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En los años 50, aquel chico procedente de una de las ciudades industriales del país, que empezaba a hacer fortuna como ilustrador en la Gran Manzana, se atrevió a enviarle una carta nada menos que al director del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), Alfred Barr, para ofrecer una de sus obras a la institución. El todopoderoso Barr echó mano de diplomacia para rechazar la propuesta de aquel desconocido. «Si hoy visitan el MoMA van a encontrar a más personas haciéndose fotografías delante de las latas de sopa Campbell's que de 'Las señoritas de Avignon'».
Con esa frase, el director artístico del Museo Picasso Málaga (MPM), José Lebrero, ilustraba ayer no sólo el ascenso al Olimpo de la Historia del Arte de Andy Warhol, sino su papel como casi el único artista del siglo XX capaz de mantenerle la mirada de la popularidad al genio malagueño. Ambos, Picasso y Warhol, se encuentran ahora en el MPM, última escala de la gran retrospectiva sobre el padre del arte pop que después de pasar por los CaixaFórums de Barcelona y Madrid recala ahora en el museo malagueño.
Todo lo que rodea a 'Warhol. El arte mecánico' parece digno del autor que hizo de la mercadotecnia una de las bellas artes. Un número de obras imponente, una galería de celebridades de la cultura popular contemporánea (con la presencia del escultor malagueño Miguel Berrocal), un puñado de obras incorporadas al imaginario colectivo de varias generaciones (de los retratos de Marilyn a las latas de Campbell's) y un lenguaje plástico de gran impacto visual y reconocible para una audiencia amplia. La fórmula parece llamada al éxito de público, en plena temporada alta turística en la Costa del Sol y con el precedente de los 485.000 espectadores recibidos en sus escalas anteriores.
Pero además, la retrospectiva comisariada por el propio José Lebrero juega la baza de ofrecer no sólo la obra más conocida de Warhol, sino también sus propuestas experimentales y menos manidas. Ahí están sus primeras creaciones como ilustrador para diversas revistas y las pequeñas películas de cuatro minutos a modo de retratos en movimiento (o no) de diversos personajes. Y justo la elección de estos retratados resume la capacidad de Warhol para moverse entre la 'alta' y la 'baja' cultura. Entre lo selecto y lo popular. Porque en sus 'Screen test' conviven Bob Dylan y Marcel Duchamp, Salvador Dalí y Alan Ginsberg.
La potencia del proyecto encuentra otro aliciente en la relación de 45 prestadores que han cedido obras para la muestra realizada en colaboración con la Fundación La Caixa. El MoMA, el Metropolitan Museum of Modern Art, el Centre Pompidou de París, la Tate londinense y el Museo Reina Sofía figuran en la relación de instituciones públicas y coleccionistas privados sumados a un proyecto que hoy abre sus puertas sus puertas al público y que podrá visitarse en el MPM hasta el próximo 16 de septiembre.
De este modo, 'Warhol. El arte mecánico' repasa a través de casi 400 piezas las tres décadas de trayectoria creativa del padre del arte pop desde sus inicios en la industria editorial hasta su reinado en la escena cultural y social neoyorquina. En la primera línea surgen los grandes iconos populares de su producción, como sus retratos de Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, Jackie Kennedy o Elvis Presley hasta sus reproducciones de las latas de sopa Campbell's y de las cajas de estropajos Brillo. Lo cotidiano elevado a objeto artístico, la gran muesca deWarhol Historia del Arte.
Y a ese discurso incorpora la exposición piezas más singulares como las 'Silver Clouds' realizadas con un material empleado por la Nasa y la conversión de la última sala del montaje en una de las sesiones de música y vídeo experimental que Warhol firmó hace medio siglo en Nueva York junto a la banda The Velvet Underground liderada por Lou Reed.
Así la muestra da cuenta en su propio discurso de ese maridaje entre el gusto popular y la transgresora vanguardia que Warhol cultivó en su ecléctica trayectoria. Y al mismo tiempo, la exposición ofrece un suculento paseo por las principales obsesiones del artista, tales como la fama, el dinero, la música, el amor y la muerte.
Grandes lienzos y pequeñas ilustraciones, polípticos imponentes y dibujos a mano desfilan ante la mirada del espectador en una propuesta que deja para sus últimos instantes una pequeña delicia: los retratos de Warhol firmados por algunos popes de la fotografía contemporánea. Aquí Richard Avedon, Robert Mapplethorpe, Alberto Schommer y Cecil Beaton son algunos de los autores de las 25 instantáneas que esperan al visitante en una pequeña sala al final del recorrido.
«Warhol ha sido acogido en la casa de Picasso, uno de sus grandes héroes. Quizá no hay tantos artistas que despierten esta fascinación mundial, no sólo con su trabajo sino también con sus vidas. El trabajo y la biografía se ven entrelazados y es muy importante entender eso a la hora de valorar a estos artistas», saludaba el director del Museo dedicado a Warhol en su ciudad natal, Pittsburgh, Patrick Moore. En su intervención, Moore también reivindicaba el carácter novedoso del montaje: «Esta exposición es una visión nueva y diferente de Andy Warhol no sólo habla de su trabajo sino también sobre cómo hizo su trabajo».
Una exposición «muy accesible a cualquier tipo de público», en palabras del consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez. Por su parte, la directora general adjunta de la Fundación La Caixa, Elisa Durán, destacaba que 'Warhol. El arte mecánico' representa «una de las exposiciones más visitadas» en el currículum de la entidad, al tiempo que destacaba la colaboración entre el MPM y la Fundación La Caixa cuajada en este proyecto: «Esa apuesta por sumar esfuerzos tiene estas magníficas consecuencias».
También el presidente del Consejo Ejecutivo del MPM, mecenas de la institución y nieto del artista, Bernard Ruiz-Picasso, se felicitaba por el encuentro entre los dos artistas: «La sinergia que se puede encontrar dentro del conjunto del Museo Picasso Málaga con las obras de Picasso y de Warhol me parece un conjunto muy interesante que permite trasladar al público el contenido de la modernidad».
Picasso y Warhol, dos tótems del arte del siglo XX, dos artistas convertidos en iconos, dos reclamos casi insuperables en el negocio del arte.
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