![Pia Cramling, leyenda viva del ajedrez, en Málaga: «Me gusta poder animar a otras mujeres a seguir»](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2023/03/21/pia-RQSsIvPjJIStEzkmOg8XgfP-1200x840@Diario%20Sur.jpeg)
![Pia Cramling, leyenda viva del ajedrez, en Málaga: «Me gusta poder animar a otras mujeres a seguir»](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2023/03/21/pia-RQSsIvPjJIStEzkmOg8XgfP-1200x840@Diario%20Sur.jpeg)
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Cuando empezó a competir tenía el pelo corto, vestía pantalón y firmaba como P. Cramling. Que nada desvelara, hasta que resultara inevitable, que quien jugaba era una chica. Pia Cramling (Estocolmo, 1963) escondía su condición de mujer para evitar que la infravaloraran, para que no ... la enviaran al último tablero de la esquina presuponiendo que ella tendría menos nivel. Le costó: «Una chica necesita hacerlo mucho mejor que un chico para tener el respeto». Pero lo consiguió. La ajedrecista sueca conquistó el título de Gran Maestro absoluto en 1992, durante diez años estuvo entre los tres jugadores más fuertes del mundo, durante tres décadas se ha mantenido en el 'top ten' y hoy, 45 años después de su primera olimpiada (otoño de 1978, Buenos Aires), continúa disfrutando frente a las 64 casillas. De todo esto y más charlará este jueves en el ciclo La Térmica Ajedrez, en el centro cultural de la Diputación, con Manuel Azuaga, autor del libro y de la sección 'Cuentos, jaques y leyendas' en SUR. Después, lo demostrará en una exhibición de partidas simultáneas.
«Me gusta poder ser un ejemplo para las mujeres que están entre los 35 y 40 años que han tenido sus hijos y no saben si volver a jugar o dejarlo. Se puede volver, se puede seguir luchando. Cada vez hay más mujeres en esto. Me gusta animar a otras a seguir jugando durante toda su vida», declara con rotundidad Pia Cramling. Ella es la prueba: a sus 59 años, en 2022, volvió a hacerse con la medalla de oro en la última olimpiada en Chennai. Toda una leyenda viva del ajedrez.
Pia Cramling responde al teléfono en un correctísimo español. Compañera de vida del ajedrecista Juan Manuel Bellón, Fuengirola ha sido su casa durante años. Aquí nació su hija Anna y al «calor» de la Costa regresa cada vez que puede. Como ahora. Se le escucha reír al otro lado cuando se le menciona ese nuevo título conquistado para su carrera: 'la Gambito de Dama sueca'. Pero no es descabellado pensar que algo de ella inspirara a Walter Tevis para el libro que después se haría mundialmente famoso en forma de serie de Netflix.
Dos años antes de que Tevis firmara esa historia, en 1982, Pia Cramling se enfrentaba contra Korchnói, el segundo mejor jugador del mundo, en el Lloyds Bank Masters Open. Y la partida terminó en tablas: una chica de 19 años había plantado cara a uno de los jugadores más potentes del momento. Una proeza. Ahora la mujer representa el 10% del sector profesional, pero en los años ochenta Pia Cramling era casi la única en los torneos mixtos abiertos. Porque a ella nunca le interesó el título de campeona mundial de ajedrez en la categoría femenina, ella quería ser Gran Maestro. «Yo quería ser uno más entre los chicos», resalta.
Y Pia Cramling confiesa: «Me he sentido sola, muy sola, pero me han respetado». Sobre todo, cuando su lugar en el ranking ya era incontestable. De pequeña se apoyaba en su hermano Dan, que también jugaba; y de mayor en su pareja, Juan Manuel Bellón. «Sin él nunca hubiera dedicado mi vida al ajedrez como he hecho». Juntos tuvieron a Anna, una más en los torneos desde que cumplió los tres meses. Hoy es una 'influencer' del ajedrez desde su canal de Youtube. «Podría haber sido demasiado, pero ella también ha encontrado la alegría en el ajedrez a su manera, y le va muy bien», expresa con orgullo su madre.
Por su parte, seguirá peleando su lugar frente al tablero mientras lo siga disfrutando. Porque, dice, es la «pasión» lo que le da sentido a este deporte. A falta de pocas semanas para cumplir los 60, Pia Cramling asegura que la memoria ya no es lo que era, que no tiene tanta energía y que debe seleccionar dónde y cuándo competir, pero no tiene ninguna intención de parar. «Ahora soy la número 25 del mundo, pero sigo luchando porque esto es lo que me gusta».
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