitectónicos. Migue Fernández

Las pinturas que estuvieron ocultas dos siglos: rescatan murales en una rehabilitación en el centro de Málaga

Quibla Restaura recupera iconografía de estilo arquitectónico en la fachada de la actual sede de la Hermandad de la Salutación

Lunes, 28 de octubre 2024, 01:08

Las manos de cal fueron ocultando las obras. Una capa tras otra hasta que no quedó rastro de su existencia. Y así han permanecido más ... de dos siglos hasta que la restauración del edificio ha redescubierto unas pinturas murales del siglo XVIII, que están recuperando los colores y el brillo gracias a esta intervención. Pilares y elementos arquitectónicos lujosamente pintados han comenzado así a surgir en la fachada de este inmueble de las calles Parra y Cabello, que hoy alberga la Casa Hermandad de la Salutación y, que tras la reforma interior en 2022, afronta al fin el rescate de su exterior y su esplendor original.

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Situación del edificio en restauración, frente a la Iglesia de San Felipe Neri y actual sede de la Hermandad de la Salutación. Migue Fernández

«Empezamos los trabajos hace un par de semanas y no tardamos en encontrar abundante ornamentación de columnas, dinteles, basas y motivos arquitectónicos en torno a los vanos de las ventanas y balcones, además de unos antiguos óculos abiertos en el chaflán de calle Parras donde debía estar la clásica cartela con la información de la fecha de construcción, aunque estamos acotando su ejecución por las técnicas utilizadas y la comparativa con los edificios cercanos», explica la especialista Estrella Arcos, de Quibla Restaura, que dirige esta intervención que ha contado con la financiación del Instituto Municipal de la Vivienda del Ayuntamiento de Málaga. Mientras sus compañeros no dejan de rascar y limpiar esas capas de cal engordadas por el tiempo, la rehabilitadora deja un poco de suspense en el aire, aunque no tarda en desvelar la antigüedad estimada de los murales: en torno a la década de 1760.

Aunque algunas pinturas han desaparecido por intervenciones posteriores, los murales ocupaban los vanos de la fachada. Migue Fernández

Toda esta ornamentación era hasta ahora desconocida ya que se certificó su existencia tras las catas realizadas para redactar el proyecto de rehabilitación de la fachada. Asimismo, se ignoraba la extensión y calidad de las pinturas, que no se ha podido comprobar hasta el desarrollo de los actuales trabajos. En este sentido, la mayor parte de las piezas pictóricas se encuentran en la zona media y superior de este inmueble de baja más una planta, ya que la inferior se encuentra más intervenida y reformada, con partes añadidas de morteros para solucionar humedades u otros problemas que eliminaron las obras artísticas originales. Lo paradójico es que todas esas capas de cal impuestas sobre la decoración actuó como una piel protectora durante estos dos siglos que han permanecido ocultas, lo que permitió preservar y conservar en buen estado la mayor parte de este programa iconográfico.

Vinculación con San Felipe

La aparición de estas pinturas murales completa el mapa del urbanismo decorativo de la Málaga del siglo XVIII, cuando este tipo de ornamentación pictórica era la habitual en los edificios de la capital, como lo demuestran casos también cercanos como el Museo del Vidrio, la antigua Casa Cuna –fachada posterior del Centro Cultural MVA– o la vecina Iglesia de San Felipe Neri. «Los propietarios de edificios que no podían pagar mármoles o calizas como los que se utilizaban para las portadas de las iglesias imitaban con pinturas murales esa decoración que entonces estaba de moda», explica Estrella Arcos sobre este modelo artístico tan habitual en la capital hace algo más de dos siglos.

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El delicado trabajo de los restauradores está sacando a la luz las pinturas murales. Migue Fernández

El caso del edificio de calle Parras y Cabello muestra además una vinculación decorativa con el templo de San Felipe Neri, cuya torre se encuentra a escasos metros. Así, algunos de los elementos que han comenzado a emerger en su fachada con la rehabilitación de Quibla, caso de las columnas, son casi gemelos a los que también se pueden ver en el exterior de la Iglesia. Una similitud que también alcanza a otros inmuebles de la zona, aunque como explica la restauradora Estrella Arcos no existen escuelas o autores de aquella época cuyo trabajo haya llegado documentado a nuestros días.

La decoración de la fachada se relaciona con la de edificios cercanos como el Museo del Vidrio o la Iglesia San Felipe Neri

La singularidad en este caso es que la relación decorativa entre la iglesia y el inmueble en rehabilitación tiene también raíces históricas ya que, según explica el hermano mayor de la Salutación, Javier Castillero, en el siglo XVIII el edificio que hoy ocupa su hermandad fue propiedad del padre Pardo de la Casta, un sacerdote filipense que en su testamento de 1783 dejaba este patrimonio y otros colindantes al Oratorio de San Felipe Neri. No obstante, la finca se vio afectada por la desamortización de Godoy a finales de aquel siglo y pasó por diferentes propietarios hasta que el Obispado volvió a ser recientemente su titular y se lo vendió a la actual cofradía que tiene sus titulares en la vecina iglesia. Así, la vida paralela entre el edificio y el templo sigue prolongándose más de dos siglos después.

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La recuperación de la fachada es la segunda fase del proyecto de la Casa Hermandad de la Salutación, que ya rehabilitó el interior y ahora está pendiente de los permisos de la Gerencia de Urbanismo para la esperada culminación del proyecto de su sede con la construcción en el solar colindante de calle Parras de la ampliación en la que se ubicará el salón de tronos.

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