¿Por qué un pintor da nombre a los premios del cine español?

La propia Academia relata el proceso de bautismo. 12 de noviembre de 1985. Restaurante O'Pazo de Madrid. Los directores Luis García Berlanga y Carlos Saura, los actores José Sacristán y Charo López y los directores de producción Marisol Carnicero y Tedy Villalba se reúnen con otros compañeros del gremio para debatir los problemas del sector y sentar las bases de la Academia y de los premios. Un mes después todavía no tenían claro cómo llamar a los galardones. El debate se centraba en varias propuestas: Premios Lumière, Premios Buñuel o Soles. Sin embargo, los académicos votaron en asamblea y ganó Goya.

«El argumento elegido para justificar esta decisión era que Goya, aparte de ser un pintor mundialmente conocido y representativo de la cultura española, resultaba un nombre corto y semejante a los de los Oscar o César que existían en Estados Unidos y Francia», brindan desde la Academia de Cinematografía. «Propuesto en asamblea, los académicos se enzarzaron en una nueva polémica, zanjada a la postre por el director artístico Ramiro Gómez, quien recordó a los asistentes que Goya había tenido un concepto pictórico cercano al cine y que varias de sus obras más representativas tenían casi un tratamiento secuencial«, añaden desde la institución que el próximo sábado entregará en Málaga estos galardones en una ceremonia organizada en el Palacio de Deportes Martín Carpena.

En la justificación del bautizo también participó el propio Carlos Saura, que años más tarde firmaría la película 'Goya en Burdeos' (1999), con Paco Rabal llevándose, justo, el Goya como mejor actor protagonista por dar vida al pintor. «No tengo la menor duda de que si Goya viviera hoy sería un cineasta. Entre la ficción y el documental se movería nuestro aragonés con la misma energía y desenvoltura, con el mismo talento, con la misma imaginación con la que siglos atrás dedicó una parte de su vida a dibujar y a pintar«, sostiene el cineasta. Tanto es así, que Saura defiende que Goya »era un cineasta creativo y poderoso antes de inventarse el cine. Por ello nada más acertado que llamar Goya a los premios de nuestra Academia de Cine«.

El premio también ha crecido en este tiempo. Los académicos se estrenaron con 16 categorías y en la primera edición todavía no recogían apartados como la mejor película infantil, canción o la distinción entre mejor guión original y adaptado. La relación fue aumentando hasta los 28 apartados actuales, tras las incorporaciones de mejor dirección de producción y mejores efectos especiales (1988), la separación de las dos categorías de guión (1989), mejor dirección novel, mejor cinta de animación y cortometrajes (1990), mejor película europea (1993), actor revelación (1995), canción (2001) y documentales (2002).

En aquella primera edición, el premio fue obra del malagueño Miguel Ortiz Berrocal y consistía en una de sus características esculturas desmontables. La pieza combinaba el busto de Goya con una cámara cinematográfica y una insignia que podía separarse y emplearse como broche. La pieza pesaba 15 kilos.

Tras el estreno de Berrocal, la fisonomía del premio cambió a la actual reproducción del busto de Goya realizado por Mariano Benlliure en 1902, con una considerable reducción del peso, que oscila entre dos kilos y medio y los tres kilos. Y desde entonces, hasta ahora.